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CDMC Temporada 2008-2009

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<strong>CDMC</strong> <strong>Temporada</strong> <strong>2008</strong>-<strong>2009</strong><br />

Auditorio 400. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía<br />

15<br />

19:30 horas<br />

09<br />

JUN<br />

Ensemble Residencias<br />

Trío Arbós:<br />

Juan Carlos Garvayo, piano<br />

Miguel Borrego, violín<br />

José Miguel Gómez, violonchelo<br />

Neopercusión:<br />

Juanjo Guillem, percusión<br />

Rafa Gálvez, percusión<br />

Juanjo Rubio, percusión<br />

Carlos Cuesta, director invitado<br />

Ramón Lazkano, compositor residente<br />

Hilda Paredes Alegoría tri-partita<br />

Ramón Lazkano Wintersonnenwende-3 *+<br />

Jo Kondo Eight categories<br />

George Benjamin Octet ++<br />

*+ Estreno absoluto, encargo del <strong>CDMC</strong><br />

++ Dirigida por Carlos Cuesta


<strong>CDMC</strong> <strong>Temporada</strong> <strong>2008</strong>-<strong>2009</strong><br />

Auditorio 400. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía<br />

15<br />

19:30 horas<br />

09<br />

JUN<br />

Ensemble Residencias<br />

Trío Arbós:<br />

Juan Carlos Garvayo, piano<br />

Miguel Borrego, violín<br />

José Miguel Gómez, violonchelo<br />

Neopercusión:<br />

Juanjo Guillem, percusión<br />

Rafa Gálvez, percusión<br />

Juanjo Rubio, percusión<br />

Carlos Cuesta, director invitado<br />

Ramón Lazkano, compositor residente<br />

Hilda Paredes Alegoría tri-partita (13’)<br />

Ramón Lazkano Wintersonnenwende-3 *+ (7’)<br />

Jo Kondo Eight categories (8’)<br />

George Benjamin Octet ++ (15’)<br />

*+ Estreno absoluto, encargo del <strong>CDMC</strong><br />

++ Dirigida por Carlos Cuesta<br />

Músicos invitados Carlos Gálvez Taroncher, clarinete<br />

Cécile Daroux, flauta<br />

Paul Cortese, viola<br />

Vitan Ivanov, contrabajo<br />

1


Depósito Legal: M-39.953-2001<br />

NIPO: 556-09-008-7<br />

2


GESTO, IMPROVISACIÓN Y COLOR<br />

Hilda PAREDES, Alegoría tri-partita<br />

Al referirse a Hilda Paredes (Tehuacán, 1957) uno teme caer<br />

en los tópicos de siempre: mujer y mexicana. Es imposible<br />

encontrar una entrevista a Paredes en la que la autora no<br />

tenga que dar cuenta de alguna cuestión relacionada con el<br />

hecho de ser compositora, mujer y mexicana, a pesar de llevar<br />

treinta años viviendo en Londres y de gozar de un prestigio<br />

bien asentado internacionalmente. Otro tópico bien extendido<br />

es el de la ascendencia maya de su música. Si bien es cierto<br />

que gran parte de su catálogo lleva títulos en idioma maya, en<br />

referencia a lo exclusivo y lo secreto que un idioma perdido<br />

como este puede evocar, es francamente difícil encontrar en<br />

la música de Paredes referencias folklóricas o antropológicas<br />

que justifiquen ese supuesto entroncamiento con los mayas.<br />

Es más, su estilo es perfectamente internacional, y sus técnicas<br />

compositivas, en ocasiones, elegantemente inglesas. Al<br />

hablar de sus referentes Paredes se refiere a Stravinsky,<br />

Lutoslawski, Takemitsu, Elliott Carter y a la música tradicional<br />

del norte de la India e Indonesia, y no al folklore mesoamericano<br />

o precolombino o a los nacionalistas Chávez, Revueltas u<br />

otros mexicanos.<br />

En la Alegoría tri-partita para violín, violonchelo y piano, realizada<br />

en el <strong>2008</strong> por encargo del Trio Arbós, a quien está dedicada<br />

