El giro decolonial.indd - Patricio Lepe Carrión
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la noción de “frontera” de Gloria Anzaldúa. Sin embargo, dice Escobar, estos<br />
esfuerzos difícilmente retoman el potencial de las contribuciones de la teoría<br />
feminista para el encuadre del PM/C (Escobar, 2004). Como bien señala<br />
Escobar, hay ciertos puntos de conexión entre el PM/C y la teoría feminista.<br />
La misma crítica androcéntrica que ha articulado el feminismo es asumida<br />
por el PM/C, en su sospecha del discurso universalista o, sea, en el reconocimiento<br />
de que ‘el discurso moderno es también un discurso masculinista’<br />
(Escobar, 2004, p. 73). Igualmente, el PM/C asume el carácter situado de<br />
todo conocimiento; el mismo en el que ha venido insistiendo la epistemología<br />
feminista, bajo distintas fórmulas: la violencia epistémica (Spivak, 1985;<br />
1999); el paradigma S-S (Evelyn Fox-Keller, 1985); la objetividad parcial (Donna<br />
Haraway, 1991); el Feminist Point of View (Sandra Harding, 1993); las<br />
zonas grises del saber (Nidza Correa, 2002, comunicación personal); o, por<br />
último, el nego-feminismo (Obioma Nnaemeka, 2004), entre muchas otras<br />
propuestas. Entonces, tomando en cuenta lo anterior, no se puede negar que<br />
el PM/C dialoga con los feminismos contemporáneos. <strong>El</strong> punto problemático<br />
es bajo qué términos ha construido ese diálogo.<br />
Más que una demanda explícita a referentes de la producción intelectual<br />
de teorías feministas (en aquellos puntos donde el PM/C coincide con ella),<br />
lo interesante sería pensar cuáles son los mecanismos a través de los cuales,<br />
distintas corrientes críticas desarrolladas en América Latina (incluidos los<br />
estudios culturales, de los que el PM/C es parte), están negándole estatus<br />
epistémico a las “historias locales” producidas desde los feminismos; especialmente,<br />
desde los feminismos articulados en la periferia, a partir del serio<br />
cuestionamiento al eurocentrismo de las luchas que, reivindicando a la Mujer<br />
universal, suprimen las diferencias de clase, raza, orientación sexual y, por supuesto,<br />
la “diferencia colonial”.<br />
Una vía sugerente para comprender cómo funciona la supresión del estatus<br />
epistémico de las teorías feministas es la propuesta de Claudia de Lima<br />
Costa. 20 Esta autora sostiene que, en el actual escenario de identidades<br />
fragmentadas, de zonas de contacto y de epistemologías de frontera, es pertinente<br />
que la crítica feminista indague, tanto el proceso de traducción cultural<br />
de la teoría feminista, como el desarrollo de —lo que se ha llamado— la<br />
habilidad geopolítica o transnacional para leer y escribir. Esta indagación,<br />
según Costa de Lima, contribuiría a entender cuáles son los sentidos y las<br />
institucionalidades a través de las cuáles los conceptos/discursos/teorías<br />
feministas logran alcanzar, temporal o a veces permanentemente, un estatus<br />
de ‘residencia’ en las diferentes economías de representación (Lima de Costa,<br />
2006). En este sentido, si con la autora, asumimos que ‘los actos de lectura<br />
(modos de recepción) son actos de apropiación llevados a cabo en contextos<br />
de poder (institucional, económico, político y cultural)’ (Lima de Costa, 2006,<br />
p. 7), el asunto no sería simplemente demandar la presencia del feminismo en<br />
20 Agradezco a mi amiga y colega, Pascha Bueno, por esta referencia y por compartir sus<br />
siempre interesantes refl exiones al respecto.<br />
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