El giro decolonial.indd - Patricio Lepe Carrión
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continuar el ataque frontal de Nietzsche a la fi losofía moderna centrada en<br />
la epistemología, con la elaboración de lo que él llamó ontología fundamental.<br />
La formulación heideggereana de un nuevo comienzo para la fi losofía<br />
consistió en una rearticulación de la pregunta sobre el ser, la cual infl uyó a<br />
muchos otros intelectuales subsiguientes, como al franco-argelino Jacques<br />
Derrida, entre otros.<br />
Tuve la fortuna de ser introducido al pensamiento de Heidegger por la<br />
profesora Joan Stambaugh, quien trabajó con Heidegger por algún tiempo<br />
en Alemania. <strong>El</strong>la es la traductora de varios trabajos de Heidegger al inglés,<br />
incluyendo su opus magnus, Ser y Tiempo. 5 Después de haber estudiado a<br />
Heidegger con ella, comencé a leer cuidadosamente a autores de la tradición<br />
fenomenológica, particularmente a Jean-Paul Sartre, Edmund Husserl y<br />
Jacques Derrida. Gradualmente me di cuenta de los variados acentos, los<br />
acercamientos originales y las diferentes preguntas que estaban en el centro<br />
de estos y otros fi lósofos que estaban en conversación con la fenomenología.<br />
Pero no fue sino hasta leer el trabajo del pensador judío-lituano, Emmanuel<br />
Levinas, que desperté de mi sueño ontológico. <strong>El</strong> trabajo de Levinas no era<br />
sólo una variación de la fi losofía europea o de un tema fenomenológico. En él<br />
encontré una subversión radical de la fi losofía occidental. Levinas refl exiona<br />
a partir de fuentes judías, y no sólo griegas. Conceptos e ideas provenientes<br />
del judaísmo complementan y, a veces, inclusive, remplazan ideas griegas<br />
y cristianas en su armazón fi losófi ca. Esta subversión le permitió a Levinas<br />
presentar una idea muy particular de la fi losofía y de la vocación del ser<br />
humano: el comienzo del fi losofar no consta en el encuentro entre sujeto y<br />
objeto sino en la ética, entendida como relación fundamental entre un yo y<br />
otro. <strong>El</strong> trabajo de Levinas me sorprendió y fascinó. Después de haber estado<br />
expuesto a los trabajos fundamentales de los llamados “maestros de la<br />
sospecha” en Occidente, a saber, Marx, Nietzsche y Freud, mi horizonte de<br />
posibilidades no contenía la idea de una ruptura como ésta. <strong>El</strong> pensamiento<br />
de Levinas dis-locaba los ejes del pensamiento crítico, al introducir coordenadas<br />
de pensamiento que no se podían explicar solamente como variaciones<br />
creativas o innovaciones dentro de la episteme europea moderna, ya fuera<br />
en términos del trabajo, de la voluntad de poder, o del inconsciente. Quería<br />
saber más sobre el trabajo de Levinas, pero mi interés principal no residía<br />
tanto en convertirme en un experto en su pensamiento, sino en aprender su<br />
acercamiento y método, o forma de interpretación. Estaba seguro de que el<br />
camino de refl exión que Levinas abrió para sí era tan rico y productivo como<br />
el pensamiento que él oponía. Era también, a todas luces, una propuesta de<br />
trabajo que merecía ser continuada y profundizada, a la vez que puesta en<br />
conversación con el trabajo de pensadores similarmente herejes de la tradición<br />
fi losófi ca occidental. 6<br />
5 Véase Martin Heidegger (1996).<br />
6 <strong>El</strong> concepto de herejía que me parece más apropiado en este contexto es expuesto en Anthony<br />
Bogues (2003).<br />
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