JESUS y EL ESPIRITU
JESUS y EL ESPIRITU JESUS y EL ESPIRITU
80 ]esús y el Espíritu Estoy sugiriendo, en consecuencia, que la conciencia personal de Jesús fue un conjunto menos claramente determinado y estructurado de lo que frecuentemente se supone. Los conceptos que él usó cuando hablaba de sí mismo fueron más fluidos, más incipientes, que los que el lenguaje de «títulos» podría sugerir. En cuanto se refería a su relación con Dios, el concepto de «hijo», ante Dios como Padre, fue básico y muy adecuado. Precisamente así como en su relación con los hombres su referencia personal elegida por él parece haber sido bar nasa (el hijo del hombre = «yo, un hombre», uno; d. particularmente Me 2, 27 s.; Mt 11, 18 s.; Le 7, 33 s.; probablemente también Me 2, 10; Mt 8, 20; Le 9, 58) 161. En resumen, en Jesús vemos la novedad de una mente original, un espíritu nuevo, utilizando categorías y conceptos antiguos, moldeándolos de nuevo, recreándolos, usándolos en un sentido completamente nuevo a la luz de su experiencia básica de la solicitud y del señorío de Dios con él, estando unido a Dios por los lazos más estrechos de amor y obediencia. 161. COLPE 430-33; L. S. HAY, Tbe SO/l 01 Man in Mark 2, 10 Y 2, 28, JBL 89 (1970) 69-75; G. VERMES, [esas cap. 7. Véase, además, lo que decimos en cap. 4, notas 52 y 53.
7. 1ntroducción 2 La experiencia de Jesús acerca de Dios. El Espíritu Nuestra primera respuesta a las cuestiones ¿cuál fue la experiencia de Jesús que él refirió a Dios? y ¿cuál fue lo correlativo en la experiencia de su fe en Dios?, podemos concretarla en la palabra «filiación». La realidad que Jesús experimentó en sus momentos de soledad fue Dios como Padre, cuidando, pero también gobernando (Mc 14, 36}. El fundamento de su confianza personal en el ministerio fue su seguridad de conocer a Bios a un nivel íntimo. Y por esta intimidad brotó la urgencia de atraer a otros a la misma relación vital con Dios como Padre (Lc 11, 2; «vuestro Padre»; Lc 22, 29; d. Mt 11, 27). 7.1. La deficiencia del Protestantismo Liberal. Hasta aquí hemos seguido el camino del Protestantismo Liberal del siglo XIX, y este camino nos ha llevado de alguna manera a la experiencia religiosa de Jesús. Pero ahora debemos volver desde ese camino para proceder en una dirección diferente, pues la presentación de Jesús en el Protestantismo Liberal fue seriamente defectuosa. En un exceso de optimismo, moralismo y temporalismo, se empobreció casi completamente la dimensión escatológica del mensaje y experiencia de Jesús. Esta deficiencia fue tratada implacablemente a finales del siglo por los estudios de J. Weiss y A. Schweitzer, quienes demostraron definitivamente que la escatología es una parte integral del mensaje de Jesús, y que su perspectiva fue irreparablemente escatológica l. El intento de Harnack 1. .J. WEISS, [esus' Proclamation 01 the Kingdom 01 God, 1892, ET SCM Press 1971; A. SCHWEITZER, The Mystery 01 the KingdQm 01 Cad, ET Macmillan 1914; también Quest. 6
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Estoy sugiriendo, en consecuencia, que la conciencia personal<br />
de Jesús fue un conjunto menos claramente determinado y estructurado<br />
de lo que frecuentemente se supone. Los conceptos que<br />
él usó cuando hablaba de sí mismo fueron más fluidos, más incipientes,<br />
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cuanto se refería a su relación con Dios, el concepto de «hijo»,<br />
ante Dios como Padre, fue básico y muy adecuado. Precisamente<br />
así como en su relación con los hombres su referencia personal elegida<br />
por él parece haber sido bar nasa (el hijo del hombre = «yo, un<br />
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Le 7, 33 s.; probablemente también Me 2, 10; Mt 8, 20; Le<br />
9, 58) 161. En resumen, en Jesús vemos la novedad de una mente<br />
original, un espíritu nuevo, utilizando categorías y conceptos antiguos,<br />
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Dios por los lazos más estrechos de amor y obediencia.<br />
161. COLPE 430-33; L. S. HAY, Tbe SO/l 01 Man in Mark 2, 10 Y<br />
2, 28, JBL 89 (1970) 69-75; G. VERMES, [esas cap. 7. Véase, además,<br />
lo que decimos en cap. 4, notas 52 y 53.