jaramillo, pedro - l..

jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con
el perdón de los pecados».
Santiago, que con Juan y Pedro, se había adentrado
con frecuencia en la intimidad de Jesús, es el primero
que convierte la intimidad en testimonio público y martiri
«Herodes lo hizo pasar a cuchillo».
2. La fuerza de Dios y no nuestra
(2Cor 4,7-15)
Una alabanza de Pablo al ministerio apostólico. Una ins
tencia del Apóstol: es la fuerza de Dios la que le da consis
tencia dentro de la debilidad de la propia vasija, que en
su debilidad expresa la fuerza que ha recibido (el martirio
de Santiago). El martirio en la debilidad se convierte en
expresión de la mayor fortaleza.
El martirio final y el martirio de cada día: el de la pe
secución y el acoso que van dejando en el apóstol las
huellas de la misma muerte de Cristo. Pero el apóstol lo
sabe: la participación en su muerte será también comunión
en su gloria. El «ser entregado continuamente a la
muerte» no es el final. Su fe y su predicación se fundamentan
en la resurrección del Señor... Y en ella está la
fuerza de su vida... Es un fundamento con fuerza salvadora
«Quien resucitó a Jesús, también con Jesús nos resucitará
a nosotros».
Testigo de la Resurrección para poder ser apóstol,
Santiago lo es también desde su propio martirio. A su vid
muerte se aplica la dinámica del misterio de la Pascua: el
grano de trigo que muere para llevar mucho fruto.