la obra, con el patrocinio del Ernst von Siemens Musikstiftung,<br />

encontramos características familiares en la obra de<br />

Paredes: una plasticidad definida por las texturas, la tímbrica<br />

y las articulaciones más que por las armonías, una economía<br />

de medios que se traduce en una expresividad clara y directa,<br />

y un cierto interés por caracterizar a cada instrumento individualmente.<br />

Cada una de las cuatro secciones contrastantes de<br />

Alegoría tri-partita está caracterizada por “la gestualidad, la<br />

rítmica, el tratamiento melódico y las posibilidades instrumentales”,<br />

y vinculadas por elementos recurrentes que reaparecen<br />

en el transcurso de la obra. Esta Alegoría tri-partita<br />

tiene, además, algo de montaña rusa: el material más característico<br />

al oído son sus contínuas subidas y bajadas, tanto en<br />

su mínima expresión, como pueden ser los jetés microtonales<br />

de las cuerdas, hasta los grandes glissandi del piano y pasajes<br />

que ascienden o descienden de forma gradual. Todo ello, claro<br />

está, arropado por un sutil trabajo rítmico y melódico de con-<br />

3


4<br />

traste que lleva la obra mucho más allá de lo que pudiera<br />

parecer obvio.<br />

La autora explica así el desarrollo de Alegoría tri-partita: “La<br />

primera parte introductoria se caracteriza por ideas contrastantes<br />

que se suceden y que desembocan en un clímax virtuosístico<br />

en los tres instrumentos. Los confrontamientos de<br />

ideas: tremolando, pizzicato y cascadas en el piano, se suceden<br />

e interrumpen antes de desintegrarse en pizzicato en las cuerdas,<br />

lo que da paso a la primera transición caracterizada por<br />

col legno battuto sobre una nota que se ha tocado en pizzicato<br />

con la mano izquierda. Esta nueva textura desemboca en la<br />

segunda sección de la obra en la que prevalece el arco jeté en<br />

la cuerda en interacción con staccatos y arpegios en el piano.<br />

Una segunda transición, caracterizada por el ton loss en la<br />

cuerda y glissandi en el arpa del piano, nos lleva a la tercera<br />

sección en la que se combinan nuevos elementos instrumentales<br />

a partir de la sordina metálica en la cuerda y la continuación<br />

de los glissandi dentro del piano escuchados en la<br />

transición. Pequeños clusters en el piano interrumpen el discurso<br />

de la cuerda y así, se establece la interacción instrumental<br />

de esta tercera sección.<br />

La tercera transición combina los elementos de la segunda,<br />

pero también los armónicos en la cuerda que caracterizan la<br />

cuarta parte de la obra cuyo liricismo desemboca en la coda<br />

final construida con elementos de la introducción.”<br />

Ramón LAZKANO, Wintersonnenwende-3<br />

Wintersonnenwende-3 es la decimosexta y, hasta el momento,<br />

última de las creaciones que Ramón Lazkano (San Sebastián,<br />

1968) ha incorporado a su extenso ciclo de obras camerísticas<br />

inspiradas en el Laboratorio de tizas del escultor vasco Jorge<br />

Oteiza. El Laboratorio de tizas, custodiado en la Fundación<br />

Museo Jorge Oteiza de Alzuza (Navarra), es una vasta colección<br />

de alrededor de dos mil piezas de pequeño formato realizadas<br />

en tiza, latón, escayola, papel, madera y corcho, nacidas<br />

de la experimentación personal de Oteiza tras dar por concluida<br />

su investigación escultórica pública en 1959. Todas ellas<br />

forman un corpus deslumbrante en su diversidad. No obstante,<br />

y aunque se trata de obras escultóricas de primer orden, el<br />

espíritu de lo incompleto y lo provisional sobrevuela el interior<br />

de la cámara sellada que las cobija en Alzuza. No debemos<br />

olvidar que se trata, básicamente, de apuntes: en alguna gra-


ación se puede observar la forma rápida y nerviosa en que<br />

Oteiza trabajaba sobre estos pedazos de materia fácilmente<br />

modelable, como si el crear escultura fuera un ansia vital que<br />

no podían saciar del todo el ensayo estético ni la poesía, formas<br />

a las que se dedicó tras el 59.<br />

La investigación estética de Ramón Lazkano en el ámbito de<br />

lo musical presenta una serie de afinidades claras con la de<br />

Oteiza en lo escultórico. Una de ellas es la preocupación por el<br />

