JESUS y EL ESPIRITU

412 Jesús y el Espíritu
festaciones del poder sobrenatural 301. El cbarisma es siempre
Dios que está actuando; es siempre el Espíritu manifestándose a
sí mismo. El cbarisma brota de la vida nueva iniciada por la
acción gratuita de Dios y como expresión de esa gracia. La negación
justificada a distinguir entre «natural» y «sobrenatural» 302
(justificada en relación con todo intento de interpretar hoy día
los fenómenos religiosos, d. pp. 129 ss.) no nos deslumbraría
ante el hecho de que para Pablo todo cbarisma es sobrenatural.
El carácter diferente de lo trascendente está en el corazón del
concepto paulino de cbarisma. No se trata de una consecuencia
de alguna actividad y habilidad, por otra parte totalmente ordinaria,
y que llega a ser denominada sencillamente cbarismata,
porque se daban dentro de la comunidad 303. La «infinita distinción
cualitativa» (Kierkegaard) entre 10 divino y lo humano significa
que cada expresión de la gracia es siempre algo más que
lo humano. El charisma puede, por supuesto, convenir interiormente
con una disposición o temperamento individual, y puede
naturalmente hacer uso de habilidades naturales (hasta la glosolalía
hace uso de las cuerdas bucales). La expresión del poder
divino a través del marco humano puede ciertamente mitigarse
en algún grado por las limitaciones del cuerpo. Pero el mismo
cbarisma sólo puede ejercitarse, propiamente, cuando es reconocido
como acción del Espíritu, pues el cbarisma se caracteriza no
por el ejercicio de la habilidad o talento del hombre, sino por la
dependencia incondicional y la confianza en Dios. De este modo,
uno puede ejercitar cbartsmata tales como el celibato, la enseñanza,
la atención al pobre y la ayuda, sólo cuando se reconoce que
ellos no son algo realizado por el propio poder, sino sólo cuando
se acepta la dependencia consciente de Dios. «Desempeñas un
301. H. GUNKEL 82 s.; Wetter como antes en nota 11; véase también
R, BULTMANN, Theology 1 153 s. Para BAUR, Paul, vol. 2, ET Williams &
Norgate 1875, 172: «Originariamente los carismas no son sino los dones
y cualidades que cada persona trae consigo al cristianismo y tales dones
y cualidades son elevados a la condición de carisma porque la conciencia
y la vida cristianas se fundan en ellos y prospera con los materiales que
ellos conllevan, y adquieren sus diferentes formas individuales gracias a
la operación del espíritu». Cf. Filón (aquí pp. 327. 329).
302, Como, por ejemplo, A, BITTLINGER, Graces 70 ss., citando a
Hollenuieger, pero véase también la definición que da A. BITTLINGER,
Ministries 18.
303, Contra H. CONZELMANN, Outline 260: «Todos los cristianos son
pneumáticos en la medida en que sirven a la comunidad».