JESUS y EL ESPIRITU

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472 Jesús y el Espíritu son personas del Espíritu (pneumatikoí) 179. En su calidad de tales tienen autoridad para regular y juzgar en todo lo referente a los carismas (1 Co 2, 15). Por esa razón, el mismo Pablo no duda en someter sus propias opiniones sobre él a lo que ellos piensen. Recuérdese, por ejemplo, 1 Co 14, 37, donde se ve que está cierto de que lo que aconseja es «palabra del Espíritu» (2, 13), y, sin embargo, espera que los corintios juzguen lo que les dice, porque el Espíritu lo han recibido precisamente «para que puedan conocer I reconocer todo lo que Dios les da mediante su gracia» (2, 12; d. Flp 3, 15). De este modo no son sólo los profetas los que tienen la responsabilidad de examinar la profecía individual (1 Co 14, 29), sino que es la comunidad misma la que participa de esa misma responsabilidad tanto para animar a que se profetice como para «probar I examinarlo todo», sin exceptuar la misma profecía (1 Ts 5, 20 s.) 180. No es menos importante la responsabilidad de la comunidad a la hora de reconocer y aceptar la palpable autoridad carismátka de quienes no se reservan para sí mismos sino que se ponen ..al servicio de la Iglesia, responsabilidad comunitaria también frente al ánimo que tiene que darles a los que sirven con estos ministerios más estables (1 Co 16, 15-18; 1 Ts 5, 12 s.; d. Flp 2, 29 s.). A la luz de estas consideraciones 1 Co 14, 16 adquiere un nuevo relieve. El «amén» de la asamblea tras una oraci6n o una profecía no es un mero asentimiento litúrgico. El «amén» indica más bien la importancia que tiene para Pablo el que los miembros de la comunidad sean capaces de entender y de mostrar su acuerdo a lo que se dice en su culto 181. «Se subraya la responsabilidad de la Iglesia en su conjunto para oír, entender, examinar y controlar» 182. Si lo que Pablo intentaba era que la comunidad carismática se hiciera cargo de sus propios asuntos, de la misma manera que 179. Sin olvidar la calificación diseñada antes (p. 462 s.). Véase también 1 Ca 2, 6: «Hablamos sabiduría entre (no a) cristianos maduros» o sea, Pablo piensa en una discusión y no tanto en un monólogo, todos pueden hablar (e. K. BARRETT, 1 Ca 69). 180. LINDSAY, 99 s.; B. HENNEKEN, Verkündigung, 106 s. En HER­ MANS, Mand, 11, 14, el falso profeta es desenmascarado por la oración de la asamblea en su totalidad (J. REILLING, Hermas, 15 s. 73). Cf. la importancia y el modo del «discernimiento de espíritu» por parte de los miembros de la comunidad de Qumran (1 QS 5, 20b·24; d. 6, 14 ss.). 181. Cf. E. SCHWEIZER, Church Order, 7k. 182. C. K. BARRETT, 1 Ca 321.

El cuerpo de Cristo de su culto, como podemos suponer, entonces 1 Co 14, 26 ss, puede ser que nos ofrezca las pautas de Pablo en 10 referente a la regulación de los asuntos comunitarios. O sea, en reuniones en las que se da alguna confusión o incertidumbre sobre un tema, alguno puede sentirse inspirado a dar alguna orientación, 10 que puede llevarse a cabo, por ejemplo, a base de una palabra de sabiduría práctica (d. 1 Co 6, 5), un consejo (kybérnésis), o se puede tratar de un profeta hablando en el nombre del Señor resucitado, o de un maestro remitiendo a algo contenido en la tradición kerygmática. O también puede ser que la comunidad misma acuda a quienes ya han demostrado su espiritualidad a base de su gran trabajo, su amor y su servicio, como en el caso de Estéfanas, todo 10 cual les capacita para dar alguna orientación. Luego se analizaría y discutiría el consejo dado, probablemente hasta que la asamblea se convenciera de que era 10 que Cristo pensaba sobre el asunto (cf. 2 Co 2, 6; también Rm 1, 11 s.; 12, 1 s.; 15, 14; Flp 1, 9-11; 2, 1 ss.; 1 Ts 4, 18; 5, 11. 19 s.) 183. ¿Y cómo llevaban a cabo esas valoraciones? ¿Qué criterios aplicaban? 49.2. Los criterios de valor. En el curso de los tres capítulos que se dedican a la discusión de los carismas (l Co 12-14), Pablo resalta tres criterios que deberían bastar a la comunidad para valorar las aportaciones carismáticas a su vida y culto 184. a) La prueba de la tradición kerygmática, 1 Co 12, 3. La inspiración no basta como prueba de que esa inspiración viene del Espíritu de Dios (12, 2). Tiene que ser sometida a prueba y valorada (d. § 41,3). En este sentido la regla fundamental es una expresión realmente básica del evangelio «Jesús es Señor» (d. Rm 10, 9; 2 Co 4, 5), en cuanto que tal afirmación se toma de la tradición kerygmática. Si una manifestación ins- 183. a. H. WINDISCH, 2 Co 87; BLASS-DEBRUNNER-PUNK, párr. 244, 3. K. WENGST, Zusammenkommen, 547-54, interpreta con razón los últimos textos en el sentido de actividades llevadas a cabo por la comunidad cuando se reúne. 184. Pablo no se sirve de la prueba de predicción cumplida (d. Dt 18, 21 s.; Jr 28, 9); aunque recuérdese 2 1s 2, 1 ss. Esto no significa que no se diera en las comunidades paulinas profecía de predicción, pero lo que sí puede significar es que tal clase de profecía era primordialmente escatológica (d. 1 1s 4, 15).