espacio y la fisicalidad del sonido. En una entrevista reciente,<br />

Lazkano habla literalmente de “tallar el sonido”, de darle forma<br />

en un espacio invisible pero determinado por la realidad física<br />

de las vibraciones sonoras. Él lo describe como “una forma de<br />

emanación espacial común entre la escultura y la música”, aunque<br />

puntualiza que no se trata de simbiosis ni tiene por qué<br />

implicar causalidad. No obstante, si insistiésemos en revelar el<br />

lado escultórico de Lazkano, lo podríamos lograr con tótems<br />

orquestales como Zur-Haitz (Madera-Piedra), Hilarriak (Piedras<br />

funerarias) o Ilunkor, de una fisicalidad sonora que logra poner<br />

en vibración cada centímetro cúbico de aire de esos monumentales<br />

espacios vacíos que son salas de conciertos, empleando<br />

un símil muy afín al pensamiento de Oteiza.<br />

¿Qué ocurre con el Laboratorio de tizas para que Lazkano<br />

haya regresado a él hasta dieciseis veces? Juan Pablo Huércanos,<br />

subdirector del Museo Oteiza, da una pista sobre el verdadero<br />

valor del Laboratorio cuando explica que para Oteiza “la<br />

escultura más monumental debía caber en el hueco de una<br />

mano, porque el hueco de la mano nos da la medida del<br />

mundo.” Esto implica una cuestión fundamental sobre lo afectivo<br />

para Lazkano: “Uno puede abrazar las piezas pequeñas en<br />

una especie de relación directa con el tamaño de uno mismo.<br />

Eso es algo que me resulta maravilloso en el Laboratorio de<br />

Oteiza. Existe la posibilidad de abrazar todo ese mundo experimental<br />

con una cercanía física muy grande, debido al tipo de<br />

formato y a la multiplicación de piezas que rehuyen la idea del<br />

gigantismo y que no rebasan el espacio físico que uno percibe<br />

de sí mismo.”<br />

En su acercamiento sonoro al Laboratorio de tizas, Lazkano<br />

opta por conjuntos de cámara de instrumentación, a veces,<br />

bastante inusual, pero es en esa elección de un formato<br />

pequeño y materiales infrecuentes donde terminan los paralelismos<br />

directos con la colección escultórica. Parece que a Lazkano<br />

no le interesa tanto el resultado concreto de los experimentos<br />

de Oteiza como el ansia misma de experimentación<br />

personal que es principio generador de las dos mil esculturas<br />

5


6<br />

de la colección. “La idea de estas piezas únicas -explica en<br />

relación a sus obras- es responder en cada momento a una<br />

cuestión concreta y precisa, y no a la elaboración compleja de<br />

muchos materiales distintos en el tiempo.” Esa respuesta<br />

puede llegar en formas y duraciones muy diversas. Así, y<br />

ciñéndonos al subciclo Wintersonnenwende (Solsticio de invierno),<br />

la primera de las piezas dura dos minutos y medio y está<br />

escrita para trío de cuerda y celesta, pero la segunda es para<br />

violonchelo y piano y dura doce minutos. Wintersonnenwende-1<br />

se inspira en la luz fugaz del día más corto del año, mientras<br />

que Wintersonnenwende-2 celebra la desaparición de esa luz<br />

con la llegada de la noche más larga.<br />

Wintersonnenwende-3, finalizada el 12 de mayo de <strong>2009</strong>,<br />

está escrita para violín, violonchelo, piano y percusión, y dura<br />

aproximadamente siete minutos. Su fisonomía es brillante y<br />

nerviosa, con unas cuerdas que mutan su sonoridad constantemente<br />

y una percusión que zozobra entre ritmos que nunca<br />

terminan de asentarse. Parece que esté concebida a base gestos,<br />

más que de notas. Es un perfecto ejemplo de este proyecto<br />

singular, el Laboratorio de tizas, que para Lazkano: “no es en<br />

realidad un proyecto, sino un movimiento espontáneo”.<br />

Jo KONDO, Eight categories<br />

Jo Kondo (Tokio, 1947) llama a su música “Sen No Ongaku”,<br />

música lineal. Intentar definirla nos lleva al callejón sin salida<br />

al que han llegado ya otros comentaristas de la música del<br />

japonés, que no saben si clasificarlo como minimalista, impresionista,<br />

modernista, todo ello a la vez o absolutamente nada<br />

de eso. El propio Kondo se define como “libre de categorías”,<br />

y cuenta su anécdota con Morton Feldman, quien le dijo que<br />

