JESUS y EL ESPIRITU

El Espíritu de Jesús 519
actividad del Espíritu no es solamente experimentar una filiación
sino incluso asemejarse más al Hijo; ir incorporando cada vez
más la semejanza de la familia. Al fijarnos en 1 Ca 15, 49 se
ve claro que para Pablo este proceso llega a su culminación solamente
en la resurrección o parusía. La «imagen del hombre celeste»
es precisamente el cuerpo espiritual (vv. 44 s.). Es decir, el
modelo y la meta de una existencia totalmente determinada por
el Espíritu es el Cristo resucitado. Otras variantes sobre el mismo
tema son la idea de «revestirse de Cristo» (Rm 13, 14; Ca 3,
27), que es probablemente un sinónimo de «recibir el Espíritu» 95,
Y la metáfora un tanto confusa de Ca 4, 19, donde Pablo habla
de que Cristo se va formando en sus conversos. Este último versículo
tiene que significar que Pablo estaba hambreando y ansiando
que llegara el tiempo en que la vida de Cristo se manifestara
plenamente en ellos 96, o sea, que se reprodujeran en ellos las
características de la vida de Cristo.
En último lugar, deberíamos mencionar igualmente los criterios
segundo y tercero para enjuiciar los carismas (d. § 49,2).
Si el Espíritu da a conocer su actividad sobre todo por el amor,
deberíamos recordar que la expresión de amor para Pablo es
Cristo muriendo por los pecadores (Rm 5, 8). Así que la conclusión
que podríamos sacar con toda razón es que Pablo intenta
presentar el «himno al amor» y el «fruto del Espíritu» (1 Ca
13, 4-7; Ca 5, 22) como «líneas características» de Cristo. En
tal caso la consecuencia es que para Pablo la señal para distinguir
y delimitar al Espíritu que actúa es igualmente la imagen o el
carácter de Jesús. Ser espiritual es ser semejante a Cristo. Expresar
«la mente de Cristo» es cumplir «la ley de Cristo» (Ca 6,
1 s.; Rm 15,5, kata Cbriston Iésoün; cf. pp. 359 S.)97. y respecto
del criterio de la oikodomé, el ejercicio del amor a nivel
comunitario, se advierte que edificar la comunidad significa convertirla
más plenamente en cuerpo de Cristo (cf. Ef 4, 12 s.).
Si el cuerpo de Cristo resulta reconocible únicamente donde el
Espíritu se manifiesta carismáticamente en la comunidad (cf. §
95. Véase]. D. G. DuNN, Baptism, 110 s.
96. Cf. H. LIETZMANN, Galater, 29; A. WIKENHAUSER, Mysticism,
43 s. Aquí no hay una referencia explícita al Espíritu. Sobre el posible
uso de una terminología típica de los misterios, véase ÜEPKE, Galater,
108; E. GÜTTGEMANNS, 187 s. Véase, además, aquí p. 530 s.
97. Cf. H. SCHÜRMANN, 'Das Gesetz des Cbristus' (Ga 6, 2), en Neues
Testament und Kircbe, Schnackenburg Festschrift, 282-94.