12.04.2013 Views

Ensayo - Cátedras

Ensayo - Cátedras

Ensayo - Cátedras

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

fueron sitiados por César en la ciudad de Alesia, para no morir de hambre decidieron<br />

alimentarse con los cuerpos de los ancianos, mujeres y demás personas inútiles para el<br />

combate.<br />

Vascones, ut fama est, alimentis talibus usi<br />

produxere animas. 8<br />

Los mismos médicos en su práctica no tienen inconveniente en emplear restos<br />

humanos por nuestra salud, tanto para aplicarlos por vía oral como externa. Pero en<br />

aquellos pueblos nunca hubo nadie tan irracional como para disculpar la traición, la<br />

deslealtad, la tiranía y la crueldad, que son nuestros pecados ordinarios.<br />

Podemos, pues, llamarlos bárbaros según los preceptos que dicta la razón, pero<br />

no si los comparamos con nosotros, que los superamos en toda clase de barbarie. Sus<br />

guerras son completamente nobles y caballerescas; son tan excusables y abundan en<br />

acciones tan hermosas como esta enfermedad humana puede albergar. Su único<br />

objetivo es dar prueba de su valor. No luchan por la conquista de nuevos territorios, ya<br />

que todavía gozan de la fertilidad natural que les prodiga todo lo que necesitan sin<br />

trabajo ni pena, y tan abundantemente que les sería inútil ensanchar sus límites. Se<br />

encuentran en la feliz situación de no codiciar sino aquello que sus necesidades<br />

naturales les ordenan; todo lo que va más allá de ellas les resulta superfluo.<br />

Generalmente, los de una misma edad se llaman entre sí “hermanos”; “hijos”<br />

llaman a los más jóvenes y los ancianos son considerados padres de todos. Estos<br />

últimos dejan a sus herederos la plena posesión de sus bienes en común, sin más<br />

títulos que el que la naturaleza da a las criaturas al echarlas al mundo. Si sus vecinos<br />

trasponen las montañas para atacarlos y logran vencerlos, el botín del triunfo consiste<br />

únicamente en la gloria y la ventaja de haberlos superado en valor y en virtud, pues de<br />

nada les interesan las riquezas de los vencidos. Regresan a sus países, donde no les<br />

falta nada de lo necesario, y donde saben además adecuarse a su condición y vivir<br />

contentos con ella. Y del mismo modo actúan los del bando contrario. A los prisioneros<br />

no se les exige otro rescate que la confesión y el reconocimiento de haber sido<br />

vencidos; pero no se ve ni uno solo en todo un siglo que no prefiera antes la muerte que<br />

mostrarse cobarde ni de palabra ni de obra; ni se ve ninguno tampoco que no prefiera<br />

ser muerto y devorado antes que rogar no serlo. Los tratan con entera libertad a fin de<br />

que la vida les sea más grata, y les hablan generalmente de las amenazas de una<br />

muerte próxima, de los tormentos que sufrirán, de los preparativos que se disponen a<br />

este efecto, de la laceración de sus miembros y del festín que se celebrará a sus<br />

expensas. Todo esto se hace con el propósito de arrancar de sus labios alguna palabra<br />

de debilidad o alguna bajeza, y también para hacerlos entrar en deseos de huir para de<br />

este modo poder vanagloriarse de haberlos aterrorizado y quebrantado su firmeza, pues<br />

consideradas las cosas correctamente, en esto tan solo consiste la victoria verdadera:<br />

Victoria nulla est,<br />

quam quae confessos animo quoque subjugat hostes. 9<br />

8<br />

Se dice que los vascos prolongaron su vida nutriéndose con carne humana. JUVENAL, Sát.,<br />

XV, 93. (N. del T.)<br />

9<br />

La única victoria verdadera es la que fuerza al enemigo a declararse vencido. CLAUDIANO, de<br />

sexto Consulatu Honorii, v. 218. (N. del T.)<br />

52

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!