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participación real y efectiva, no simulada ni consultiva, de los actores locales; generación de estrategias conjuntas de largo plazo, que tienen en cuenta la noción cíclica del espacio-tiempo; potenciamiento de una perspectiva ecofeminista, que privilegia lo afectivo, generando compromisos puntuales; empleo de lenguajes claros y articulados a las prácticas cotidianas. Todas estas propuestas se centran en el establecimiento de un diálogo entre el conocimiento local (ecosofías) y el conocimiento científi co occidental, para el benefi cio y la continuidad del primero, aceptando las transformaciones del segundo. Diálogo que, siguiendo a Reichel-Dolmatoff y a Mignolo, denomino “post-occidental”, y que hace contrapeso a la hegemonía del conocimiento científi co/empresarial presente en las políticas globales y estatales de biodiversidad. Explorar en la práctica concreta estos espacios liminares, trasegando umbrales, obliga a cuestionarse por lo que es y pueda llegar a ser el conocimiento en un mundo donde sean posibles la democracia y la diversidad epistémica. Pienso concretamente en una ciencia transmoderna 29 y postoccidental amazónica, centrada en lo común, en la “reproducción” de la vida en el planeta Tierra, a partir del “biopoder de la abundancia”. La necesidad de superar la crisis ambiental actual nos coloca en un espacio intercultural privilegiado, que actualiza una “gnosis de frontera” (Mignolo, 2000) en la cual es posible atender a otros modelos de naturaleza y su visión multidimensional del conocimiento y la mente (afectivo, corporal, espiritual, mítico, concretorazonable). La ciencia post-occidental transmoderna está en construcción y continúa “tejiendo” defi niciones no eurocentradas de saber, dando continuidad al proyecto descolonizador; esta ciencia renuncia, tanto al atomismo y al fundamentalismo culturales como al universalismo abstracto occidental, cruzando umbrales más allá de los dualismos fundamentalistas, y articulando estrategias nómadas. En este sentido, por ejemplo, la ecosofía de la multiplicación de la vida y las ciencias de la complejidad (como desarrollo científi co occidental, mas no eurocéntrico) 30 pueden co-devenir a través de una episteme post-occidental basada en lo caótico, en lo relacional, en lo holista, en la conectividad que repercute para nosotros en nuevas estrategias tecnocientífi cas y culturales que concretan una conciencia ecológica global. En la era actual y por venir se hace cada vez más relevante pensar/imaginar mundos socio-culturalesambientales emergentes; mundos donde hay espacio para todos/as; mundos donde la potencia de vida triunfe sobre el poder de corrupción; mundos que de nuevo concreten el ensueño de la abundancia. 29 El término “transmodernidad” lo tomo de Enrique Dussel, quien lo emplea para referirse a una interacción cultural que vaya más allá de los cánones hegemónicos impuestos por la modernidad (Dussel, 2000). 30 Por “ciencias de la complejidad” me refi ero, sobre todo, a los trabajos de Ilya Prigogine, Gregory Bateson, Fritjof Capra, Francisco Varela y Edgar Morin, entre otros. 190
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participación real y efectiva, no simulada ni consultiva, de los actores locales;<br />
generación de estrategias conjuntas de largo plazo, que tienen en cuenta<br />
la noción cíclica del espacio-tiempo; potenciamiento de una perspectiva<br />
ecofeminista, que privilegia lo afectivo, generando compromisos puntuales;<br />
empleo de lenguajes claros y articulados a las prácticas cotidianas. Todas<br />
estas propuestas se centran en el establecimiento de un diálogo entre el conocimiento<br />
local (ecosofías) y el conocimiento científi co occidental, para el<br />
benefi cio y la continuidad del primero, aceptando las transformaciones del<br />
segundo. Diálogo que, siguiendo a Reichel-Dolmatoff y a Mignolo, denomino<br />
“post-occidental”, y que hace contrapeso a la hegemonía del conocimiento<br />
científi co/empresarial presente en las políticas globales y estatales de biodiversidad.<br />
Explorar en la práctica concreta estos espacios liminares, trasegando<br />
umbrales, obliga a cuestionarse por lo que es y pueda llegar a ser el conocimiento<br />
en un mundo donde sean posibles la democracia y la diversidad<br />
epistémica. Pienso concretamente en una ciencia transmoderna 29 y postoccidental<br />
amazónica, centrada en lo común, en la “reproducción” de la vida<br />
en el planeta Tierra, a partir del “biopoder de la abundancia”. La necesidad<br />
de superar la crisis ambiental actual nos coloca en un espacio intercultural<br />
privilegiado, que actualiza una “gnosis de frontera” (Mignolo, 2000) en la cual<br />
es posible atender a otros modelos de naturaleza y su visión multidimensional<br />
del conocimiento y la mente (afectivo, corporal, espiritual, mítico, concretorazonable).<br />
La ciencia post-occidental transmoderna está en construcción y<br />
continúa “tejiendo” defi niciones no eurocentradas de saber, dando continuidad<br />
al proyecto descolonizador; esta ciencia renuncia, tanto al atomismo y<br />
al fundamentalismo culturales como al universalismo abstracto occidental,<br />
cruzando umbrales más allá de los dualismos fundamentalistas, y articulando<br />
estrategias nómadas.<br />
En este sentido, por ejemplo, la ecosofía de la multiplicación de la vida y<br />
las ciencias de la complejidad (como desarrollo científi co occidental, mas no<br />
eurocéntrico) 30 pueden co-devenir a través de una episteme post-occidental<br />
basada en lo caótico, en lo relacional, en lo holista, en la conectividad que<br />
repercute para nosotros en nuevas estrategias tecnocientífi cas y culturales<br />
que concretan una conciencia ecológica global. En la era actual y por venir<br />
se hace cada vez más relevante pensar/imaginar mundos socio-culturalesambientales<br />
emergentes; mundos donde hay espacio para todos/as; mundos<br />
donde la potencia de vida triunfe sobre el poder de corrupción; mundos que<br />
de nuevo concreten el ensueño de la abundancia.<br />
29 <strong>El</strong> término “transmodernidad” lo tomo de Enrique Dussel, quien lo emplea para referirse<br />
a una interacción cultural que vaya más allá de los cánones hegemónicos impuestos por<br />
la modernidad (Dussel, 2000).<br />
30 Por “ciencias de la complejidad” me refi ero, sobre todo, a los trabajos de Ilya Prigogine,<br />
Gregory Bateson, Fritjof Capra, Francisco Varela y Edgar Morin, entre otros.<br />
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