jaramillo, pedro - l..

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12.04.2013 Views

Anunciación del Señor (25 de marzo) 1. La virgen está encinta (Is 7,10-14; 8,10) Prevaleció en la liturgia de occidente el tiempo biológico de la concepción y engendramiento de Jesús (25 de marzo: nueve meses hasta el 25 de diciembre) sobre el sentido de celebración de adviento que conserva en la liturgia oriental. Sea cual sea su colocación temporal, la celebración tiene un hondo sentido y arraiga de una manera definitiva al Verbo de Dios en la carne humana de la Virgen. El oráculo de Isaías al desconfiado rey Acaz es sólo una señal. Aquella señal que el rey no quería pedir, pero que el mismo Señor se da: el nacimiento de un niño, con fuerza salvadora, que su nombre es ya una descripción de su misión: «Le pondrá por nombre Enmanuel, que significa "Dios con nosotros"». La angustia de saber si realmente Dios estaba con su pueblo acompañó siempre la experiencia histórica de Israel. Nacido como pueblo de Dios, no fue siempre el pueblo fiel que mereciera su presencia. Pero, en medio incluso de la infidelidad y por la fuerza salvadora de

su promesa, Dios va a estar «llegando» continuamente en todas las etapas de su historia. Isaías refleja una de esas llegadas, en tiempos de la monarquía, y anuncia una descendencia salvífica próxima. Pero la profecía qued abierta a una descendencia salvadora más plena, a través del engendramiento de una doncella-virgen y de un Hijo que será en verdad «Dios con nosotros», por ser el Verbo encarnado. 2. La carne del Verbo: el nuevo sacrificio (Heb 10,4-10) Desde la encarnación misma, jesús es el nuevo u definitiv sacrificio. Él es sacerdote, víctima y altar. De su

su promesa, Dios va a estar «llegando» continuamente<br />

en todas las etapas de su historia. Isaías refleja una de<br />

esas llegadas, en tiempos de la monarquía, y anuncia<br />

una descendencia salvífica próxima. Pero la profecía qued<br />

abierta a una descendencia salvadora más plena, a través<br />

del engendramiento de una doncella-virgen y de un Hijo<br />

que será en verdad «Dios con nosotros», por ser el Verbo<br />

encarnado.<br />

2. La carne del Verbo: el nuevo sacrificio<br />

(Heb 10,4-10)<br />

Desde la encarnación misma, jesús es el nuevo u definitiv<br />

sacrificio. Él es sacerdote, víctima y altar. De su

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