JESUS y EL ESPIRITU
JESUS y EL ESPIRITU JESUS y EL ESPIRITU
534 Jesús y el Espíritu Por tanto, lo específico de la idea que Pablo tiene del Espíritu carismático, en contraposición con sus adversarios corintios, se vuelve a ver con bastante claridad. Ellos afirmaban que el Espíritu es un poder derivado del ya y que anula el todavía-no mediante una palabra y una actividad impresionantes, mientras que para Pablo ese Espíritu es un poder que refuerza el todavíano. Ellos se gloriaban del poder que se manifestaba en toda su perfección en la experiencia extática, mientras que para Pablo la perfección de ese poder se expresaba a través de la debilidad. Pablo no era un extático que viviera de experiencias que 10 sacaban fuera de este mundo 141. En su experiencia, el Espíritu de Cristo no sólo no borró la antítesis de poder y debilidad, sino que la resalta aún más. Aquí tenemos, pues, una clara respuesta a la pregunta que planteamos sobre lo específico de la experiencia cristiana en el pensamiento de Pablo. Al analizar la experiencia religiosa que le hizo sentir su propio ministerio, lo que él consideró como especi [icamente cristiano fue el poder carismático en la debilidad humana y a través de ella. Y con esto nos podríamos conformar si no fuera porque, al situar este énfasis paulino en el contexto más amplio de su tiempo, inmediatamente nos encontramos con paralelismos sorprendentes. Por ejemplo, Filón alegoriza la zarza aro diente como mensaje a una nación sufriente: «No te desanimes, tu debilidad es tu fuerza ...» 142. Y en una carta a Valerio (?), Máximo Plinio cita como proverbio esta sentencia: «Nunca somos tan fuertes como cuando estamos enfermos» 143. De hecho, H. D. Betz mantiene que en cuanto astbenés (débil), Pablo pertenece realmente a la clase de los Goeten (magos, encantadores) orientales, aunque, ni el contenido ni el contexto, hacen ver que el paralelismo existente en los textos que cita de Luciano y 2 Ca 12, 9 sea claro 144. Con todo, 10 que sí se ve es que Pablo no fue ni el primero ni el último en descubrir por experiencia la verdad de la paradoja: la fuerza está en la debilidad. 141. H. SAAKE, Paulus als Ekstatiker, NovTest 15 (1973) 153·60, ignora el contexto polémico de 2 Ca 12, 12 ss. y, en consecuencia, sobreestima el valor que Pablo concede a sus «visiones y revelaciones». 142. FILÓN, VitMas, 1, 69. 143. PUNlO, Cartas, 7, 26, 1. Ambos textos los cita H. WINDlSCH, 2 Ca 394. 144. Paulus und die sokratische Tradition, 63 s. El remite a LUCIANO, Pbilopseudes, 34; Alexander, 54. 55. 56. 59; Y Peregr. 33. 43 s. .
