JESUS y EL ESPIRITU

El cuerpo de Cristo 48J
50.2. Al mismo tiempo Pablo es muy consciente de los peligros
del entusiasmo carismático, o de que unos pocos se consideren
especialmente dotados por encima del común; es consciente
del peligro que constituye una espiritualidad enjuiciada por
las experiencias exotéricas y no por el servicio prestado al conjunto
de la comunidad. Debido a ello, Pablo pone buen cuidado
en enseñar las pruebas y controles que, si se observan bien,
bastarían para evitar que la libertad del Espíritu degenere en dar
rienda suelta al egoísmo. En primer lugar los carismas llevan sus
propias salvaguardas 213. En Rm 12, 6-8 se menciona el «canon
de la fe» (12, 3). En la lista que encotramos en 1 Ca 12, 8-10
cada grupo cuenta con su propio control: solamente la expresión
de sabiduría / conocimiento es el carisma; las dynameis y curaciones
dependen de la fe; la profecía se ve que es aceptable una
vez sometida a la valoración de manifestaciones inspiradas, y las
lenguas se someten a la interpretación del hablar en lenguas.
En segundo lugar viene la autoridad apostólica, digna de respeto
en base a la misión incomparable del apóstol y de la relación
singular que éste tiene con sus Iglesias por su fundador 214. En
tercer lugar se mencionan los ministerios permanentes) en especial,
los de profetas y maestros, ministerios capaces de ejercer
cierto control sobre expresiones y enseñanzas gracias a su mayor
experiencia respecto de estos dones. Control ejerce, en cuarto
lugar, la comunidad en su conjunto) con autoridad suficiente para
controlar palabras y acciones recurriendo a los criterios de la tradición
kerigmática, el amor y la oikodomé.
En consecuencia) Pablo tiene un concepto dinámico de la
autoridad y no una idea de oficio o forma fija. En las comunidades
paulinas el ejercicio de la autoridad estaba impregnado de
213. Cf. J. HAINZ, 339: «Cada cbárisma está sujeto a su propio
métron to12 kan6nos».
214. Si un intento moderno de llegar a una comunidad carismática
de tipo paulino pregunta por la autoridad apostólica, la mejor respuesta
sería probablemente ésta: fuera de la situaci6n misional totalmente nueva
la misma autoridad, proveniente de los decisivos acontecimientos del
pasado, la encontramos ahora en el (los) evangelios (s) apostólico (s)
y en las tradiciones de dichos de Jesús en el nuevo testamento. Una
situación misional totalmente nueva pudiera requerir una autoridad más
personal y de tipo apost6lico en el misionero fundador de comunidades.
y en cualquier caso, la continuidad respecto de las iglesias apost6licas
radica en la tradición kerygmática y no en el oficio; d. W. MARXSEN,
Die Nachfolge der Apostel, en Der Exeget als Theologe, Gütersloh 1968,
75-90.