jaramillo, pedro - l..
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3. «El» precepto del amor (Mt 22,34-40) Gracias a aquel fariseo que quiso poner a prueba a Jesús, tenemos de sus propios labios el resumen de todos sus preceptos. A Jesús le preguntaron por el precepto primero y el más fundamental del conjunto de la Ley. Responde con la recitación cotidiana de todo piadoso israelita: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser». El mismo Jesús recitaría a diario el «shema», el «escucha, Israel», con el que se introduce el mandamiento del amor a Dios. Pero, en labios de Jesús, hay otro mandamiento que, aunque segundo, «es semejante al primero». Tanta es la semejanza que no se puede dar el uno sin el otro. «Estos diez mandamientos se encierran en dos», aprendimos ya desde niños en el catecismo, que se inspiraba en esta respuesta de Jesús. La semejanza de amores eleva el amor al prójimo, dándole un rango teológico... Las expresiones de este amor enunciadas en la primera lectura, las que jalonaron la vida de Israel y han embellecido la vida de la Iglesia son, en definitiva, expresiones de un mismo amor a Dios, unido por voluntad expresa de él de manera indisoluble al amor a nuestro prójimo. Lo resume así nuestro soneto: «Amar es convivir sin hacer daño,/ dialogar sin trastienda y sin engaño,/ rendir con humildad las sinrazones.../ compartir la escasez o la abundancia/ y dejar a tu paso la fragancia, de la Ley encarnada en tus acciones».
Ama y haz lo que quieras «Ama y haz lo que quieras...». ¡Qué evidencia suma san Agustín al Mandamiento! Porque el amor es más que sentimiento..., es fuego que transforma la querencia. Amar es eficacia, no apariencia o ensoñación sin quicio ni cimiento..., es obrar con sentido y argumento a la luz cenital de la conciencia. Amar es convivir sin hacer daño, dialogar sin trastienda y sin engaño, rendir con humildad las sinrazones..., compartir la escasez o la abundancia y dejar a tu paso la fragancia de la Ley, encarnada en tus acciones.
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Ama y haz lo que quieras<br />
«Ama y haz lo que quieras...». ¡Qué evidencia<br />
suma san Agustín al Mandamiento!<br />
Porque el amor es más que sentimiento...,<br />
es fuego que transforma la querencia.<br />
Amar es eficacia, no apariencia<br />
o ensoñación sin quicio ni cimiento...,<br />
es obrar con sentido y argumento<br />
a la luz cenital de la conciencia.<br />
Amar es convivir sin hacer daño,<br />
dialogar sin trastienda y sin engaño,<br />
rendir con humildad las sinrazones...,<br />
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