debería vivir en Hawai, un lugar entre Japón y América, entre<br />

Oriente y Occidente. La clave que explica la música de Kondo,<br />

en todo caso, es la ambigüedad. Él dijo en una ocasión que su<br />

música “no se refiere al arte de ser ambiguo, sino que ES el<br />

arte de ser ambiguo.” Esta ambigüedad proviene de su forma<br />

de estructurar la música, que a menudo deja a los intérpretes<br />

perplejos. Kondo, a diferencia de la inmensa mayoría de compositores,<br />

estructura su música desde lo más pequeño, centrándose<br />

en los sonidos individuales. Es la micro-estructura<br />

de cada sonido individual lo que le interesa, y reconoce no<br />

tener un interés excesivo por dotar de un significado global a<br />

la pieza: “Se podría decir que mis composiciones, más que


una construcción integrada de sonidos, es una colección de<br />

sonidos, cada uno con su propia cualidad musical proveniente<br />

de sus relaciones intertonales.”<br />

Otra carácterística bastante particular en Kondo es que<br />

algunos elementos constructivos de su música aparecen recurrentemente<br />

en numerosas obras de su catálogo, algo que ha<br />

hecho sospechar de una posible interrelación entre piezas.<br />

Curiosamente, la explicación que da el japonés sobre esto es<br />

aún más sorprendente que el hecho en sí: “Siempre empiezo<br />

a escribir una nueva pieza desde cero. Mi forma de componer<br />

es una especie de improvisación, no sobre un instrumento,<br />

sino directamente sobre el papel. Antes de empezar a apuntar<br />

las notas no tengo plan ni método sistemático alguno, ni<br />

siquiera sé cuánto va a durar la pieza. Cuando improvisas tiendes<br />

a utilizar material que ya has usado en improvisaciones<br />

anteriores. De la misma manera, puedes encontrar que el<br />

mismo material aparece en otra pieza mía, porque es una<br />

improvisación sobre el papel.”<br />

Eight categories, compuesta en 1991 como respuesta a un<br />

encargo del Festival de Verano de Tokio, hace uso una vez más<br />

del que es sin duda el instrumento insignia de Kondo: el cencerro.<br />

Esta fijación del japonés por los cencerros llegó a su<br />

máxima expresión con Under the umbrella, una larga pieza del<br />

76 compuesta exclusivamente para cencerros y un gong. Esto<br />

provocó un comentario del antes mentado Morton Feldman:<br />

“Somos más dependientes de modelos con la percusión de lo<br />

que lo somos con otros instrumentos, por eso hay tanta música<br />

para percusión repleta de clichés. Pero él [Jo Kondo] está<br />

locamente enamorado de los cencerros, y los utiliza de una<br />

manera hechizante y correctísima en su pieza, lo que da a la<br />

música un aire de distinción. Yo no tengo afinidad con un cencerro,<br />

así que eso me resulta muy, muy interesante.” Efectivamente,<br />

la utilización que Jo Kondo hace de los cencerros nos<br />

transporta más al mundo del gamelán que a la escena bucólica<br />

que a todos se nos pasa por la cabeza en un primer instante.<br />

Eight categories hace uso de quince cencerros repartidos en<br />

tres sets de percusión que suman un total de treinta y nueve<br />

instrumentos, entre los que destacan marimbas y vibráfono<br />

por el uso que Kondo hace de ellos, como si quisiera imitar el<br />

complejo espectro armónico de los cencerros o de campanas.<br />

Aunque la repetición está muy presente, Eight categories<br />

esconde una serie giros sutiles pero inesperados en su evolución,<br />

que la diferencian de otras obras del periodo anterior del<br />

japonés.<br />

7


8<br />

George BENJAMIN, Octet<br />

En contraste con el prolífico Jo Kondo, el programa de hoy termina<br />

con un autor que ha dado también mucho de que hablar,<br />

pero por todo lo contrario: por no componer. Si el japonés improvisa<br />

sus creaciones, el paranoico perfeccionismo de George<br />

Benjamin (Londres, 1960) le ha embarcado en procesos creativos<br />

de hasta diez años, como en el caso, ¡qué ironía el título!, de<br />

la pieza orquestal Sudden time (Tiempo súbito) terminada en<br />

1993. Su Octeto para flauta, clarinete, celesta, percusión, violín,<br />

viola, violonchelo y contrabajo tiene un estatus difícil de definir:<br />

si el inglés hubiera compuesto el triple de lo que lo ha hecho<br />

