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JESUS y EL ESPIRITU

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536 Jesús y el Espíritu<br />

alegría en el sufrimiento; experiencia que compartían con los<br />

misioneros que les trajeron el evangelio y con Jesús mismo 147.<br />

Puede ser que lo que Pablo quiere decir aquí sea sencillamente<br />

esto: lo mismo que persiguieron a Jesús, van a perseguir a sus<br />

seguidores. Y en otros lugares Pablo no duda de que los sufrímientas<br />

de los cristianos son realmente parte de los sufrimientos<br />

de Cristo 148.<br />

Los tiempos verbales que Pablo emplea en Ca 2, 19-20; 6.<br />

14 Y Rm 6, 5 son llamativos. Al hablar de la relación existencial<br />

del creyente con la cruz o la muerte de Cristo, Pablo echa mano<br />

del perfecto y no del aoristo. En Ca 2, 19-20 escribe: «He sido<br />

crucificado con Cristo», es decir, no se trata de algo irrepetible y<br />

del pasado, de algo que se acabó y se dejó atrás (que es lo expresado<br />

por el aoristo). Al contrario: sigo en ese estado (como lo<br />

indica el perfecto), he sido clavado en la cruz de Cristo y ahí<br />

sigo colgado. La experiencia del «Cristo en mí» es la experiencia<br />

de muerte y de vida, de la muerte de Cristo y de la vida de Cristo.<br />

Así hay que interpretar también Ca 6, 14 149 Y en Rm 6, 5 lee-<br />

147. Véase R. C. TANNEHILL, Dying and Rising with Cbrist, Berlín<br />

1967, 101-4. El punto de la comparación no es el acontecimiento de la<br />

recepción del evangelio, sino la experiencia de la alegría en medio del<br />

sufrimiento.<br />

148. A. WIKENHASER, Mysticism, 37 y B. A. AHERN, The Fellawship<br />

01 bis Suiierings (Pbil 3, 10), CBQ 22 (1960) 4 s., remiten también a<br />

2 Ts 3, 5: «la paciencia de Cristo». Más en general sobre el llamado<br />

«genitivo místico» (A. DEISSMANN, Paul, 162 ss.), véase O. SCHMITZ, Die<br />

Cbristus-Gemeinscbajt des Paulus im Licbte seines Genitiogabraucbs, Gütersloh<br />

1924, y, con mayor tacto, M. BOUTTIER, En Cbrist, Paris 1962,<br />

69-79.<br />

149. Probablemente podríamos incluir aquí Ca 6, 17. Es sumamente<br />

improbable que «las señales de Jesús» signifiquen los estigmas (contra F.<br />

FENNER, Kranebeit, 40; sobre la manifestación de las heridas de Jesús<br />

en la historia del cristianismo, incluidos san Francisco y el Padre Pío,<br />

véase THURSTON, cap. 2). Puede ser que Pablo esté describiendo sencillamente<br />

los efectos físicos de su sufrimiento y que los presente metafóricamente<br />

como las marcas de Cristo, queriendo decir que de lo que se trata<br />

es de que es posesión de Cristo y quizás también de que cuenta con su<br />

protección (cf. A. DmssMANN, Bible Studies, 349-60; ]. SCHNEIDER, Passionsmvstik,<br />

51 s.; H. ScHILIER, Galater, 284 s.), Pero es posible que aquí<br />

nos las estemos viendo con el mismo tema de 2 Co: en el cuerpo sufriente<br />

de Pablo se manifiesta como Señor el Jesús terreno (véase E. GÜTTGE­<br />

MANNS. 133 ss.). E. Güttgemanns echa mano igualmente de Ca 4, 14b<br />

(pp, 180 ss.), pero esto depende de que se supone que Pablo se enfrenta<br />

con la misma situación en gálatas que la que tuvo en 2 Ca 10-13. ¿Puede<br />

uno sentar la equivalencia entre Ca 1, 6 y 2 Ca 11, 4? Véase también<br />

aquí p. 435 s.

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