El cuerpo de Cristo<br />

de su culto, como podemos suponer, entonces 1 Co 14, 26 ss,<br />

puede ser que nos ofrezca las pautas de Pablo en 10 referente a<br />

la regulación de los asuntos comunitarios. O sea, en reuniones<br />

en las que se da alguna confusión o incertidumbre sobre un tema,<br />

alguno puede sentirse inspirado a dar alguna orientación, 10 que<br />

puede llevarse a cabo, por ejemplo, a base de una palabra de<br />

sabiduría práctica (d. 1 Co 6, 5), un consejo (kybérnésis), o se<br />

puede tratar de un profeta hablando en el nombre del Señor<br />

resucitado, o de un maestro remitiendo a algo contenido en la<br />

tradición kerygmática. O también puede ser que la comunidad<br />

misma acuda a quienes ya han demostrado su espiritualidad a<br />

base de su gran trabajo, su amor y su servicio, como en el caso<br />

de Estéfanas, todo 10 cual les capacita para dar alguna orientación.<br />

Luego se analizaría y discutiría el consejo dado, probablemente<br />

hasta que la asamblea se convenciera de que era 10 que<br />

Cristo pensaba sobre el asunto (cf. 2 Co 2, 6; también Rm 1,<br />

11 s.; 12, 1 s.; 15, 14; Flp 1, 9-11; 2, 1 ss.; 1 Ts 4, 18; 5,<br />

11. 19 s.) 183.<br />

¿Y cómo llevaban a cabo esas valoraciones? ¿Qué criterios<br />

aplicaban?<br />

49.2. Los criterios de valor. En el curso de los tres capítulos<br />

que se dedican a la discusión de los carismas (l Co 12-14), Pablo<br />

resalta tres criterios que deberían bastar a la comunidad para<br />

valorar las aportaciones carismáticas a su vida y culto 184.<br />

a) La prueba de la tradición kerygmática, 1 Co 12, 3. La<br />

inspiración no basta como prueba de que esa inspiración viene<br />

del Espíritu de Dios (12, 2). Tiene que ser sometida a prueba<br />

y valorada (d. § 41,3). En este sentido la regla fundamental<br />

es una expresión realmente básica del evangelio «Jesús es Señor»<br />

(d. Rm 10, 9; 2 Co 4, 5), en cuanto que tal afirmación<br />

se toma de la tradición kerygmática. Si una manifestación ins-<br />

183. a. H. WINDISCH, 2 Co 87; BLASS-DEBRUNNER-PUNK, párr. 244,<br />

3. K. WENGST, Zusammenkommen, 547-54, interpreta con razón los últimos<br />

textos en el sentido de actividades llevadas a cabo por la comunidad<br />

cuando se reúne.<br />

184. Pablo no se sirve de la prueba de predicción cumplida (d. Dt<br />

18, 21 s.; Jr 28, 9); aunque recuérdese 2 1s 2, 1 ss. Esto no significa<br />

que no se diera en las comunidades paulinas profecía de predicción, pero<br />

lo que sí puede significar es que tal clase de profecía era primordialmente<br />

escatológica (d. 1 1s 4, 15).

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