hasta la fecha, este Octeto quizá sería considerado una pieza de<br />

juventud; como no lo ha hecho, se trata de una de las obras clave<br />

de su producción camerística.<br />

Fue compuesto en 1978, año en que Benjamin, con dieciocho<br />

años, creó también su obra más influenciada por las enseñanzas<br />

de Messiaen, la Sonata para piano. El Octeto, en contraste, es ya de<br />

una madurez extraordinaria, y anticipa claramente las que serían<br />

las piezas orquestales que le harían mundialmente famoso en los<br />

cuatro años siguientes, Ringed by the Flat Horizon (1980), A Mind of<br />

Winter (1981) y At First Light (1982). Hay, no obstante, algunas diferencias<br />

estimables entre ellos: aunque el Octeto está inmerso ya en<br />

el particular concepto colorístico de Benjamin, su orquestación es<br />

más clásica, con cuerdas y vientos trabajando casi siempre en bloques<br />

diferenciados y la celesta y la percusión como nexo tímbrico<br />

entre ambos. Suena magnífico gracias al cuidadoso trabajo armónico,<br />

repleto de cuartas y quintas, pero no hay lugar en este Octeto<br />

para los delicados equilibrismos tímbricos de las piezas orquestales.<br />

Otra diferencia notable está en el carácter: mientras que A<br />

Mind of Winter o At First Light deben su magia a sonidos prolongados<br />

y texturas complejas y evocadoras, el Octeto es una obra dramática<br />

en la gran tradición camerística del término. Las seis secciones<br />

y las transiciones inteligentemente articuladas que las unen<br />

generan una tensión estructural que empujan la música siempre<br />

hacia delante, desde un inicio ambiguo hasta un final que se desvanece<br />

sutilmente. Entre medias nos encontramos con prolongadísimos<br />

crescendos construidos mediante la proliferación rítmica de<br />

los instrumentos en contrapunto, partes homofónicas de gran<br />

agresividad, pasajes de armónicos y celesta puramente franceses...<br />

todo un catálogo de recursos magistralmente empleados y<br />

que conforman una pieza impactantemente talentosa y precoz.<br />

Mikel Chamizo


© Xavi M. Miró<br />

ENSEMBLE RESIDENCIAS<br />

Se establece como grupo gracias al fruto del trabajo conjunto<br />

durante los últimos años del Trío Arbós y del Grupo Neopercusión,<br />

dentro del ciclo “Residencias” promovido por el Centro<br />

para la Difusión de la Música Contemporánea. En el año 2005,<br />

el compositor Jorge Fernández Guerra lanzó la idea de “Residencias”:<br />

una plataforma que tenía como objetivo la realización<br />

de varios conciertos dentro de la temporada del <strong>CDMC</strong> en<br />

el Auditorio 400 del Museo Nacional Centro de Arte Reina<br />

Sofía, interpretados conjuntamente por grupos españoles de<br />

pequeño formato y de reconocido prestigio dentro del panorama<br />

internacional de la música actual, junto a destacados<br />

solistas invitados.<br />

Trío Arbós y Grupo Neopercusión, dos grupos que comparten<br />

años de constante trabajo, una trayectoria ascendente y la<br />

pasión y el rigor a la hora de abarcar este tipo de repertorio,<br />

han conformado un conjunto de intérpretes que, desde su presentación,<br />

han ejecutado programas del más alto nivel, fascinando<br />

a público y a crítica especializada por sus sorprendentes<br />

y extraordinarias interpretaciones y por su compromiso<br />

con la música de vanguardia.<br />

9


10<br />

Desde 2005, el Ensemble Residencias ha realizado un gran<br />

número de estrenos mundiales y nacionales, ha interpretado<br />

importantes obras del repertorio de autores como Stockhausen,<br />

Carter, Crumb, Kyburz, Spahlinger, Vivier, Harvey, Xenakis,<br />

Sciarrino, Fedele, Aperghis, Feldman, Davidovsky, Lindberg,<br />

Zimmermann, Wenjing, Ferneyhough, etc., y ha inspirado novedosas<br />

creaciones de compositores como Jesús Torres, Mauricio<br />

Sotelo, Eneko Vadillo, Alberto C. Bernal, Miguel Gálvez Taroncher,<br />

Gregorio Jiménez, Ramon Humet, Oliver Rappoport, Voro<br />

García, María de Alvear y Juan María Cué consolidándose como<br />

uno de los proyectos más interesantes y atractivos de la música<br />

contemporánea española.<br />

En <strong>2008</strong> el Ensemble Residencias organizó y protagonizó los<br />