El Espiritu de Jesús 535 Pero todavía nos queda un aspecto del pensamiento de Pablo al respecto. Al examinarlo nos va a llevar al núcleo mismo de lo específico de la experiencia de Pablo sobre debilidad, sufrimiento y muerte. 55.2. La comunión en los sufrimientos de Jesús. Para Pablo lo que él experimenta no es sólo el poder de la vida resucitada de Cristo, sino que los sufrimientos que soporta son, en cierto modo, el sufrimiento de Cristo entregado a la muerte. Al contestar al desafío corintio de que presente una prueba (dokimé) de que Cristo habla por medio de él, lo más sorprendente que dice en 2 Ca 13, 3 s. es lo del v. 4b: «Somos débiles en él», y 110: somos débiles en nosotros, pero fuertes en él. El carácter de la experiencia en la que Cristo habla a través de un hombre lleva la impronta del Cristo que habla. Y la clave aquí es la de que Cristo sigue siendo el Crucificado por más que ahora vive por el poder de Dios (v. 4a) 145. Así que el tener la experiencia del Cristo ensalzado significa no sólo experimentar una nueva vida, sino una nueva vida que es vida por medio de la muerte, vida salida de la muerte, vida que siempre mantiene ese carácter. Tan pronto como al Cristo ensalzado se le separa del Jesús crucificado, la experiencia carismática pierde su especificidad cristiana 146. Tan pronto como la experiencia carismática se hace experiencia exclusivamen te del Cristo exaltado y no simultáneamente del Jesús crucificado: pierde su carácter específicamente cristiano. Para Pablo la experiencia religiosa para el cristiano no quiere decir que Cristo 10 arranque de su debilidad y lo sitúe en medio de experiencias de inspiración y éxtasis. Al contrario, Cristo está presente en su debilidad; su debilidad es parte de su experiencia de Cristo. Constantemente aparece en las cartas de Pablo el tema siguiente: el creyente, a través de sus sufrimientos, de algún modo está participando de los sufrimientos de Cristo. Probablemente es 10 que se quiere decir en la expresión de 1 TsI, 6: los sufrimientos de los tesalonicenses eran una imitación del Señor. En ellos el evangelio se manifestaba no sólo como alegría, sino como 14.5. El énfasis que se pone en Cristo crucificado es una constante a través de ambas cartas a los Corintios (véase especialmente 1 Co 1, 17-2.5; 2, 2; 2 Co 1, 5; 5, 14 s.). 146. A. DEISSMANN, Pau, 143: «El es, y sigue siendo. el crucificado», véase también 197 s. Pablo probablemente está respondiendo aquí a acusaciones y creencias concretas de los corintios; d. W. SCHMITHALS, Gnosticism, 193 ss.; GÜTTGEMANNS, 14.5·.51.
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Pero todavía nos queda un aspecto del pensamiento de Pablo<br />
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55.2. La comunión en los sufrimientos de Jesús. Para Pablo<br />
lo que él experimenta no es sólo el poder de la vida resucitada de<br />
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el sufrimiento de Cristo entregado a la muerte. Al contestar al<br />
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débiles en nosotros, pero fuertes en él. El carácter de la experiencia<br />
en la que Cristo habla a través de un hombre lleva la<br />
impronta del Cristo que habla. Y la clave aquí es la de que Cristo<br />
sigue siendo el Crucificado por más que ahora vive por el poder<br />
de Dios (v. 4a) 145. Así que el tener la experiencia del Cristo ensalzado<br />
significa no sólo experimentar una nueva vida, sino una nueva<br />
vida que es vida por medio de la muerte, vida salida de la<br />
muerte, vida que siempre mantiene ese carácter. Tan pronto como<br />
al Cristo ensalzado se le separa del Jesús crucificado, la experiencia<br />
carismática pierde su especificidad cristiana 146. Tan pronto<br />
como la experiencia carismática se hace experiencia exclusivamen<br />
te del Cristo exaltado y no simultáneamente del Jesús crucificado:<br />
pierde su carácter específicamente cristiano. Para Pablo la experiencia<br />
religiosa para el cristiano no quiere decir que Cristo 10<br />
arranque de su debilidad y lo sitúe en medio de experiencias de<br />
inspiración y éxtasis. Al contrario, Cristo está presente en su<br />
debilidad; su debilidad es parte de su experiencia de Cristo.<br />
Constantemente aparece en las cartas de Pablo el tema siguiente:<br />
el creyente, a través de sus sufrimientos, de algún modo<br />
está participando de los sufrimientos de Cristo. Probablemente es<br />
10 que se quiere decir en la expresión de 1 TsI, 6: los sufrimientos<br />
de los tesalonicenses eran una imitación del Señor. En<br />
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14.5. El énfasis que se pone en Cristo crucificado es una constante<br />
a través de ambas cartas a los Corintios (véase especialmente 1 Co 1,<br />
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146. A. DEISSMANN, Pau, 143: «El es, y sigue siendo. el crucificado»,<br />
véase también 197 s. Pablo probablemente está respondiendo aquí a acusaciones<br />
y creencias concretas de los corintios; d. W. SCHMITHALS, Gnosticism,<br />
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