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El giro decolonial.indd - Patricio Lepe Carrión

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la importancia de la visión en la mística cristiana. Esta mirada fue secularizada<br />

y pragmatizada para los fi nes de expansión capitalista, y se ve refl ejada<br />

en el desarrollo de la cartografía, como mecanismo de control colonial sobre<br />

las tierras de ultramar (Mignolo, 1995). La matematización de la perspectiva<br />

permitió, así, el control sobre los espacios geográfi cos coloniales y sus gentes.<br />

Lo cual supone la ubicación intensifi cada de un punto de observación<br />

atemporal, universalizable. Según Castro-Gómez, esta hybris del punto cero<br />

posibilita el establecimiento de criterios jerárquicos sobre los sistemas de conocimiento<br />

endógenos de los grupos dominados.<br />

Me refi ero a una forma de conocimiento humano que eleva pretensiones de objetividad<br />

y cientifi cidad, partiendo del presupuesto de que el observador no forma parte<br />

de lo observado. Esta pretensión puede ser comparada con el pecado de la hybris,<br />

del cual hablaban los griegos, cuando los hombres querían, con arrogancia, elevarse<br />

al estatuto de dioses. Ubicarse en el punto cero equivale a tener el poder de un Deus<br />

absconditus que puede ver sin ser visto, es decir, que puede observar el mundo sin<br />

tener que dar cuenta a nadie, ni siquiera a sí mismo, de la legitimidad de tal observación.<br />

Equivale, por tanto, a instituir una visión del mundo reconocida como válida,<br />

universal, legítima y avalada por el Estado. Por ello, el punto cero es el del comienzo<br />

epistemológico absoluto, pero también el del control económico y social sobre el mundo.<br />

Obedece a la necesidad que tenía el Estado español (y luego todas las demás potencias<br />

hegemónicas del sistema mundo) de erradicar cualquier otro sistema de creencias<br />

que no favoreciera la visión capitalista del homo oeconomicus. Ya no podían coexistir<br />

diferentes formas de “ver el mundo”, sino que había que taxonomizarlas, conforme a<br />

una jerarquización del tiempo y el espacio. Todas las demás formas de conocer son<br />

declaradas como pertenecientes al “pasado” de la ciencia moderna; como “doxa” que<br />

engaña los sentidos; como “superstición” que obstaculiza el tránsito hacia la “mayoría<br />

de edad” (Castro-Gómez, 2005b, p. 63).<br />

Pero ahora, con el advenimiento del capitalismo global, esta estrategia de la<br />

mirada moderno/colonial puede ser complementada con su transformación<br />

en los discursos posmodernos del desarrollo sostenible, que toman como un<br />

hecho natural la “escasez”. A la “hybris del punto cero”, propia de la sociedad<br />

capitalista/industrial, se le añade ahora la “gula de la visión”, como forma de<br />

observación poscolonial.<br />

La acumulación de capital, posibilitada por el saqueo y explotación de<br />

las colonias, generó y continúa generando, en los centros del sistema-mundo,<br />

una sociedad del confort basada en el consumo de bienes suntuarios.<br />

Este “confort” supone la producción de cuerpos articulados a partir de un<br />

irrefrenable estado de sobre-excitación, que se encuentra en la base de la<br />

reproducción del capital a partir del circuito de producción y consumo (Virilio,<br />

1996). Ahora bien, el confort y la sobreexcitación producen la gula de<br />

la mirada, es decir, la búsqueda insaciable de nuevas fuentes de consumo.<br />

La gula de la mirada se hace evidente en los discursos del desarrollo sostenible<br />

y, en general, en el proceso de ambientalización y “conservación” de la<br />

naturaleza (Escobar, 1996). <strong>El</strong> “desarrollo sostenible” surge en el contexto<br />

de incertidumbre que a partir de los años setenta produce, por una parte,<br />

el incumplimiento de las promesas del desarrollo en los países periféricos y,<br />

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