Encuentros de Música Contemporánea de Gijón (Asturias): un<br />

espacio de encuentro entre intérpretes, público y compositores<br />

articulado en torno a conciertos, talleres y mesas redondas que<br />

han suscitado un gran interés a nivel nacional. Recientemente el<br />

Ensemble Residencias ha grabado la obra de Oscura Llama de<br />

Mauricio Sotelo para el sello Glossa-Diverdi en colaboración con<br />

el flautista Roberto Fabbriciani, el contrabajista Stefano Scodanibbio,<br />

y el cantaor Arcángel, dirigidos por el propio compositor.


AUDITORIO 400 MNCARS. PRÓXIMOS CONCIERTOS<br />

22 de junio<br />

SOLISTAS DE LA ORCAM<br />

PROGRAMA<br />

“El último Stravinsky”<br />

Cantata<br />

Three Songs from William Shakespeare<br />

Introitus T. S. Eliot in Memoriam<br />

Septet<br />

In Memoriam Dylan Thomas<br />

Misa<br />

29 de junio<br />

Ernst KOVACIC, violín<br />

Steven DANN, viola<br />

Anssi KARTTUNEN, violonchelo<br />

Electroacústica LIEM<br />

PROGRAMA<br />

Ernst KRENEK: Parvula Corona Musicalis<br />

Pablo ORTIZ: Trois Tangos en Marge *<br />

Kaija SAARIAHO: Vent Nocturne<br />

Michael SPASSOV: HEX **<br />

Arnold SCHOENBERG: String Trio<br />

Martes, 30 de junio. 19:30h.<br />

JIEM XVI. (Jornadas de Informática y Electrónica Musical)<br />

"El Laboratorio del Espacio"<br />

Multidifusión de sonido en 22 canales "surround"<br />

PROGRAMA<br />

Ricardo ATIENZA BADEL: Voyage d'eau II<br />

Joan BAGES I RUBÍ: Surrealistas PDJ<br />

Juan GARCÍA ESCUDERO: Sur la pente du talus<br />

Pedro GUAJARDO: Fire<br />

Guillermo GUTIÉRREZ HERNÁNDEZ: Broken Air<br />

José María PASTOR SÁNCHEZ: PM8<br />

Diego SAIZ IZQUIERDO: Díptico II<br />

* Estreno mundial ** Estreno en España<br />

11


Centro para la Difusión de la Música Contemporánea<br />

12<br />

director Jorge Fernández Guerra<br />

coordinadora de producción<br />

y asistente del director Charo López de la Cruz<br />

gerencia Enrique García<br />

administración Mercedes Tenjido<br />

Ana Gil<br />

Juana Lerma<br />

Patricia Gallego<br />

servicios de prensa Gema Parra<br />

Laboratorio de Informática y Electrónica Musical (LIEM-<strong>CDMC</strong>)<br />

coordinador Adolfo Núñez<br />

audio Juan Ávila<br />

software Juan Andrés Beato<br />

Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía<br />

Santa Isabel, 52.<br />

28012 Madrid<br />

Tels. 91 7741072 - 91 7741073<br />

Fax. 91 7741075<br />

http://cdmc.mcu.es<br />

cdmc@inaem.mcu.es<br />

Catálogo general de publicaciones oficiales<br />

http://publicaciones.administracion.es


Nueva página web<br />

Centro para la Difusión<br />

de la Música Contemporánea<br />

http://cdmc.mcu.es<br />

información<br />

noticias<br />

actividades<br />

servicios<br />

amigos del <strong>CDMC</strong><br />

blogs<br />

enlaces…<br />

Todo el <strong>CDMC</strong> al alcance de un clic<br />

http://cdmc.mcu.es<br />

¡Visítanos!<br />

Auditorio 400 MNCARS. Ronda de Atocha, esquina a calle Argumosa

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