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Ensayo - Cátedras

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<strong>Ensayo</strong><br />

El ensayo es una composición expositiva, preferentemente en prosa, que suele<br />

proporcionar información, interpretación o explicación acerca de un asunto tópico, sin<br />

incluir procedimientos novelescos o dramáticos. Pese a esta última observación, cabe<br />

añadir que el ensayo posee una gran aptitud mimética y a menudo se confunde con el<br />

cuento, el diálogo o inclusive la biografía, la historia, la ciencia o el discurso moral. Su<br />

extensión, como en el caso del cuento, generalmente es limitada; pero a veces no es la<br />

dimensión sino la actitud la que define la naturaleza del ensayo, de modo que obras tan<br />

extensas como el Facundo de Domingo Faustino Sarmiento o la Radiografía de la<br />

pampa de Ezequiel Martínez Estrada admiten ser incluidas en el ámbito específico de<br />

este género. Tal vez el ensayo existió siempre y sea lícito otorgar este nombre a ciertas<br />

piezas de Platón, a los tratados morales de Séneca, a Los oficios de Cicerón o a ciertos<br />

escritos de San Agustín; sin embargo, la denominación parece originarse en el<br />

advenimiento de una interpretación científica de la realidad, en la que el ensayo —como<br />

su nombre lo indica— presupone una formulación provisional, ni definitiva ni verificada,<br />

de las opiniones que enuncia. Confirma esta presunción el hecho de que en la<br />

nomenclatura literaria el término ensayo en su acepción moderna haya surgido en el<br />

Renacimiento, cuando fue adoptado por Michel de Montaigne y por Francis Bacon. La<br />

mención de estos dos autores, por lo demás, permite formarse una idea de la<br />

elasticidad y amplitud que admite el ensayo, que puede ser comparativamente extenso,<br />

subjetivo y errático, en uno de sus extremos, y breve, conciso, objetivo y riguroso, en el<br />

otro. Sean cuales fueren el tono y la dimensión del ensayo, éste debe resultar persuasivo<br />

y ha de crear en torno del lector una especie de sortilegio verbal, lo cual significa<br />

que el texto tiene que revelar ciertas virtudes de escritura y cierta cualidad de estilo que<br />

convierten a este género en uno de los ejercicios más exigentes y decantados de la<br />

prosa. Por consiguiente, si las ideas que expone pueden juzgarse provisionales, lo que<br />

confiere al ensayo su fuerza de convicción y su carácter definitivo es la forma en que es<br />

utilizado el lenguaje, la tersura expositiva que logra capturar al lector mediante una<br />

suerte de efecto hipnótico. La difusión del ensayo, al igual que el notorio predominio del<br />

cuento moderno, se halla íntimamente ligada a la amplitud que la producción<br />

periodística fue adquiriendo en los últimos siglos; al respecto, cabe recordar que la producción<br />

más memorable de multitud de autores tuvo en su origen un propósito efímero,<br />

como material destinado a revistas o diarios de su tiempo. Ello ha sucedido con los<br />

ingleses Steele, Addison, Samuel Johnson, Charles Lamb, Thomas de Quincey,<br />

Chesterton, Max Beerbohm; con el norteamericano Emerson; con los españoles Larra,<br />

Azorín, Ortega y Gasset. En la América hispana el ensayo ha sido uno de los campos<br />

más fecundos de la literatura por el volumen comparativo de la producción y la<br />

importancia que ha exhibido, especialmente como instrumento de polémicas artísticas y<br />

políticas.<br />

REST, Jaime; Conceptos de literatura moderna,<br />

Buenos Aires, CEAL, 1991.<br />

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