IN LAK´ECH Saludo Maya

preferí continuar este lento y paulatino ingreso por el lugar que había
comenzado: el arte. Así la literatura fantástica y el cine nutrían mis
pensamientos y me hacían soñar.
La exhaustividad de coleccionista y el gusto por la belleza me llevaron
a encargar en el exterior numerosos libros especializados, recorrer ferias del
libro, pequeñas librerías porteñas y casi una decena de bibliotecas entre las
que destacan las de la UBA, APA, Facultad de Psicología UNMDP, Leopoldo
Marechal, Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires, etc. Internet también
fue un soporte imprescindible por sus contactos y materiales, en su mayoría
fuentes secundarias como algunos cuentos que aquí aparecen
mencionados.
En distintas oportunidades invité a dos compañeros y amigos que
sabía interesados a sumarse a la tesis. Pero ya había emprendido un viaje
que, ante sus negativas, descubrí individual. Sin embargo, debo reconocer
que es individual solo formalmente ya que resultó una obra colectiva porque,
a partir de ese momento, encontré colaboración en un puñado de
interlocutores válidos que cuentan en sus filas a profesores, alumnos y
amigos. Por último se enriqueció a la luz de los comentarios, sugerencias y
cuestionamientos de esa caja de resonancia tan prolífera que es el grupo de
Investigación en Estudios Freudianos.
Mi alegría no podía ser mayor cuando tras breve conversación,
Orlando Calo había aceptado ser el supervisor de la tesis. Con su ayuda
insustituible le pudimos proveer un fundado suelo epistemológico. Recuerdo
una tarde cuando citó una pregunta de Heidegger en extremo conmovedora:
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