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Revista nº 1 Marzo Año 2013

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1. Formación de especialistas en restauración de vidrieras<br />

La necesidad de especialistas en restauración de vidrieras es quizá la propuesta más importante<br />

de todas las aquí realizadas y sobre la que descansan todas las demás. En la actualidad, y<br />

después de muchos años de lucha, existe la figura profesional del conservador-restaurador de<br />

Bienes Culturales. Este profesional formado académicamente y con un título que le acredita para<br />

ello, debería ser el encargado de llevar a cabo las intervenciones en nuestro Patrimonio, incluidas<br />

lógicamente las de las vidrieras. Sin embargo, para que la teoría case con la práctica, el primer<br />

paso necesario sería crear unos estudios específicos sobre restauración de vidrieras, actualmente<br />

inexistentes en España. Conociendo la gran importancia del patrimonio vidriero español sorprende<br />

que hasta la fecha sigan sin existir estudios específicos reglados y homologados para la formación<br />

de restauradores en esta especialidad. Los estudios públicos y oficiales sobre Restauración de<br />

Bienes Culturales en España pueden cursarse tanto en las Facultades de Bellas Artes en la<br />

Universidad como en las Escuelas de Conservación y Restauración de Bienes Culturales. Las<br />

especialidades incluidas en dichos estudios son pintura, escultura, material arqueológico,<br />

documento gráfico y textil. Por tanto en ninguno de estos centros de formación los estudios<br />

ofertados incluyen la especialidad de vidrieras.<br />

Lo más preocupante, sin embargo, es que no parece existir la creencia de que la implantación de<br />

dichos estudios en España sea una necesidad o una prioridad. Y hasta que esto no suceda las<br />

vidrieras seguirán siendo restauradas por los propios artistas o artesanos vidrieros, como ha<br />

venido sucediendo durante siglos en todos los soportes artísticos. Antes de la existencia de la<br />

figura profesional del conservador-restaurador, ésta era sin embargo la opción más lógica: quien<br />

conocía la técnica de un determinado soporte era sin duda la persona mejor capacitada para<br />

restaurar dicha obra. Esta ausencia de estudios supone que en la actualidad quien quiera<br />

formarse en este campo no le queda otra opción que salir al extranjero a estudiar, recibir<br />

formación de taller por parte de algún vidriero, o bien asistir a algún curso breve de formación<br />

teórica o teórica-práctica de los que en los últimos años se ha impartido en nuestro país en<br />

distintas entidades. Las administraciones públicas pertinentes parecen estar cómodas con esta<br />

situación de vacío legal y frecuentemente aplican un sistema de exigencias de doble rasero. Éste<br />

es distinto, por ejemplo, si se restaura una tabla de Pedro Berruguete o una vidriera de Arnao de<br />

Flandes, ambas de la misma época y, sin miedo a equivocarme, de igual importancia artística,<br />

cada una en su área.<br />

Es, por tanto, necesario que entendamos que hasta que no existan restauradores especialistas en<br />

vidrieras nuestro patrimonio seguirá siendo intervenido de cualquier manera o “como buenamente<br />

se pueda”, con los criterios que cada vidriero juzgue como adecuados, sin que exista ningún tipo<br />

de supervisión o control del trabajo realizado. Las limpiezas con materiales y productos<br />

demasiado agresivos, los reemplomados sistemáticos, la sustitución de elementos en “mal<br />

estado”, la cocción de grisallas nuevas sobre grisallas antiguas, etc., siguen siendo prácticas<br />

demasiado comunes en la actualidad. Esto no significa que no se realicen intervenciones<br />

aceptables, que por supuesto sí se realizan, sino más bien que no se suelen aplicar ciertas pautas<br />

o criterios mínimos, propios de la conservación-restauración, en estas intervenciones, y menos<br />

aún un control de las mismas. En este sentido es importante ser conscientes del hecho de que la<br />

carencia de restauradores profesionales en España ha conducido desde hace ya años, al menos<br />

desde 1999, a la entrada de empresas extranjeras para restaurar las vidrieras de algunos de<br />

nuestros edificios históricos más significativos.<br />

En mi opinión, y en mayor medida que en otras disciplinas artísticas, a la hora de establecer estos<br />

estudios se ha de tener muy presente el hecho de que para restaurar vidrieras es necesario saber<br />

realizarlas; esto es, se ha de conocer el oficio de vidriero, pasando previamente por un<br />

aprendizaje específico, para simultáneamente adquirir los criterios, normas, principios, métodos,<br />

etc. propios de la conservación-restauración. En este sentido, el caso de la restauración de<br />

mobiliario seguiría unas pautas muy similares a las vidrieras.<br />

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