jaramillo, pedro - l..
jaramillo, pedro - l.. jaramillo, pedro - l..
Segundo domingo de Navidad 1. La sabiduría de Dios arraiga en su Pueblo (Si 24,1-4.12-16) Interesante la querencia de Dios por echar raíces en medio de los suyos. Una querencia experimentada con tal fuerza por el pueblo de Israel que hasta le lleva a «revisar» su monoteísmo sin fisuras... Nunca pensará Israel en muchos dioses, pero ya en el Antiguo Testamento se abre una concepción de Dios que no se cierra celosamen en su propia intimidad. Se perfila ya el Dios que envía su Sabiduría a «poner su morada entre los elegidos, a habitar en Jacob, a tener a Israel como heredad». Aún no se describe la relación de la Sabiduría con el Dios Creador..., pero, en ella, algo muy de Dios comparte ya la suerte de los hombres. Se diría que en esta Sabiduría, «incardinada» en medio de su Pueblo, se expresa con fuerza la querencia de l encamación, que atraviesa toda la historia de la salvación. Aquella voluntad de Dios de «unir a su elección nuestro destino de ser hijos, pueblo sagrado, pan de su pan y vino de su vino».
2. Bendecidos antes de la creación del mundo (Ef 1,3-6.15-18) En el tiempo de Navidad, lo eterno y lo temporal se entrecruzan, se complementan y mutuamente se explican. Nuestra elección en Cristo sucedió en el tiempo, pero, en realidad, «aconteció ya antes de la creación del mundo». En el tiempo sucede el que «en Cristo seamos "hijos de Dios"», pero, en realidad, siéndolo, hoy, revelamos la eterna «gloria de su gracia»... Admirable intercamb que arranca de aquella pre-existencia de la Palabra que proclamará Juan en su prólogo. Sólo así, Jesús en su historia con nosotros, puede ser «el mediador de toda clase de bienes espirituales», objeto de la bendición de Dios. Y sólo así, y también en Él, podemos nosotros «ser santos e irreprochables ante Dios por el amor». Nada de extraño que Pablo pida a Dios para nosotros «el espíritu de sabiduría y revelación» para conocer la profundidad y la hondura del misterio de Jesús, y la «iluminación de los ojos del corazón para comprender» el destino final de tanta riqueza encarnada: «La gloria que da en herencia a los santos». 3. La palabra de Dios habita entre nosotros (Jn 1,1-18) Lo que en el Antiguo Testamento era «querencia de Dios» («tener sus delicias en estar entre los hombres») se hace en Cristo realidad de encarnación. El prólogo del cuarto evangelio combina admirablemente los dos grandes momentos de la existencia del Verbo: la eterna, junto a Dios,
- Page 1 and 2: a Palabra leditación y poesía (ci
- Page 3 and 4: Pedro laramillo Rivas, sacerdote de
- Page 5 and 6: íblicos de las lecturas de la Litu
- Page 7 and 8: a los otros dos ciclos, no se trata
- Page 9 and 10: Primer domingo de Adviento 1. Un ca
- Page 11 and 12: La vigilia preocupada de Noé lo sa
- Page 13 and 14: Con el Espíritu del Señor, habrá
- Page 15 and 16: Retoño salvador Del tocón de Jes
- Page 17 and 18: Novedad maravillosa que, en medio d
- Page 19 and 20: El Señor está cerca i Cómo emula
- Page 21 and 22: 2. «Dios-con-nosotros»: el Hijo d
- Page 23 and 24: NAVIDAD «Un niño nos ha nacido-,
- Page 25 and 26: 2. «Ha aparecido la gracia de Dios
- Page 27 and 28: Envuelto en pañales Fueron cuarent
- Page 29 and 30: abandones mientras vivas». Para qu
- Page 31 and 32: Amor de esmero Os desveláis por un
- Page 33 and 34: 2. ... nacido de una mujer (Gal 4,4
- Page 35: Latido de eternidad Cronos saca hoy
- Page 39 and 40: Germinó la Palabra Germinó la Pal
- Page 41 and 42: 2. Coherederos de la promesa (Ef 3,
- Page 43 and 44: Caminar tras la estrella Ni el perf
- Page 45 and 46: la prisión, y de las mazmorras a l
- Page 47 and 48: El siervo es el Hijo Llega la Navid
- Page 49 and 50: Miércoles de Ceniza 1. «La bendic
- Page 51 and 52: entregada; ni nacer ayuno que ser p
- Page 53 and 54: de estar desnudos por dentro es una
- Page 55 and 56: Vivir en el desierto Saltar al suel
- Page 57 and 58: en bendición para todas aquellas p
- Page 59 and 60: Desde Ur al Tabor ¡Transfigurar la
- Page 61 and 62: 2. «La esperanza no defrauda» (Ro
- Page 63 and 64: El agua que no cesa \ laz brotar de
- Page 65 and 66: porque no estaba previsto que entra
- Page 67 and 68: De la noche a la luz Juzga Tú mi p
- Page 69 and 70: mente contra la muerte y «vuestra
- Page 71 and 72: La esperanza enamorada Desde el cal
- Page 73 and 74: 1. La ayuda del Señor (Is 50,4-7)
- Page 75 and 76: es pregunta burlona de enemigos , e
- Page 77 and 78: jueves Santo {en la Cena del Señor
- Page 79 and 80: 3. «Los amó hasta el extremo» (J
- Page 81 and 82: 1. Varón de dolores (Is 52,13-53,1
- Page 83 and 84: y súplicas a quien podía salvarlo
- Page 85 and 86: Vigilia Pascual 1. Noche de vela (e
Segundo domingo de Navidad<br />
1. La sabiduría de Dios arraiga en su Pueblo<br />
(Si 24,1-4.12-16)<br />
Interesante la querencia de Dios por echar raíces en<br />
medio de los suyos. Una querencia experimentada con<br />
tal fuerza por el pueblo de Israel que hasta le lleva a «revisar»<br />
su monoteísmo sin fisuras... Nunca pensará Israel<br />
en muchos dioses, pero ya en el Antiguo Testamento se<br />
abre una concepción de Dios que no se cierra celosamen<br />
en su propia intimidad.<br />
Se perfila ya el Dios que envía su Sabiduría a «poner<br />
su morada entre los elegidos, a habitar en Jacob, a tener<br />
a Israel como heredad». Aún no se describe la relación<br />
de la Sabiduría con el Dios Creador..., pero, en ella, algo<br />
muy de Dios comparte ya la suerte de los hombres.<br />
Se diría que en esta Sabiduría, «incardinada» en medio<br />
de su Pueblo, se expresa con fuerza la querencia de l<br />
encamación, que atraviesa toda la historia de la salvación.<br />
Aquella voluntad de Dios de «unir a su elección nuestro<br />
destino de ser hijos, pueblo sagrado, pan de su pan y<br />
vino de su vino».