jaramillo, pedro - l..

Evangelio». Ahora, se siente ya en la meta. Y resume la
experiencia de su apostolado: «He combatido bien el
combate..., he mantenido la fe». Parecería una «auto alabanza».
Pablo se da cuenta, y apunta al origen y sustento
de toda su experiencia misionera: «El Señor me ayudó y
me dio fuerzas». Y ahora, la mirada hacia el futuro: un
premio que es liberación total y definitiva: «El Señor me s
vará y me llevará a su Reino del cielo» (Día).
3. El primero, desde el amor
(Jn 21,15-19 -vigilia-; Mt 16,13-19 -día-)
Las lecturas evangélicas vuelven a centrarse en la figura
de Pedro. La del cuarto evangelio es de gran calado ministerial
respecto a la figura de Pedro... A él se le encomienda
de una manera especial el pastoreo del rebaño... Y
significativa la insistencia de Jesús en que este ministerio
sea un «amoris officium», un ministerio de amor.
Antes de la triple encomienda, jesús saca del corazó
de Pedro una triple confesión de amor... La tercera insiste
te pregunta pone en el rostro de Pedro la tristeza y las
lágrimas en sus ojos... Es tristeza de arrepentimiento...
Recuerdo seguro de las tres veces de las negaciones...
Percibía ahora el contraste. Él negando, y Jesús amando...
Pero, también él, desde la negación, pasa ahora
a un incondicional amor: «Tu sabes que te quiero»... en
el aire queda: «A pesar de aquello». Sólo entonces, una
reiteración de la llamada-. «Sigúeme» (Vigilia).
El destino de Pedro lo había ya predicho jesús, cuando
la confesión de Cesárea. Si en el cuarto evangelio la confesión
se refiere al amor, en Mateo se centra en el cabal
conocimiento de la identidad de jesús-, ni Juan Bautista,