JESUS y EL ESPIRITU
JESUS y EL ESPIRITU JESUS y EL ESPIRITU
286 Jesús y el Espíritu a) La fuente principal de autoridad, evidentemente, era el Espíritu. La fuente del éxtasis que anuncia el amanecer de los últimos días en Pentecostés se consideraba que fue el Espíritu (2, 4). De la misma manera, manifestaciones similares fueron comprendidas como confirmaciones divinas de un derecho del individuo, a ser miembro de la comunidad, y como confirmación de la ampliación de la misión (8, 14 ss.; 10, 44 ss.; 11, 15 ss.; d. § 27, 1). Asimismo, la valentía de la inspiración espontánea en momentos de prueba y exaltación fue atribuida al Espíritu (4, 8. 31; 13, 9). El Espíritu era la autoridad que fundaba su testimonio (5, 32). La autoridad de caudillaje, de evangelismo, de consejo, de enseñanza, fue la autoridad carismática del Espíritu (6, 3. 5. 10; 7, 55; 11, 24; 18, 25). El Espíritu parece haber sido considerado como la fuerza directiva dentro de la comunidad (5, 3. 9; 9, 31; d. 7, 51), y, ciertamente, fue comprendido como inspiración y pauta de la misión (8, 29. 39; 10, 19; 11, 12; 13, 2. 4; 16, 6 s.; 19, 21; 20, 22). No se trata siempre en estos casos de inspiración individual 89; en muchas circunstancias las directrices del Espíritu vinieron a través de la comunidad, bien mediante una palabra profética individual (11, 28; 13, 2; 20, 23; 21,4-11), o bien incluido el diálogo y exhortación mutua (15, 28). Nosotros no podemos decir con certeza, en qué medida la mano de Lucas determinó la elección del material y configuró este tema. Nuevamente él no señala aquí ninguna pauta sobre cómo la autoridad de inspiración individual era o debía haber sido integrada en la autoridad de la opinión común (d. de nuevo 20, 22; 21, 4). No obstante, la semblanza es bastante clara, y sería difícil discutir sobre los fundamentos históricos por los que la autoridad del Espíritu fue entendida en términos carismáticos, predominantemente, en la Iglesia primitiva. b) Una segunda expresión del sentido de autoridad en las comunidades primitivas es la frase «en el nombre de Jesús», «el nombre del Señor», etc... Ya hemos visto la gran importancia de esta frase al menos en algunas de las curaciones realizadas (d. § 30, 1). Expresaba la autoridad y el poder del creyente para realizar lo que hacía, y su impacto sobre los pacientes testifica la autoridad que el portador de este nombre tenía ante el paciente, al menos en ese caso. Así mismo, «el hombre» expresaba la autoridad del evangelista primitivo en la predicación (5, 28. 40; 89. Cf. J. LINDBLOM, Gesichte 158 s.
Los comienzos entusiásticos... en Lucas 287 9, 15.27 ss.; d. 8, 12); ellos bautizaban «en el nombre» (2, 38; 8, 16; 10, 48; 19, 5); ellos sufrían contentos «por el nombre» (5,41; 9, 16; 15,26; 21, 13). No tenemos ningún motivo para dudar de la precisión substancial del relato de Lucas en esta cuestión. Por consiguiente, vemos aquí claramente ocasiones diferentes en las que creyentes individuales, e individuos probablemente en nombre de sus comunidades, actuaban con la conciencia de que a través de ellos estaba actuando Jesús glorificado. Este sentido de autoridad, en la mayoría de las ocasiones enumeradas aquí, si no es en todas, era evidentemente directo y sin intermedarios. Con otras palabras, se trataba de una autoridad carismática. e) Una tercera fuente de autoridad para la actuación y garantía del individuo en los Hechos fueron las visiones. Y, desde luego, debemos prestar atención a la diversidad de estas visiones. Existen visiones de ángeles: «Un ángel del Señor dijo a Felipe... » (8, 26), es decir, probablemente en una visión 90; un ángel del Señor influye en Cornelio para que fuera enviado Pedro (10, 7. 22; 11, 13), apareciéndosele a él en una visión (órama, 10, 3); un ángel permanece junto a Pablo durante la noche (¿en una visión?, d. 12,9), y le asegura del salvamento de la nave (27, 23). Existen visiones de Jesús. Esteban ve los cielos abiertos y al Hijo del Hombre de pie a la derecha de Dios (7, 55 s.); Pablo ve y oye a Jesús glorificado en las afueras de Damasco en una visión toptasia, 26, 19) y se le prometen, al parecer, visiones futuras (26, 16); Ananías oye al Señor en una visión (órama 9, 10). Cuando Pablo vuelve a Jerusalén ve y oye a Jesús en un éxtasis (en ekstásei, 22, 17 s.) 91; en Corinto oye al Señor en una visión durante la noche (18, 9); y en Jerusalén «el Señor permaneció al lado de Pablo» durante la noche, y le animó; es decir, en una visión o sueño (23, 11). Existen otras visiones más variadas: Pedro ve una escena simbólica y oye una voz (no especificada, 10, 10-16; 11, 5-10), estando en éxtasis (en ékstásei, 10, 10. 17. 19; 11,5); en Damasco Pablo ve a Ananías en 90. Si la directriz llegó mediante una voz que hablaba directamente en lo interior de su conciencia o mediante una profecía, cabría esperar que se le hubiera atribuido al Espíritu y no tanto a «un ángel» (d. 16, 6 s.). Cf. también después cap. 7, nota 170. 91. Respecto de la discusión sobre la importancia de esta visión para Lucas, véase O. BETz, Die Vision des Paulus im Tempel van [erusalem, en Verborum Veritas, Stahlin Festschrift, 113-23.
