recursos virtuales para problemas reales - liz vidal
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evaluadas de manera crítica y se<br />
articulen interdisciplinariamente<br />
con los aportes de otras<br />
disciplinas que conforman el<br />
campo de las Ciencias de la<br />
Educación. Tal contribución teórica<br />
permite entender, entre otras<br />
cuestiones, el rol de la tecnología<br />
en esta nueva “sociedad de la<br />
información” (Castells 1994).<br />
La tradición epistemológica<br />
francesa (Science de l´education o<br />
Ciencias de la Educación) se<br />
nutre de los aportes<br />
epistemológicos de disciplinas<br />
varias, entre las que se destaca<br />
las ciencias de la información. De<br />
este campo se retoma el aporte<br />
de Gregory Bateson (1990) <strong>para</strong><br />
quien los procesos de<br />
comunicación son indispensables<br />
<strong>para</strong> el logro de la enseñanza y el<br />
aprendizaje. Así entendida, la<br />
comunicación es “un proceso<br />
social permanente que integra<br />
múltiples modos de<br />
comportamiento: la palabra, el<br />
gesto, la mirada, la mímica, el<br />
espacio interindividual” (Bateson<br />
1990: 22-23).<br />
...46<br />
De Alsina (1995), otro referente de la teoría de la comunicación,<br />
retomamos la explicación de los contextos de producción, circulación y<br />
consumo de la información. Estos constructos teóricos, que se enmarcan<br />
en el campo de la semiótica, conforman las tres fases en las que se<br />
estructura la comunicación de masas.<br />
La producción, que está condicionada política y económicamente, se lleva a cabo en<br />
industrias dotadas de una organización productora de discursos […], el contexto de<br />
circulación [implicaría] dar cuenta del ecosistema comunicativo, […] los productos<br />
comunicativos generados sufren una intervención tecnológica, entrando en<br />
concurrencia en un ecosistema comunicativo donde circulan. Los distintos productos<br />
comunicativos son consumidos por diferentes tipos de audiencias. El consumidor<br />
interpreta estos discursos de acuerdo con su biografía y con sus conocimientos<br />
previos. (Alsina 1995: 86-88).<br />
Es coherente en el posicionamiento asumido que la interrelación entre la<br />
cultura y la política sean los contextos desde donde entender los procesos<br />
y práctica comunicacionales y educativas; por ello se revalorizan los<br />
aportes de Huergo (2001) y su propuesta de análisis e intervención en<br />
Comunicación / Educación. Del libro Comunicación / Educación (2001)<br />
retomamos una cita que permiten comprender la articulación entre estos<br />
conceptos:<br />
Sería posible sostener que existen dos caras de esa articulación entre formación de<br />
sujetos (objeto de la educación) y producción de sentidos (objeto de la comunicación):<br />
1. Una cara es la que se percibe en el análisis de cómo los equipamientos culturales<br />
producen disposiciones subjetivas: históricamente considerado, cada nuevo<br />
equipamiento en el marco de una cultura (como los son, por ejemplo, los medios y las<br />
nuevas tecnologías, pero también las distintas instituciones u organizaciones<br />
educativas) opera modificaciones en las disposiciones prácticas, las competencias, las<br />
percepciones, de los sujetos.<br />
2. Otra cara es la que nos permite visua<strong>liz</strong>ar la articulación entre interpelaciones y<br />
reconocimientos (o no reconocimientos): existen “invitaciones” a ser de determinadas<br />
maneras, que funcionan como interpelaciones o “modelos de identificación”<br />
(sostenidos por los medios, por las escuelas, por grupos generacionales, políticas,<br />
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