jaramillo, pedro - l..

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12.04.2013 Views

Quinto domingo 1. Una luz que alumbra hacia abajo (Is 58,7-10) Hay luces que alumbran hacia arriba y no nos permiten ver la realidad que nos rodea..., aunque sean luces fuertes. Peo las hay que, aun no siendo fuertes, como no es fuerte la aurora, alumbran hacia abajo, haciéndonos descubrir la realidad y la vida cotidiana. La lectura de Isaías está escogida para hoy por el tema de la luz-. «Entonces romperá tu luz como la aurora ¿Cómo le parece al profeta que alguien pueda iluminar y sentir sana su propia carne? Apunta hacia abajo. Y en ese abajo hacia los más «abajados»: hambrientos, sin techo, desnudos... Todo, sin embargo, parte de «la propia carne», a la que sería absurdo cerrarse. La luz se expande desde la solidaridad. Se genera con la aurora que «rompe» la oscuridad del egoísmo... y se va haciendo pleno día en la donación. «Iluminar las tinieblas», hacer que la «propia oscuridad se vuelva pleno día»... pasa, en el profeta, por el ejercicio de una caridad fraterna, no sólo de acciones, sino de auténtica conversión del corazón: «Desterrar la opresión,

el gesto amenazador y la maledicencia». Sólo desde ahí se puede compartir el pan. Y del compartir surge la luz. 2. La debilidad y el miedo (ICor 2,1-5) Por raro que parezca, son también «.cualidades» de la apostólica... Cuando pensamos en el apóstol, nos viene a la mente con más facilidad la «valentía», Pero, la vida apostólica está hecha de paradojas. La experiencia de Pablo le llevará a confesar que «la fuerza se realiza en la debilidad». Y es que valentía no puede confundirse con arrogancia. El arrogante se apega a su «sublime elocuencia o sabiduría». El arrogante va por la vida intentando lucirse... Pero, la cruz de Cristo daba para poco lucimiento. Ella es, sin embargo, el orgullo de Pablo. En medio de lucimien arrogantes, él no se precia sino en Cristo Crucificado... Pablo es el apóstol del Resucitado; en una «experiencia gloriosa» comienza su cambio... Pero, la vida cristiana le enseña a agarrarse a la cruz como estilo y camino de predicación. Contra «la persuasiva sabiduría humana», la cruz se convierte paradójicamente en confesión del poder de Dios El poder es gloria manifestada en Cristo resucitado. Pero el camino lo traza el crucificado, rompiendo los esquemas de llegada a la gloria.

Quinto domingo<br />

1. Una luz que alumbra hacia abajo<br />

(Is 58,7-10)<br />

Hay luces que alumbran hacia arriba y no nos permiten<br />

ver la realidad que nos rodea..., aunque sean luces fuertes.<br />

Peo las hay que, aun no siendo fuertes, como no<br />

es fuerte la aurora, alumbran hacia abajo, haciéndonos<br />

descubrir la realidad y la vida cotidiana.<br />

La lectura de Isaías está escogida para hoy por el<br />

tema de la luz-. «Entonces romperá tu luz como la aurora<br />

¿Cómo le parece al profeta que alguien pueda iluminar y<br />

sentir sana su propia carne? Apunta hacia abajo. Y en ese<br />

abajo hacia los más «abajados»: hambrientos, sin techo,<br />

desnudos... Todo, sin embargo, parte de «la propia carne»,<br />

a la que sería absurdo cerrarse. La luz se expande<br />

desde la solidaridad. Se genera con la aurora que «rompe»<br />

la oscuridad del egoísmo... y se va haciendo pleno<br />

día en la donación.<br />

«Iluminar las tinieblas», hacer que la «propia oscuridad<br />

se vuelva pleno día»... pasa, en el profeta, por el ejercicio<br />

de una caridad fraterna, no sólo de acciones, sino de<br />

auténtica conversión del corazón: «Desterrar la opresión,

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