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Los comienzos entusiásticos... en Lucas 287<br />
9, 15.27 ss.; d. 8, 12); ellos bautizaban «en el nombre» (2, 38;<br />
8, 16; 10, 48; 19, 5); ellos sufrían contentos «por el nombre»<br />
(5,41; 9, 16; 15,26; 21, 13). No tenemos ningún motivo para<br />
dudar de la precisión substancial del relato de Lucas en esta<br />
cuestión. Por consiguiente, vemos aquí claramente ocasiones diferentes<br />
en las que creyentes individuales, e individuos probablemente<br />
en nombre de sus comunidades, actuaban con la conciencia<br />
de que a través de ellos estaba actuando Jesús glorificado. Este<br />
sentido de autoridad, en la mayoría de las ocasiones enumeradas<br />
aquí, si no es en todas, era evidentemente directo y sin intermedarios.<br />
Con otras palabras, se trataba de una autoridad carismática.<br />
e) Una tercera fuente de autoridad para la actuación y garantía<br />
del individuo en los Hechos fueron las visiones. Y, desde<br />
luego, debemos prestar atención a la diversidad de estas visiones.<br />
Existen visiones de ángeles: «Un ángel del Señor dijo a Felipe...<br />
» (8, 26), es decir, probablemente en una visión 90; un ángel<br />
del Señor influye en Cornelio para que fuera enviado Pedro (10,<br />
7. 22; 11, 13), apareciéndosele a él en una visión (órama, 10,<br />
3); un ángel permanece junto a Pablo durante la noche (¿en una<br />
visión?, d. 12,9), y le asegura del salvamento de la nave (27,<br />
23). Existen visiones de Jesús. Esteban ve los cielos abiertos y al<br />
Hijo del Hombre de pie a la derecha de Dios (7, 55 s.); Pablo<br />
ve y oye a Jesús glorificado en las afueras de Damasco en una<br />
visión toptasia, 26, 19) y se le prometen, al parecer, visiones futuras<br />
(26, 16); Ananías oye al Señor en una visión (órama 9,<br />
10). Cuando Pablo vuelve a Jerusalén ve y oye a Jesús en un<br />
éxtasis (en ekstásei, 22, 17 s.) 91; en Corinto oye al Señor en<br />
una visión durante la noche (18, 9); y en Jerusalén «el Señor<br />
permaneció al lado de Pablo» durante la noche, y le animó; es<br />
decir, en una visión o sueño (23, 11). Existen otras visiones<br />
más variadas: Pedro ve una escena simbólica y oye una voz (no<br />
especificada, 10, 10-16; 11, 5-10), estando en éxtasis (en ékstásei,<br />
10, 10. 17. 19; 11,5); en Damasco Pablo ve a Ananías en<br />
90. Si la directriz llegó mediante una voz que hablaba directamente<br />
en lo interior de su conciencia o mediante una profecía, cabría esperar<br />
que se le hubiera atribuido al Espíritu y no tanto a «un ángel» (d. 16,<br />
6 s.). Cf. también después cap. 7, nota 170.<br />
91. Respecto de la discusión sobre la importancia de esta visión para<br />
Lucas, véase O. BETz, Die Vision des Paulus im Tempel van [erusalem,<br />
en Verborum Veritas, Stahlin Festschrift, 113-23.