JESUS y EL ESPIRITU

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432 Jesús y el Espíritu Iglesia corintia, tanto en los años 50 como en los 90, pone profundamente en duda la posibilidad de llevar a la práctica la idea que Pablo tiene de 10 que debe de ser una comunidad carismática (cf. § 57). 46.2. Roma. Otra carta redactada en este tiempo de la vida de Pablo y en la que se extiende sobre 10 que él entiende por comunidad carismática es la dirigida a los Romanos 42. Aquí nos movemos en un terreno menos seguro. Pablo no conoce a la Iglesia romana directamente, ni es mucho lo que dice de 10 que allí ocurría. Pero está más que claro que Pablo estaba al tanto de fuertes desavenencias y disputas, todo lo cual amenazaba la paz y unidad de la comunidad cristiana de Roma (cí. en especial el cap. 14 y 16, 17_20)43. Una cuestión que queda abierta es si los carismas jugaron algún papel en todo eso y en qué medida. Lo que podemos decir es que Pablo parece aceptar que en Roma se daba algún grupo o fracción que, al menos, compartía ciertas actitudes y valoraciones de los gnósticos corintios (cf. Rm 6, 1 Y 1 Ca 5-6; Rm 13, 13 Y 1 Ca 11, 17-22; Rm 14, 1; 15, 6 Y 1 Ca 8; 10, 23-33; Rm 16, 17 s. y 1 Ca 1-4) 44. Resaltemos en especial Rm 6, 4 s., donde Pablo expresamente no quiere afirmar que los creyentes participen ya de la resurrección de Cristo (sí participan ya de su muerte). (La participación en la resurrección de Cristo sigue siendo algo a alcanzar, algo futuro) 45. La reserva que muestra Pablo puede haberse debido, muy probablemente, al peligro, real o supuesto, de una idea gnóstica o entusiástica de la resurrección como la que vemos en 1 Ca 15, 12 46 • Podemos fijarnos también en Rm 8, 26 s. que, aunque no habla expresamente de la glosolalia (cf. p. 388 s.), sí puede constituir una seria 42. Sobre El 4, 7-16 véase luego § 57, 2. 43. P. S. MINEAR, The Obedience 01 Faith, SCM Press 1971; H. W. BAR'rSCH, Die Empliianger des Romerbrieies, StTh 25 (1971) 81-89. La tesis es discutida por R. J. KARRIS, Rom 14, 1-15, 13 and the Occasion 01 Romans, CBQ 35 (1973) 155-78, con algo de éxito. Véase también antes nota 34. 44. Cí. W. SCHMI'rHALS, Paul and Gnostics 219-38; por más que Schmithals se enrola con una serie de especialistas que piensan que Rm 16 fue primitivamente independiente de Rm 1-15 y dirigido a Eteso. Para la discusión del problema y el punto de vista contrario, véase W. G. KÜMMEL, Lntroduction, 222-26. 45. Véase]. D. G. DUNN, Baptism, 143 s. y los autores que cita. 46. E. Ki\SEMANN, NTQT 132 ss. Sobre 1 Co 15, 12 véase antes cap. 4 nota 43 y p. 352.

El cuerpo de Cristo 433 advertencia para cualquiera que pensara que la inspiración del Espíritu era señal de salvación ya realizada, y no una especie de anhelo y suspiro de la creatura que sigue esperando la redención corporal, la realización plena de la nueva creación (d. § 8,15 ss.) 47. A la luz de tales paralelos cobra cierta importancia el que existe entre Rm 12, 1-8 Y 1 Co 12 48 • Podemos fijarnos especialmente en Rm 12, 3: «No os sobreestiméis más de 10 que conviene estimaros». Por más que Pablo, como buen pastor, dirige la exhortación a «cada uno», el contexto inmediato y el paralelismo que se da con 1 Co 12, 21 ss. (cf. 1 Co 13, 5; 2 Co 11, 20) sugiere que la finalidad primordial de Pablo es que cualquiera que presuma, se opone directamente a la amplia medida de gracia que piensan experimentar, o sea, que ese orgullo se opone frontalmente a la importancia de los carismas que ellos manifiestan 49. Por lo tanto, también en Roma bien puede ser que los carismas hubieran sido más un elemento disgregador que un factor unificante o) al menos, Pablo puede haber visto esto como un ';leligto en ciernes. 46.3. Tesalónica. Por ahora completamos nuestra panorámica con un vistazo a los primeros escritos de Pablo, las cartas a los Tesalonicenses y a los Gálatas. Hay mucho a favor de la idea de que Pablo se las tuvo que ver en Tesalónica con una situación un tanto similar a la de Corinto, una situación en la que el entusiasmo carismático de algunos estaba desenfocado so. En especial, se trata de los paralelismos que se dan entre 1 Ts 1, 5; 2, 3·12 Y pasajes tales como 1 Co 2, 4; 4, 15; 2 Co 4, 2; 11, 9; 12, 12, los que apoyan fuertemente la idea de que Pablo tuvo que arrastrar acusaciones y críticas como las que le lanzaron los gnósticos de Corinto. A pesar de todo el fruto que daba su ministerio le faltaba poder y atracción; en él brillaban por su ausencia los carismas más llamativos 51. En 1 Ts 5, 19-22 se 47. Cf. W. BIEDER, Gebetsunrklicbkeit, 32 s.; E. KASEMANN, Perspertiues, 132; Romer, 217 s. 230 s. 48. P. S. MINEAR, Obedience, cap. 6. 49. Cf. ALTHAUS, Romer, 126; E. KASEMANN, Bomer, 317. 50. Véase especialmente W. LÜTGERT, Die Vollkommenen im Philipperbrie] und die Entbusiasten im Tbessaloniscb, Gütersloh 1909; R. ]EWE'IT, Entbusiastic Radicalism and the Tbessalonian Corresponde, en Proceedings 01 tbe Society 01 Biblical Literature, 1972, 1 181-232; véase también W. SCHMITHALS, Paul and Gnostics, 123·218. 51. Cf. W. SCHMITHALS, Paul and Gnostics, 139-55. 28·

