jaramillo, pedro - l..
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3. «La cosa empezó en Galilea» (Mt 4,12-23) Subrayar el inicio del ministerio público de Jesús en Galilea no significa una simple información geográfica. Fstá cargado de sentido. Mateo ve cumplida la profecía de la primera lectura. Jesús «se retiró a Galilea» después del arresto de Juan, para que «en la Galilea de los gentiles» de donde nadie esperaba nada bueno, se iluminara la duz grande-» que brilla para todas las naciones... Es e choque entre los caminos de Dios y los caminos del hom El hombre, organizando el camino de la Salvación en Jerusalén..., y Dios, «despistando» una vez más, haciéndola venir de la sospechosa Galilea.. A algunos, Dios les pone la fe difícil; a la mayoría, les abre la esperanza de tenerla. En Galilea comienza Jesús la predicación, que Mateo centra en la conversión; un cambio de dirección de la pro pia vida, porque «ya se acerca el Reino de los cielos» que invita a la adhesión de la fe. L^a invitación la concreta el texto evangélico de hoy en la llamada: «Venid y seguidme»; en la misión-. «Os haré p cadores de hombres»; y en la respuesta: «Inmediatamente dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron»... Con ellos va iniciando Jesús el camino de la salvación en «la Galilea de los gentiles»: «Recorría toda Galilea». Va desarrollando con sencillez lo que había sido toda la historia de la salvación: hechos y palabras: «Proclamando el Evangelio y curando las enfermedades y dolencias del pueblo»: el Reino, proclamado y realizado.
Una luz les brilló Siempre hay alguna angustia, alguna pena, algún rincón del hombre sojuzgado..., alguna mordedura del pecado, en que amenaza el pus o la gangrena. Siempre hay una tinaja medio llena, la sombra de un mensaje, mutilado por la voz del heraldo, que ha velado la claridad de la palabra plena. Pero hay siempre una estrella en cada trance un criterio de fe viva al alcance del corazón que hacia la luz camina... ¡Espera en el Señor y sé valiente! ¡Ten ánimo! Un brazo omnipotente acompaña a la iglesia peregrina.
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Una luz les brilló<br />
Siempre hay alguna angustia, alguna pena,<br />
algún rincón del hombre sojuzgado...,<br />
alguna mordedura del pecado,<br />
en que amenaza el pus o la gangrena.<br />
Siempre hay una tinaja medio llena,<br />
la sombra de un mensaje, mutilado<br />
por la voz del heraldo, que ha velado<br />
la claridad de la palabra plena.<br />
Pero hay siempre una estrella en cada trance<br />
un criterio de fe viva al alcance<br />
del corazón que hacia la luz camina...<br />
¡Espera en el Señor y sé valiente!<br />
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acompaña a la iglesia peregrina.