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El nuevo consumismo - La Sociedad Civil en línea

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Los <strong>nuevo</strong>s estrategas del marketing ti<strong>en</strong>e <strong>en</strong> claro que lo más importante es desarrollar un<br />

vínculo con el pot<strong>en</strong>cial cli<strong>en</strong>te, y mant<strong>en</strong>erlo por el más largo tiempo posible. Estos recuerdan<br />

que cada persona ti<strong>en</strong>e un "valor de esperanza de vida", con el que se calculan las v<strong>en</strong>tas que se<br />

le podrán realizar a esa persona si se manti<strong>en</strong>e como un cli<strong>en</strong>te durante toda su vida. Rifkin cita<br />

un cálculo según el cual un cli<strong>en</strong>te "fiel" de un supermercado repres<strong>en</strong>taba <strong>en</strong> 1990 más de 3.800<br />

dólares por año. Estos vínculos sost<strong>en</strong>idos no están repres<strong>en</strong>tados por la publicidad tradicional,<br />

sino por otras más novedosas. Según Rifkin son las llamadas tecnologías de relación (tecnologías<br />

r), con las que se prioriza el acceso y mant<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to de una red; las v<strong>en</strong>tas son una consecu<strong>en</strong>cia<br />

de ello.<br />

Pert<strong>en</strong>ecer a un red de intercambio o de pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia es hoy tan importante como ser propietario.<br />

<strong>El</strong> problema es que el ingreso a esas redes debe ser comprado, o, a la inversa, se debe estar<br />

dispuesto a v<strong>en</strong>derse a ellas. Rifkin profetiza que "el acceso, y no la mera propiedad, será lo que<br />

determine de manera creci<strong>en</strong>te el estatus personal".<br />

Posesión, uso y diversión<br />

Otro cambio destacado se refiere al énfasis <strong>en</strong> el servicio y el uso, <strong>en</strong> lugar de la posesión <strong>en</strong><br />

propiedad de lo que se consume. En este caso la economía se "desmaterializa", ya que la cuestión<br />

no está <strong>en</strong> acaparar propiedades, sino <strong>en</strong> poder acceder al uso. Rifkin provee ejemplos de este<br />

cambio, tales como el alquiler de autos por largos períodos de tiempo <strong>en</strong> lugar de su adquisición.<br />

Ese cambio a su vez se relaciona con la naturaleza de los bi<strong>en</strong>es que son consumidos. Un estudio<br />

realizado <strong>en</strong> Gran Bretaña demostró que los gastos de consumo personales se duplicaron <strong>en</strong>tre<br />

1954 y 1994, pero de manera muy heterogénea (Jackson y Marks, 1996). <strong>El</strong> gasto para cubrir<br />

necesidades llamadas básicas, como los alim<strong>en</strong>tos, aum<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> promedio 35% <strong>en</strong> esos 40 años.<br />

En cambio, el dinero dedicado a necesidades que distan de ser básicas aum<strong>en</strong>tó drásticam<strong>en</strong>te; el<br />

gasto <strong>en</strong> recreación y diversión aum<strong>en</strong>tó 400%, seguido por la compra de electrodomésticos<br />

(385%), comunicación (341%) y transporte y viajes (293%).<br />

<strong>La</strong> composición interna de esos rubros también arroja datos interesantes; por ejemplo, el costo de<br />

un vehículo aum<strong>en</strong>tó, pero lo ha hecho mucho más el costo de su propiedad y gastos anexos<br />

(seguros, pat<strong>en</strong>te, mant<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to, estacionami<strong>en</strong>to, etc.). Como promedio, el gasto realizado <strong>en</strong><br />

necesidades que no son materiales, y que están fuertem<strong>en</strong>te asociadas a procesos sociales, creció<br />

200% <strong>en</strong> los 40 años considerados. Con este tipo de evid<strong>en</strong>cias resultará difícil contrariar a<br />

qui<strong>en</strong>es d<strong>en</strong>uncian un consumo suntuario.<br />

Es obvio que la compra de bi<strong>en</strong>es o de servicios no asegura la felicidad. Pese a la insist<strong>en</strong>cia de<br />

la publicidad, <strong>en</strong> la que una bebida cola promete amistad y amor, <strong>en</strong> los hechos la vida afectiva<br />

transita por otros caminos. <strong>El</strong> <strong>nuevo</strong> consumo, y <strong>en</strong> especial las tecnologías r., ofrec<strong>en</strong> la ilusión<br />

de sustituir parte de la vida afectiva humana, y <strong>en</strong> especial aquella que se realiza d<strong>en</strong>tro de<br />

grupos y comunidades.<br />

Rifkin y otros autores ti<strong>en</strong><strong>en</strong> claro que esas relaciones sigu<strong>en</strong> si<strong>en</strong>do <strong>en</strong> su es<strong>en</strong>cia transacciones<br />

mercantiles, por lo que los vínculos <strong>en</strong>tre las personas sigu<strong>en</strong> mediados por la economía y

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