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JESUS y EL ESPIRITU

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La experiencia carismática 371<br />

los incrédulos (14, 21-22a) 157. Pero se trata de una señal irónica,<br />

pues sólo la fe reconoce un «signo» en cuanto tal. Aunque toda<br />

la asamblea hable en lenguas 158, el incrédulo no recibe ninguna<br />

revelación; no reconocerá su incredulidad; el único significado<br />

que hallaría en ella sería su locura (vers. 23). En resumen, la<br />

glosolalia en sí misma no sirve para nada útil en la asamblea,<br />

en absoluto, a no ser como mero signo de espiritualidad y de<br />

autoridad superior. El único papel que puede pretenderse con<br />

ella desde la leyes que sirva como signo de juicio para los incrédulos;<br />

pero la glosolalia no logra realizar esa función, porque<br />

la incredulidad impide al incrédulo reconocerla como un signo<br />

(cf. Mt 12, 39/ Le 11, 29).<br />

Lo que puede describirse como un verdadero signo es la<br />

profecía 159; pero, ¿en qué sentido? No puede ser señal de juicio<br />

como en el verso 22a 160, pues en ese caso Pablo no podría negarle<br />

ese papel con respecto a los incrédulos (vers. 22b), dado que en<br />

los verso 24 s. la profecía sirve precisamente como un signo de<br />

juicio para los incrédulos en su incredulidad; las palabras proféticas<br />

convencen del juicio divino revelando los secretos de sus<br />

corazones. El paralelismo entre glosolalia y profecía en esta cuestión<br />

significa solamente que ambos son un signo; no un signo de<br />

juicio, sino un signo. La profecía es un signo, como la glosolalia<br />

es un signo; en eso ambas manifiestan la actitud de Dios: una<br />

la actitud de Dios hacia el (testarudo) incrédulo (luego, un signo<br />

de juicio); otra la actitud de Dios hacia la fe. La profecía por su<br />

inspiración y contenido revela que Dios está presente en medio<br />

de la asamblea; incluso el incrédulo confiesa esto (vers. 24 s.).<br />

Como la glosolalia confirma al incrédulo en su incredulidad (vers.<br />

157. ROBERTSON-PLUMMER, 1 Cor, 317: «No dice que son un signo,<br />

sino que con ellos se intentan servir de tales - eis sémelon: Gen 9, 13;<br />

Nm 16, 38; Dt 6, 8; 11, 18, etc.».<br />

158. El «todos hablan en lenguas» (v. 23) no se entiende como una<br />

caricatura (todo el lugar en ebullición extática), como seguramente es el<br />

caso para el «todos profetizan» (v. 24) (cf. ROBERTSON-PWMMER, 1 Cor,<br />

317).<br />

159. Por más que en el original griego falta, pero en el V. 22b tenemos<br />

que añadir «un signo», puesto que lo exige el equilibrio de la sentencia<br />

(c. K. BARRETT, 1 Cor, 323 s.; contra J. WEISS, 1 Kor, 324) y<br />

porque en vv. 24 s. la profecía con bastante razón puede decirse que<br />

acontece «para no creyentes», una vez que hace el papel de palabra de<br />

revelación para ellos.<br />

160. Contra C. K. BARRETT, 1 Cor, 324.

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