IN LAK´ECH Saludo Maya
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primera aparición en la literatura romántica. Más concretamente es Jean<br />
Paul en su novela Siebenkas (1796) donde menciona el vocablo por primera<br />
vez “se llama Doppelgänger a aquellos que se ven a sí mismos”.<br />
107<br />
Nosotros lo definiremos por una particular combinación entre aquellas<br />
coordenadas Kantianas espacio-tiempo. Digámoslo de una vez, encontrarse<br />
en dos lugares al mismo tiempo, es la fórmula del Doppelgänger. Aquí y<br />
ahora, pero además, allí y ahora. Daremos un ejemplo con un extracto de la<br />
novela Desesperación, en el que el protagonista se afana en la peculiar<br />
práctica de observarse a sí mismo en pleno acto sexual, a la manera de un<br />
voyeur:<br />
Sepultado mi rostro en los pliegues del cuello de Lydia, y<br />
mientras sus piernas comenzaban a entrelazarme, el cenicero,<br />
golpeado, caía al suelo desde la mesilla de noche, el universo<br />
entero caía tras él… y al mismo tiempo, incomprensible y<br />
deliciosamente, me encontraba en pie, plantado en el centro<br />
mismo de la habitación, apoyada una mano en el respaldo de la<br />
silla en donde ella había dejado las medias y las bragas. La<br />
sensación de encontrarme en dos sitios a la vez me<br />
proporcionaba una excitación extraordinaria. (Vladimir<br />
Navokov, 2004, p. 37)<br />
De la cita quiero destacar “al mismo tiempo” y “en dos sitios a la vez”<br />
que confirman, como dijimos, las dos propiedades definitorias del<br />
Doppelgänger.<br />
Consecuencias: El Yo no queda abovedado en nuestro cuerpo, se<br />
extiende por todas partes y sobre cualquier cosa. Mediante él podemos