432 Jesús y el Espíritu<br />

Iglesia corintia, tanto en los años 50 como en los 90, pone profundamente<br />

en duda la posibilidad de llevar a la práctica la idea<br />

que Pablo tiene de 10 que debe de ser una comunidad carismática<br />

(cf. § 57).<br />

46.2. Roma. Otra carta redactada en este tiempo de la vida<br />

de Pablo y en la que se extiende sobre 10 que él entiende por<br />

comunidad carismática es la dirigida a los Romanos 42. Aquí nos<br />

movemos en un terreno menos seguro. Pablo no conoce a la<br />

Iglesia romana directamente, ni es mucho lo que dice de 10 que<br />

allí ocurría. Pero está más que claro que Pablo estaba al tanto<br />

de fuertes desavenencias y disputas, todo lo cual amenazaba la<br />

paz y unidad de la comunidad cristiana de Roma (cí. en especial<br />

el cap. 14 y 16, 17_20)43. Una cuestión que queda abierta es si<br />

los carismas jugaron algún papel en todo eso y en qué medida.<br />

Lo que podemos decir es que Pablo parece aceptar que en Roma<br />

se daba algún grupo o fracción que, al menos, compartía ciertas<br />

actitudes y valoraciones de los gnósticos corintios (cf. Rm 6, 1<br />

Y 1 Ca 5-6; Rm 13, 13 Y 1 Ca 11, 17-22; Rm 14, 1; 15, 6 Y<br />

1 Ca 8; 10, 23-33; Rm 16, 17 s. y 1 Ca 1-4) 44. Resaltemos en<br />

especial Rm 6, 4 s., donde Pablo expresamente no quiere afirmar<br />

que los creyentes participen ya de la resurrección de Cristo (sí<br />

participan ya de su muerte). (La participación en la resurrección<br />

de Cristo sigue siendo algo a alcanzar, algo futuro) 45. La reserva<br />

que muestra Pablo puede haberse debido, muy probablemente, al<br />

peligro, real o supuesto, de una idea gnóstica o entusiástica de la<br />

resurrección como la que vemos en 1 Ca 15, 12 46 • Podemos<br />

fijarnos también en Rm 8, 26 s. que, aunque no habla expresamente<br />

de la glosolalia (cf. p. 388 s.), sí puede constituir una seria<br />

42. Sobre El 4, 7-16 véase luego § 57, 2.<br />

43. P. S. MINEAR, The Obedience 01 Faith, SCM Press 1971; H. W.<br />

BAR'rSCH, Die Empliianger des Romerbrieies, StTh 25 (1971) 81-89. La<br />

tesis es discutida por R. J. KARRIS, Rom 14, 1-15, 13 and the Occasion<br />

01 Romans, CBQ 35 (1973) 155-78, con algo de éxito. Véase también antes<br />

nota 34.<br />

44. Cí. W. SCHMI'rHALS, Paul and Gnostics 219-38; por más que<br />

Schmithals se enrola con una serie de especialistas que piensan que Rm<br />

16 fue primitivamente independiente de Rm 1-15 y dirigido a Eteso.<br />

Para la discusión del problema y el punto de vista contrario, véase W.<br />

G. KÜMM<strong>EL</strong>, Lntroduction, 222-26.<br />

45. Véase]. D. G. DUNN, Baptism, 143 s. y los autores que cita.<br />

46. E. Ki\SEMANN, NTQT 132 ss. Sobre 1 Co 15, 12 véase antes<br />

cap. 4 nota 43 y p. 352.

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