IN LAK´ECH Saludo Maya

Todos estos vocablos sugieren en esencia una concepción dualista de
la naturaleza humana, ya evidente en las primitivas creencias animistas, en
las que la sombra parece como una de las representaciones más antiguas
del alma…. En Egipto, Persia, Grecia y otras civilizaciones antiguas, la idea
primitiva de alma adoptó la forma de un doble de igual esencia que el
cuerpo. Un concepto estrechamente relacionado con el del doble es el de la
llamada bilocación o facultad de encontrarse en dos o más lugares al mismo
tiempo. Esta capacidad se atribuyó, por ejemplo, a los griegos Apolinio de
Tiana o Pitágoras y en la tradición cristiana a los santos Antonio de Padua,
Severo de Rávena, Ambrosio De Treveris o el Papa Clemente I. El ka
egipcio era un doble, manifestación de la fuerza vital, que llevaba una vida
independiente del cuerpo y era sinónimo del alma, pero igual designaba al
reflejo o a la sombra. Lo mismo ocurría con el favauli persa o el muntu del
África Negra (bantú), pero, asimismo, con el nahualli de los aztecas, el nahib
de los mayas (quinchés) o el Hualqui de los quechuas.
Las antiguas leyendas nórdicas y germánicas narran el encuentro con
el doble: la liberación del doble solía ser un acontecimiento nefasto que a
menudo presagiaba la muerte. Los mitos del alma viajera que abandona el
cuerpo del durmiente y adopta el aspecto de un animal o de una sombra son
otras tantas figuraciones de la duplicidad. Igualmente, las divinidades
precolombinas eran dobles y tenían atribuciones tanto benéficas como
maléficas. Esta dicotomía volverá a aparecer posteriormente en las figuras
simbólicas de las religiones, como por ejemplo el demonio y el ángel de la
guarda del cristianismo. La búsqueda del doble con sus aspectos ambiguos,
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