jaramillo, pedro - l..

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12.04.2013 Views

Introducción Metido en la Palabra, a uno le suena bien que «los primeros sean los últimos»... Así le ha pasado al «Ciclo A». Siendo el primer Ciclo, ha sido el último en «ver la luz». Los sonetos ya los tenía confeccionados nuestro poeta, Joaquín Fernández Martín. Pero el comentario «acaba de salir del horno». Y nunca mejor dicho lo del «horno»... Bien se puede decir que los he hecho «en caliente»... En un barrio periférico de la ciudad de Guatemala, en donde estoy ayudando a un venerable monseñor honorífico de 86 años de edad... Los dos «solos ante el peligro»: 100.000 habitantes empobrecidos por periféricos y periféricos por pobres... Los contextos son importantes para el acercamiento al texto... También cuando el texto forma parte de la celebración litúrgica. Ese ha sido mi caso... En un primer momento pensé que me sería imposible «dar cuenta» del Ciclo A, en medio de tantas complicaciones y urgencias... ¡Peligro de que la «trilogía» quedara sin terminar! Pero dos factores fundamentales influyeron en ponerme al trabajo, incluso con más «pasión», si cabe, que en los Ciclos anteriores. El primero, la cercanía del contexto social de estas latitudes con muchos de los contextos

íblicos de las lecturas de la Liturgia. Puestos en ambiente celebrativo, los textos pueden perder su «arraigo». Aquellas raíces que los hacen expresión escrita de la historia de un pueblo, también sufriente de muchas de las calamidades naturales y provocadas por el hombre. Los contextos se aproximan tantas veces con tal fuerza, que a uno «le es dado» un criterio hermenéutico con simplemente «abrir los ojos» a la realidad que lo rodea. Los «ojos para ver»... son también «ojos para interpretar». Y la vida de toda esta gente da mucho para la interpretación bíblica...: parece que se acerca uno mejor al «Dios de la opción preferencial por los pobres». El segundo factor, el abundantísimo uso que por esta tierras se hace de la Escritura. No siempre, sin embargo, con la debida seriedad que se merece. En el ámbito de la mayoría de las sectas (tan abundantes en Guatemala) se puede hablar claramente no de un uso, sino de un abuso. De la lectura fundamentalista de la Escritura está saliendo una «religiosidad práctica», incluso «una religión» que no tiene ya nada que ver ni con el pueblo de la antigua Alianza ni con el cristianismo. En muchas de ellas, incluso, Jesucristo ha dejado de ser la «clave» de interpretación de las Escrituras antiguas. La ausencia de «lectura cristológica» del Antiguo Testamento ha colocado a muchos grupos religiosos en una etapa de la historia de la salvación, ya superada... Y además, los ha colocado allí, «en lo antiguo», leído como en una especie de «arquelogismo», que quita al Antiguo Testamento toda su fuerza de «promesa» desde la realización cristiana. Lo malo es cuando los mismos grupos de la Iglesia católica, fuertemente «condicionados» por las metodologías bíblicas de las sectas, tienen la «tentación» de hacer

Introducción<br />

Metido en la Palabra, a uno le suena bien que «los primeros<br />

sean los últimos»... Así le ha pasado al «Ciclo A».<br />

Siendo el primer Ciclo, ha sido el último en «ver la luz».<br />

Los sonetos ya los tenía confeccionados nuestro poeta,<br />

Joaquín Fernández Martín. Pero el comentario «acaba de<br />

salir del horno».<br />

Y nunca mejor dicho lo del «horno»... Bien se puede decir<br />

que los he hecho «en caliente»... En un barrio periférico<br />

de la ciudad de Guatemala, en donde estoy ayudando a<br />

un venerable monseñor honorífico de 86 años de edad...<br />

Los dos «solos ante el peligro»: 100.000 habitantes empobrecidos<br />

por periféricos y periféricos por pobres...<br />

Los contextos son importantes para el acercamiento<br />

al texto... También cuando el texto forma parte de la<br />

celebración litúrgica. Ese ha sido mi caso... En un primer<br />

momento pensé que me sería imposible «dar cuenta» del<br />

Ciclo A, en medio de tantas complicaciones y urgencias...<br />

¡Peligro de que la «trilogía» quedara sin terminar!<br />

Pero dos factores fundamentales influyeron en ponerme<br />

al trabajo, incluso con más «pasión», si cabe, que en<br />

los Ciclos anteriores. El primero, la cercanía del contexto<br />

social de estas latitudes con muchos de los contextos

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