JESUS y EL ESPIRITU

La experiencia carismática 363
Pablo. Fue una realidad de primera importancia para Pablo ver
que el Espíritu inspiraba al creyente para hablar públicamente.
La revelación no se limita a visiones con sus «palabras inefables»,
ni tampoco a la inspiración en orden a la motivación y a
la conducta. La cbaris, más a menudo de lo que parece, se expresará
en el cbarisma del discurso inspirado. Esta cuestión ha
sido ya ilustrada en nuestro estudio de las frases «palabra de sabiduría»,
«palabra de ciencia» (§ 40, 4): el cbarisma no está
en la sophía o en la gnosis tanto como en la palabra inspirada
que concede algún conocimiento de «las profundidades de Dios»
(l Co 2, 10), Y / o algún consejo que brota de la sopbia o de
la gnosis divinas. No necesitamos detenernos más en estos charismata.
41.1. Predicación. De capital importancia para Pablo fue su
firme convicción de que su propia predicación del evangelio fue
carismática; es decir, en momentos concretos él pudo recordar y
afirmar que su predicación no fue con palabras de su propia
elección, y la eficacia en sus oyentes poco o nada se debió a él.
Los pasajes fundamentales sobre esto son: 1 Ts 1, 5 s. Y 1 Co
2, 4 s. En primer lugar, 1 Ts 1, 5: el evangelio llegó a los Tesalonicenses
no sólo con palabras sino con poder, con el Espíritu
Santo y con plena convicción (plerophoría). Esto significa que la
experiencia del evangelio no fue simplemente la de oír hablar a
Pablo, o la de ser persuadidos por la lógica de lo que él dijo.
Pablo habló, y fueron sus palabras las que se escucharon; pero
la experiencia fue la de haber sido habladas por el Espíritu de
Dios; la de haber sido asidos por la fuerza divina; la de haber
sido convencidos, completamente, por la verdad existencial de lo
que Pablo decía, fuera totalmente de cualquier consideración
racional o lógica 138. El evangelio fue experimentado no como
una palabra humana exterior, sino como una energía divina interior
(2, 13). Su gozo al recibir la palabra no fue satisfacción de
la mente o del cuerpo (