JESUS y EL ESPIRITU

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338 Jesús y el Espíritu tanto se trata de un carisma que se concede sólo a algunos (

La experiencia carismática 339 uno 66. Precisamente puede servir como medida, porque es esa confianza de que Dios está hablando o actuando a través de las palabras o acciones del carismático. Este reconocimiento de que el cbarisma es acto de Dios debería prevenirnos de opiniones exageradas y de actitudes personales prepotentes, facilitando una estima sobria del papel personal dentro de la comunidad 67. Así también en Rm 12, 6 el cbarisma de profecía tiene que ser ejercido de acuerdo con la medida de la fe personal (kata ténánalogían tés písteos). Aquí Pablo, presumiblemente, está pensando de lluevo con la palabra «fe» en esa actitud del creyente que le permite confiar en que es el Espíritu de Dios quien está hablando por las mismas palabras que él está entonces pronunciando. En consecuencia, el consejo de Pablo es, en concreto, que el hombre, hablando bajo inspiración, debería hablar sólo cuando es consciente de que sus palabras son inspiradas, y debería presumiblemente cesar de hablar cuando cesa esa conciencia de inspiración, es decir, cuando cesa de tener certeza de que Dios está hablando a través de él (cf. 1 Co 14,30 Y § 48,1)68. Finalmente, podemos 66. «Medida» (métron) indica ciertamente que Pablo piensa más bien en la fe carismática que en la fe justificante - y en la diversidad de tales dones de fe iemérisen ekásto). De hecho en este contexto el don de la fe viene a ser sinónimo del don de la gracia (d. 12, 6a con 6b y Ef 4, 7), implicando ambos una conciencia de capacitación en un caso particular (d. K. DEISSNER, TDNT 4, 634; H. LIETZMANN, An die Riimer, HNT 51971, 109; BARRETT, Romans 235. 238; H. W. SCHMIDT, Der Brief an die Rámer, THNT 1963, 209 s.). Téngase presente también el comentario de O. MICHEL, Der Brief an die Riimer, KEK 121963, 296: «En esta distribución se da un acto de gracia pero también una tarea concreta». Respecto de otros modos de interpretar la expresión «medida de la fe», véase C. E. B. GRANFIELD, Métl'On pisteús in Romans 12, 3, NTS 8 (1961­ 62) 345-51; también A Commentaryon Romans 12-13, S,TT Occasional Papers núm. 12 (1965) 23-27. 67. La dificultad que a esta interpretación de «medida de la fe» pone C. E. B. GRANFIELD, Commentary 24, no da en el blanco. Escribe: «La consecuencia sería que un cristiano tiene que pensar de sí mismo mejor de lo que piensa de otro cristiano que tiene una menor medida de fe». La «sobreestima» lo que implica es el reconocimiento de la diversidad (no superioridad; d. 1 Co 12, 14-26) de los carismas y de la fe correspondiente, así como el reconocimiento consciente de que el carisma y la fe para ejercitarlo son don de Dios. 68. F. ]. LEENHARDT, The Epistle to the Romans, ET Lutterworth 1961, 310: «La expresión no debería quedarse por debajo de la inspiración controlante ni pasarse de ella». Cf, G. KITTEL, TDNT 1 347 s.; E. GAUGLER, Der Brief and die Riimer, Zürich 1952, II 243 s.; G. DEL­ LING, Worship 31. Antes se pensaba que Rm 12, 6b se refería a «el ca-

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tanto se trata de un carisma que se concede sólo a algunos (

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