jaramillo, pedro - l..

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12.04.2013 Views

Contexto pascual liberador. Objeto de celebración y ta para siempre, la comida pascual es el memorial que actualiza el acontecimiento fundante del pueblo de la antigua Alianza. Comida pascual antigua que establece el marco para la que será la nueva y definitiva «cena del cordero». 2. «Pronunciando la Acción de Gracias» (ICor 11,23-26) La «acción de gracias» pronunciada por Jesús es acción de gracias por la liberación, don de Dios experimentado en Éxodo y actualizado en cada cena de Pascua... Sólo que va a cambiar el cordero. Ya no será un anim ni su holocausto sangriento el que salve... Será la misma vida entregada de Jesús hasta una muerte de cruz... De ella surgirá el nuevo pueblo de Dios: «Los que fuimos tinieblas y pecado,/ seremos reino..., pueblo consagrado,/ sacerdotes de Dios -Alfa y Omega-». Aquella cena pascual de Jesús se convierte en anticipo de su muerte. En la cruz, él será el nuevo cordero que salva con su sangre (su vida entregada en sacrificio): «mi cuerpo que se entrega..., mi sangre que se derrama...». Es también memorial, recuerdo y actualización permanente hasta que el Señor vuelva: «Haced esto en memoria de mí». «Acción de gracias» (Eucaristía), en el centro y culm de la vida de la Iglesia, en todos los tiempos y en todos los rincones del mundo... Invitación a una permanente alabanza, a la que nos invita nuestro poeta: «Cantad la compasión eternamente/ del que estuvo, estará y está siempre presente/ en el triunfo del Hijo que se entrega».

3. «Los amó hasta el extremo» (Jn 13,1-15) Tal misterio de entrega no puede tener otro fundamento que el amor; un amor «en exceso»: «hasta el extremo». Un amor que se hace servicio... La muerte de Jesús en la cruz e su «gran servicio»: redención salvadora para todos («en rescate por muchos»). Pero el servicio es también cotidiano y sencillo: el lavatorio de los pies Juan lo presenta con una introducción solemne..., tanto que hace de él paradigma de la condición servidora del discípulo y de la comunidad A imitación del maestro, el discípulo y la comunidad «no han venido para que les sirvan, sino para servir y entregar su vida...». En la Última Cena, quedaron para siempre unidos Eucaristía y servicio fraterno. No podrán separarse nunca. Par los dos, el mismo mandamiento: «Haced vosotros lo mismo». Conciencia, para siempre, de que la Eucaristía no termina con su celebración, se prolonga en toda la vida..., «una misa que no acaba», hace que toda la vida sea «vida eucarística», permanente entrega en constante acción de gracias.

Contexto pascual liberador. Objeto de celebración y<br />

ta para siempre, la comida pascual es el memorial que<br />

actualiza el acontecimiento fundante del pueblo de la<br />

antigua Alianza. Comida pascual antigua que establece<br />

el marco para la que será la nueva y definitiva «cena del<br />

cordero».<br />

2. «Pronunciando la Acción de Gracias»<br />

(ICor 11,23-26)<br />

La «acción de gracias» pronunciada por Jesús es acción de<br />

gracias por la liberación, don de Dios experimentado en<br />

Éxodo y actualizado en cada cena de Pascua...<br />

Sólo que va a cambiar el cordero. Ya no será un anim<br />

ni su holocausto sangriento el que salve... Será la misma<br />

vida entregada de Jesús hasta una muerte de cruz... De<br />

ella surgirá el nuevo pueblo de Dios: «Los que fuimos tinieblas<br />

y pecado,/ seremos reino..., pueblo consagrado,/<br />

sacerdotes de Dios -Alfa y Omega-».<br />

Aquella cena pascual de Jesús se convierte en anticipo<br />

de su muerte. En la cruz, él será el nuevo cordero que<br />

salva con su sangre (su vida entregada en sacrificio): «mi<br />

cuerpo que se entrega..., mi sangre que se derrama...». Es<br />

también memorial, recuerdo y actualización permanente<br />

hasta que el Señor vuelva: «Haced esto en memoria de<br />

mí».<br />

«Acción de gracias» (Eucaristía), en el centro y culm<br />

de la vida de la Iglesia, en todos los tiempos y en todos<br />

los rincones del mundo... Invitación a una permanente<br />

alabanza, a la que nos invita nuestro poeta: «Cantad la<br />

compasión eternamente/ del que estuvo, estará y está<br />

siempre presente/ en el triunfo del Hijo que se entrega».

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