JESUS y EL ESPIRITU

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78 Jesús y el Espíritu investigación una vez que esté más avanzada. De todos modos, la cuestión puede soportar una repetición: para Jesús mismo su filiación fue primeramente una convicción y una relación existencial, no una creencia meramente intelectual, ni tampoco algo totalmente metafísico. 6.5. Por esta confianza en la que él permaneció, creyendo po seer una relación especialmente íntima con Dios, surgió la conciencia de misión en Jesús. «Filiación significaba para Jesús, no una dignidad que debía de ser exigida, sino una responsabilidad que debía de ser plenamente colmada» 154. Como hijo, él había sido enviado por Dios. Como hijo, según Mateo 11, 27, él fue consciente de «ser de un modo singular el receptor y mediador del conocimiento de Dios» 155. De la misma manera y por el mismo motivo, «Abba» se convirtió en la manifestación de la más completa sumisión de Jesús como hijo a la voluntad del Padre (Mc 14, 36). Con otras palabras, la conciencia de Jesús de su filiación fue probablemente un elemento fundamental en su consciencia personal) por la que surgieron sus otras convicciones básicas sobre sí mismo y sobre su misión. Dicho de otro modo, esta experiencia de intimidad en la oración concedió a Jesús su profundo conocimiento, tanto de la personalidad como de la voluntad de Dios. Estos conocimientos probablemente se situaban en el corazón de su única exigencia de autoridad (cf. más adelante, cap. III, § 13). 6.6. Si pudiéramos investigar algo más allá, probablemente se seguiría también que la conciencia existencial de Jesús de su filiación fue el dato originario de la propia consciencia de Jesús que le hizo capaz de aplicarse a sí mismo las diversas categorías y pasajes del Antiguo Testamento, recogiendo en torno a ellos la inspiración y las ideas de estos pasajes. Contrariamente a la suposición, frecuentemente usada todavía, pero no probada, el concepto originario de Jesús no parece haber sido la mesianidad. El no se consideró, en primer lugar a sí mismo como Mesías, concluyendo por ello que era el hijo de Dios. 156. Por el 154. R. H. FULLER, Mission 84. 155. }. }EREMIAS, Prayers 51; V. TAYLOR, Tbeology I 61. 156. Probablemente «Hijo de Dios» se estaba convirtiendo entonces en titulo mesiánico en el judaísmo pre-cristiano o, al menos, en la secta de Qumran (R. H. FULLER, Foundations 32, que remite a 4QFlor 10-14); véase también l QSa JI 11 S., aunque este texto es incierto (J. T. MILIK,

La experiencia de ] esús acerca de Dios. La [iliacián 79 contrario, es evidente que Jesús rechazó el título «Mesías», o al menos estuvo lejos de sentirse feliz con él 157• Por otro lado, bien pudo ser que para Jesús la idea de ser hijo de Dios tuviera algún significado representativo (Jesús individualmente representaba de alguna manera la filiación colectiva del pueblo de Dios) 158. Esto se confirmaría, si el concepto «hijo del hombre» de Daniel 7, o Jos pasajes del Siervo en el Deutero-Isaías, influyeron en el concepto de Jesús sobre su misión, como yo pienso que sucedió, aunque no podamos detenernos ahora a demostrarlo 159. La cuestión es que en la conciencia personal de Jesús y en el conocimiento de su misión no fue fundamental algún título mesiánico en particular, o el concepto veterotestamentario al que él añadió entonces el concepto «Hijo de Dios». Las pruebas indican más bien que el sentido de filiación en Jesús fue originario, siendo el catalizador y la clave que le condujo a darse cuenta que otros pasajes concretos del Antiguo Testamento se referían y describían su misión 160. Discoveries in tbe ]udean Desert 1, Oxford 1955, 117 s.); d. también E. LOHSE, TDNT 8, 361 s.; y véase ahora 4QpsDan Aa, la primera vez que se encuentra «Hijo de Dios» usado explícitamente como título( ]. A. FITZMEYER, Tbe Contribution 01 Qumran Aramaic to tbe Study 01 tbe New Testament, NTS 20 (1973-74J 391-94). Pero de esto no se trata aquí. Véase también O. CULLMANN, Christology 279 ss. 157. F. HAHN, Titles 148-61. 223 ss.; ]. D. G. DUNN, Messianic Seeret 110-15. 158. Sobre textos que hablan de Dios como Padre de Israel y los israelitas, d. G. DALMAN, Words 184 ss.; ]. ]EREMIAS, Prayers 11-15; por ejemplo, Ex 4, 22 s.; Dt 32, 5 s.; 1s 1, 2. 4; ]r 31, 20; Os 11, 1. CL la idea del sufrimiento sustitutorio del justo y el mártir en el judaísmo (E. SCHWEIZER, Erniedrigung, en especial, 24 ss.; E. LOHSE, Martyrer und Gottesknecht, Gottingen 21963, 66-87). Y adviértase nuevamente la importancia de que Jesús no se incluya a sí mismo como uno de «los doce»: el papel representativo de Jesús no es como parte de un grupo. 159. Véase 1. H. MARSHALL, The Synoptic Son 01 Man Sayings in Recent Discussion, NTS 12 (1965-66) 327-51; M. D. HOOKER, The Son 01 Man in Mark, SPCK 1967; C. COLPE, TDNT 8, 430-41; ]. ]EREMIAS, Servant 99-106; O. CULLMANN, Christology 60-69; ]. ]EREMIAS, Tbeology I 286-99. Sobre el ulterior y más amplio debate d. también R. BULT­ MANN, Tradition 14 ss.; V. TAYLOR, Mark 197-200; E. SCHWEIZER, Der Menschensohn, ZNW 50 (1959), reimpreso en Neotestamentica, Zürich 1963, 70 s.; H. E. TODT, 126-30; F. HAHN, Titles cap. 1; W. G. KÜMMEL, Theology, 76-85. 87-90. 160. Cf. HARNACK, Sayings, 245, 2; A. E. ]. RAWLINSON, The New Testament Doctrine 01 the Cbrist, Longmans 1926, 251; W. MANSON, ]esus tbe Messiah, Hodder & Stoughton 1943, 106-9; R. H. FULLER, Mission 85; V. TAYLOR, Person 169; l.-H. MARSHALL, Divine Sonship 93. 99.

