JESUS y EL ESPIRITU
JESUS y EL ESPIRITU JESUS y EL ESPIRITU
282 Jesús y el Espiritu de una palabra del Señor resucitado, pronunciada en profecía (cf. Heh 13, 1 s.). Así también los famosos «Yo soy» del evangelio de Juan pueden ser una combinación de estos dos tipos de oráculo profético: la meditación de dichos y parábolas originales de Jesús pueden conducir a un oráculo inspirado de una forma nueva y recopiladora. Aquí estamos abordando un campo de reflexión muy extenso: la medida y el modo según los cuales las primitivas comunidades cristianas transmitieron las tradiciones de los dichos de Jesús y desarrollaron estas tradiciones para su propio uso. Este terna no puedo tratarlo extensamente en este estudio, y debo limitarme a tres glosas. 1) Una aproximación crítica solitaria será escasamente decisiva ya que Jesús fue también un profeta. Los intentos realizados hasta ahora para obtener criterios formales en orden a reconocer las palabras de Jesús glorificado en la tradición sinóptica no han tenido gran éxito 81. En esta cuestión debemos contar principalmente con las indicaciones de la ubicación existencial y con el contenido. 2) También se debe advertir que ha sido concedida poca importancia al modo, según el cual los autores del Nuevo Testamento han tratado las profecías del Antiguo Testamento. Como sugerí anteriormente, el uso profético de la tradición autorizada probablemente no debe de ser tan diferente como entre las profecías del Antiguo Testamento y los dichos de Jesús. Pero en el último caso, es más fácil para el erudito actual estudiar la extensión y las limitaciones del pesber profético. Un estudio más amplio sobre esta cuestión bien podría proporcionar pautas y controles que nos capacitarían para determinar más exactamente la medida según la cual el antiguo pesher profético cristiano influyó y moldeó la transmisión de los dichos de Jesús 82. 3) No debiéramos sobreestimar la buena disposición de las Iglesias primitivas para añadir palabras proféticas en primera persona a la transmisión de los dichos de Jesús. En 1 Co 7, 10. 25. 40 queda implicado que Pablo, al menos, mantuvo una distinción clara entre los dichos tradicionales del Jesús terreno en cuanto tal, los cuales eran autorizados en virtud de tal dato, y las opiniones inspiradas y los oráculos proféticos que tenían un valor 81. La idea más comúnmente aceptada ha sido la de E. KXSEMANN, Sentences 01 Holy Law in the New Testament, NTQT 66·81. Pero véase también K. BERGER, Zu den sogenannten Sáazen beiligen Recbts, NTS 17 (1970-71) 10-40. 82. Espeto poder ocuparme de este tema en un estudio ulterior.
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282 Jesús y el Espiritu<br />
de una palabra del Señor resucitado, pronunciada en profecía<br />
(cf. Heh 13, 1 s.). Así también los famosos «Yo soy» del evangelio<br />
de Juan pueden ser una combinación de estos dos tipos<br />
de oráculo profético: la meditación de dichos y parábolas originales<br />
de Jesús pueden conducir a un oráculo inspirado de una<br />
forma nueva y recopiladora.<br />
Aquí estamos abordando un campo de reflexión muy extenso:<br />
la medida y el modo según los cuales las primitivas comunidades<br />
cristianas transmitieron las tradiciones de los dichos de Jesús y<br />
desarrollaron estas tradiciones para su propio uso. Este terna no<br />
puedo tratarlo extensamente en este estudio, y debo limitarme<br />
a tres glosas. 1) Una aproximación crítica solitaria será escasamente<br />
decisiva ya que Jesús fue también un profeta. Los intentos<br />
realizados hasta ahora para obtener criterios formales en orden<br />
a reconocer las palabras de Jesús glorificado en la tradición sinóptica<br />
no han tenido gran éxito 81. En esta cuestión debemos contar<br />
principalmente con las indicaciones de la ubicación existencial<br />
y con el contenido. 2) También se debe advertir que ha sido concedida<br />
poca importancia al modo, según el cual los autores del<br />
Nuevo Testamento han tratado las profecías del Antiguo Testamento.<br />
Como sugerí anteriormente, el uso profético de la tradición<br />
autorizada probablemente no debe de ser tan diferente como<br />
entre las profecías del Antiguo Testamento y los dichos de Jesús.<br />
Pero en el último caso, es más fácil para el erudito actual estudiar<br />
la extensión y las limitaciones del pesber profético. Un estudio<br />
más amplio sobre esta cuestión bien podría proporcionar<br />
pautas y controles que nos capacitarían para determinar más exactamente<br />
la medida según la cual el antiguo pesher profético cristiano<br />
influyó y moldeó la transmisión de los dichos de Jesús 82.<br />
3) No debiéramos sobreestimar la buena disposición de las Iglesias<br />
primitivas para añadir palabras proféticas en primera persona<br />
a la transmisión de los dichos de Jesús. En 1 Co 7, 10. 25. 40<br />
queda implicado que Pablo, al menos, mantuvo una distinción<br />
clara entre los dichos tradicionales del Jesús terreno en cuanto<br />
tal, los cuales eran autorizados en virtud de tal dato, y las opiniones<br />
inspiradas y los oráculos proféticos que tenían un valor<br />
81. La idea más comúnmente aceptada ha sido la de E. KXSEMANN,<br />
Sentences 01 Holy Law in the New Testament, NTQT 66·81. Pero véase<br />
también K. BERGER, Zu den sogenannten Sáazen beiligen Recbts, NTS 17<br />
(1970-71) 10-40.<br />
82. Espeto poder ocuparme de este tema en un estudio ulterior.