recursos virtuales para problemas reales - liz vidal
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LA CONSTRUCCIÓN DE LOS<br />
SUJETOS TEXTUALES<br />
De lo anterior se deduce que<br />
tanto el Yo enunciador como el Tú<br />
destinatario son construcciones<br />
textuales que, al igual que los<br />
personajes de un texto, aparecen<br />
descriptos con determinadas<br />
competencias (en el orden del<br />
saber, del deber, del poder, del<br />
querer), y se le asignan determinadas<br />
acciones (leer, evaluar,<br />
votar, comprar cierto producto,<br />
etc.). En algunos casos los sujetos<br />
de la enunciación aparecen<br />
figurativizados en los textos bajo<br />
la forma de representantes<br />
icónicos o textuales.<br />
Por su propio carácter quizás<br />
resulte más evidente la figura del<br />
Yo enunciador, el que aparece<br />
claramente en los relatos en<br />
primera persona dotado de un<br />
nombre, una representación<br />
icónica, una historia,<br />
determinadas competencias (el<br />
saber fundamentalmente), etc. La<br />
tradición del análisis literario nos<br />
ha acostumbrado a percibir la<br />
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figura del narrador con claridad, aún en los textos en tercera persona.<br />
Aunque con mayor dificultad uno puede igualmente percibir la figura del Tú<br />
destinatario, y ana<strong>liz</strong>ar del mismo modo las designaciones, competencias y<br />
acciones que se le atribuyen a éste.<br />
En su análisis del relato indigenista, Teresa Mozejko brinda un interesante<br />
ejemplo de esta posibilidad. En efecto en un corpus de relatos definidos por su<br />
interés en mejorar las condiciones de vida de los indígenas, Mozejko observa<br />
cómo, en la construcción de las figuras de la enunciación, se presenta una serie<br />
de operaciones tendientes a manipular (hacer-hacer) al enunciatario –Tú<br />
destinatario en el esquema de Charaudeau–. Estas se dan tanto en la dimensión<br />
cognitiva (en la medida en que el enunciador se propone hacer-saber, hacerevaluar,<br />
o hacer-sentir) como pragmática (en tanto textos que esperan convertir<br />
al enunciatario en sujeto de hacer en el espacio extratextual, esto es más allá del<br />
mero acto de leer, produciendo cambios en el espacio social).<br />
En el caso particular que esta autora ana<strong>liz</strong>a, el relato construye un enunciatario<br />
con poder (prefigura así su lector no indígena) capaz de operar en el espacio<br />
extratextual las acciones requeridas <strong>para</strong> modificar la situación del indio. Dado<br />
que este enunciatario ya posee el poder, las estrategias de los textos se concentran<br />
en primer lugar sobre el saber (transmitir información sobre la situación<br />
de injusticia que sufren los indios, pero también hacerle saber al enunciatario<br />
que posee el poder de modificarla) y, en segundo lugar, sobre el querer, <strong>para</strong><br />
lo que se recurre a la manipulación pasional en este caso concreto, a través de<br />
la figura de la “compasión” y la “cólera”, entre otras (Cf. Mozejko 1994).<br />
Este corpus, que expone un caso particular dentro de la literatura, sirve no<br />
obstante <strong>para</strong> pensar las posibilidades discursivas <strong>para</strong> construir las figuras de<br />
los sujetos de la enunciación a los que nos referíamos con anterioridad. No resulta<br />
difícil reconocer esta instancia de “manipulación” (en el sentido de hacerhacer)<br />
en otros discursos como el publicitario, el político, el educativo, etc.<br />
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