jaramillo, pedro - l..

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12.04.2013 Views

Decimotercer domingo 1. La generosidad se hace fecunda (2Re 4,8-11.14- 16a) Eliseo y la mujer sunamita: caso concreto de la fecundidad engendrada en una generosa comunión de bienes. La mujer sunamita es rica, pero sabe compartir con el profeta y su criado. Comparte no sólo la comida, comparte la acogida hogareña, abriéndole su casa: «Cuando venga a visitarnos, se hospedará aquí». Se abre el corazón en la hospitalidad. En el corazón de Eliseo, «ese santo hombre de Dios», nace el deseo de responder, que ¡amor con amor se paga! Pero es la mujer sunamita la que ha desencadenado todo este intercambio de dones. Es ella y su com portamiento hospitalario y generoso los que hacen que Eliseo se pregunte: «¿Qué podemos hacer por ella?». La insinuación viene de Guiezi, el criado de Eliseo. Él ha intuido una necesidad fundamental en aquella mujer rica y anciana: su esterilidad. En el intercambio de dones, la esterilidad se hace fecun «El año que viene, por estas fechas, abrazarás un hijo». El profeta necesitaba el alimento para continuar el camino;

aquella anciana y rica mujer de Sunén necesitaba al hijo que diera sentido a su seno, arrancándole la esterilidad... Y es la mutua acogida la que produce «el milagro del don». 2. Del bautismo recibido al bautismo existencialmente vivido (Rom 6,3-4.8-11) El bautismo entraña todo un misterio de incorporación- a muerte de Cristo y a su vida; a la totalidad del misterio de su Pascua. El bautizado con-muere con Cristo y con-vive con él. Por el agua y el Espíritu, es Cristo mismo quien realiza esta misteriosa y real incorporación a su destino personal. La existencia histórica de todo bautizado bien pudiera definirse como eí despliegue existencial diario de ía vid nueva recibida: «Que también nosotros andemos en una vida nueva» Lo nuevo y lo viejo preocupaban a Pablo. Entusiasmado con la novedad de Cristo Jesús, tuvo siempre el temor de que sus comunidades recayeran en «lo viejo», que ya se había quedado atrás, crucificado con Cristo. Es como si ya no existiera. Esa «nueva» situación reclama de todo bautizado una traducción existencial: «Consideraos muertos al pecado». Muertos al pecado por el bautismo; y muriendo cada dí pecado por la actualización de aquello que aconteció como un verdadero, re-nacer a una vida distinta. Con la muerte al pecado, Pablo no lo ha dicho, sin embargo, todo; más aún, no ha dicho lo principal: «Lo que importa es la criatura nueva». E importa la novedad de vida que la criatura nueva genera en el día a día de su

Decimotercer domingo<br />

1. La generosidad se hace fecunda<br />

(2Re 4,8-11.14- 16a)<br />

Eliseo y la mujer sunamita: caso concreto de la fecundidad<br />

engendrada en una generosa comunión de bienes.<br />

La mujer sunamita es rica, pero sabe compartir con el<br />

profeta y su criado. Comparte no sólo la comida, comparte<br />

la acogida hogareña, abriéndole su casa: «Cuando<br />

venga a visitarnos, se hospedará aquí». Se abre el corazón<br />

en la hospitalidad.<br />

En el corazón de Eliseo, «ese santo hombre de Dios»,<br />

nace el deseo de responder, que ¡amor con amor se<br />

paga! Pero es la mujer sunamita la que ha desencadenado<br />

todo este intercambio de dones. Es ella y su com<br />

portamiento hospitalario y generoso los que hacen que<br />

Eliseo se pregunte: «¿Qué podemos hacer por ella?». La<br />

insinuación viene de Guiezi, el criado de Eliseo. Él ha<br />

intuido una necesidad fundamental en aquella mujer rica<br />

y anciana: su esterilidad.<br />

En el intercambio de dones, la esterilidad se hace fecun<br />

«El año que viene, por estas fechas, abrazarás un hijo». El<br />

profeta necesitaba el alimento para continuar el camino;

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