La experiencia de ] esús acerca de Dios. La [iliacián 79<br />

contrario, es evidente que Jesús rechazó el título «Mesías», o al<br />

menos estuvo lejos de sentirse feliz con él 157• Por otro lado, bien<br />

pudo ser que para Jesús la idea de ser hijo de Dios tuviera algún<br />

significado representativo (Jesús individualmente representaba de<br />

alguna manera la filiación colectiva del pueblo de Dios) 158. Esto<br />

se confirmaría, si el concepto «hijo del hombre» de Daniel 7, o<br />

Jos pasajes del Siervo en el Deutero-Isaías, influyeron en el concepto<br />

de Jesús sobre su misión, como yo pienso que sucedió,<br />

aunque no podamos detenernos ahora a demostrarlo 159. La cuestión<br />

es que en la conciencia personal de Jesús y en el conocimiento<br />

de su misión no fue fundamental algún título mesiánico<br />

en particular, o el concepto veterotestamentario al que él añadió<br />

entonces el concepto «Hijo de Dios». Las pruebas indican más<br />

bien que el sentido de filiación en Jesús fue originario, siendo el<br />

catalizador y la clave que le condujo a darse cuenta que otros<br />

pasajes concretos del Antiguo Testamento se referían y describían<br />

su misión 160.<br />

Discoveries in tbe ]udean Desert 1, Oxford 1955, 117 s.); d. también<br />

E. LOHSE, TDNT 8, 361 s.; y véase ahora 4QpsDan Aa, la primera vez<br />

que se encuentra «Hijo de Dios» usado explícitamente como título( ].<br />

A. FITZMEYER, Tbe Contribution 01 Qumran Aramaic to tbe Study 01<br />

tbe New Testament, NTS 20 (1973-74J 391-94). Pero de esto no se trata<br />

aquí. Véase también O. CULLMANN, Christology 279 ss.<br />

157. F. HAHN, Titles 148-61. 223 ss.; ]. D. G. DUNN, Messianic Seeret<br />

110-15.<br />

158. Sobre textos que hablan de Dios como Padre de Israel y los<br />

israelitas, d. G. DALMAN, Words 184 ss.; ]. ]EREMIAS, Prayers 11-15;<br />

por ejemplo, Ex 4, 22 s.; Dt 32, 5 s.; 1s 1, 2. 4; ]r 31, 20; Os 11, 1.<br />

CL la idea del sufrimiento sustitutorio del justo y el mártir en el judaísmo<br />

(E. SCHWEIZER, Erniedrigung, en especial, 24 ss.; E. LOHSE, Martyrer<br />

und Gottesknecht, Gottingen 21963, 66-87). Y adviértase nuevamente la<br />

importancia de que Jesús no se incluya a sí mismo como uno de «los<br />

doce»: el papel representativo de Jesús no es como parte de un grupo.<br />

159. Véase 1. H. MARSHALL, The Synoptic Son 01 Man Sayings in<br />

Recent Discussion, NTS 12 (1965-66) 327-51; M. D. HOOKER, The Son<br />

01 Man in Mark, SPCK 1967; C. COLPE, TDNT 8, 430-41; ]. ]EREMIAS,<br />

Servant 99-106; O. CULLMANN, Christology 60-69; ]. ]EREMIAS, Tbeology<br />

I 286-99. Sobre el ulterior y más amplio debate d. también R. BULT­<br />

MANN, Tradition 14 ss.; V. TAYLOR, Mark 197-200; E. SCHWEIZER, Der<br />

Menschensohn, ZNW 50 (1959), reimpreso en Neotestamentica, Zürich<br />

1963, 70 s.; H. E. TODT, 126-30; F. HAHN, Titles cap. 1; W. G. KÜMM<strong>EL</strong>,<br />

Theology, 76-85. 87-90.<br />

160. Cf. HARNACK, Sayings, 245, 2; A. E. ]. RAWLINSON, The New<br />

Testament Doctrine 01 the Cbrist, Longmans 1926, 251; W. MANSON, ]esus<br />

tbe Messiah, Hodder & Stoughton 1943, 106-9; R. H. FULLER, Mission<br />

85; V. TAYLOR, Person 169; l.-H. MARSHALL, Divine Sonship 93.<br />

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