JESUS y EL ESPIRITU
JESUS y EL ESPIRITU JESUS y EL ESPIRITU
266 Jesús y el Espíritu 30 "Prodigios y señales" Es totalmente evidente que Lucas intenta hacernos ver la comunidad primitiva como viviendo en una atmósfera de prodigios. Los térata y los sémeía (prodigios y señales) profetizados por Joel (Heh 2, 19) 2S, caracterizan la vida de la comunidad de Jerusalén y la subsiguiente extensión misionera (2, 43; 4, 30; 5, 12; 6, 8; 14, 3; 15, 12; sémeia 4, 16. 22; 8, 6; sémeia kai d')mámeis, 8, 13). Lucas, al usar tan frecuentemente la frase, subraya, y probablemente refleja, los sentimientos de la primitiva comunidad que estaba viviendo en «la nueva edad mosaica de la redención escatológica», marcada por la misma clase de «señales y prodigios» que caracterizaron la liberación de Israel de Egipto (7, 36 s.) j26. 30.1. Una revisión de las pruebas. En orden a analizar los milagros de los Hechos podemos dividirlos en cinco grupos. a) Lucas describe un número de curaciones más «ordinarias»: el hombre tullido de la «Puerta Hermosa» del Templo (3, 1·10), la ceguera de Pablo durante su conversión (9, 18), la parálisis de Eneas (9, 33 s.), el hombre lisiado de Listra (14, 8·10), también menciona los diversos exorcismos y curaciones (paralíticos y lisiados) de Felipe en Samaria (8, 7) Y las curaciones (fiebre y enfermedades) de Pablo en Malta (28, 8 s.). b) Más llamativas son las resurrecciones de Tabita por Pedro (9, 36·41) Y de Eutiquio por Pablo (20, 9-12). e) Más sorprendentes todavía son las curaciones realizadas por la sombra de Pedro (5, 15 s.) y por los pañuelos y delantales tocados por Pablo (19, 11 s.). d) Los milagros más llamativos de todos son los de juicio, como la muerte de Ananías y Safira (5, 1-11) Y la ceguera de Elimas (13, 8-11) 27; Y e) los milagros de liberación: Pedro sale de la cárcel mediante la ayuda de los ángeles (5,19.24; 12,6-11), Pablo sale también de la prisión mediante un terremoto (16, 26) y la libe- 25. O Lucas o su fuente añadieron sémeia al texto de joel, 26. K. H. RENGSTORF, TDNT 7, 216. 221. 241. 27. No necesitamos incluir la muerte de Herodes (12, 23), puesto que no se atribuye a la comunidad cristiana. Lucas incorpora una tradición judía o cristiana que considera la muerte de Herodes como debido a un castigo divino. CE. una variante de la tradición en Josefo, Ant 19, 8, 2 (344-50).
Los comienzos entusiásticos... en Lucas 267 ración de Pablo de las consecuencias de la mordedura de una víbora (28, 3.6) 28. No hay duda que nos hallamos ante el hecho histórico firme de muchas curaciones sucedidas a nivel milagroso en los primeros días de las primitivas comunidades cristianas, y de la primitiva misión cristiana. Esto está atestiguado directamente por Pablo (Rm 16, 19; 1 Co 12, 10. 28 s.; 2 Co 12, 12; Ca 3, 5), y también por el autor de la carta a los Hebreos (Hb 2, 4). Los períodos de avivamiento religioso han originado siempre «sanadores», y. una cosecha de curaciones aceptadas por sus coetáneos como milagrosas. Así lo testifica la historia del cristianismo, desde Jesús a través de figuras tales como Gregario Taumaturgo, Eduardo el Confesor, Luis VI de Francia 29 y San Vicente Ferrer, hasta los evangelistas de la sanación dentro del pentecostalismo del siglo xx, George Jeffreys, Smith Wigglesworth, Willium Branham, T. 1. Osborn y Oral Roberts 30. Las investigaciones en este campo, ciertamente, no deben limitarse a paralelos literarios, y a ir en busca del «Hombre divino» típico (cf. § 12,1). La historia del entusiasmo cristiano presenta muchos paralelos oportunos e iluminadores 31. u) Bajo un estricto juicio histórico las curaciones «ordinarias» anteriormente enumeradas en primer lugar, son tales como eran de esperar. El impacto sicológico de una figura carismática como Pedro, Felipe o Pablo, tendría una eficacia poderosa, con frecuencia en el contexto de una multitud emocionada, donde factores mentales, nerviosos o espirituales eran la causa principal de 28. Lucas probablemente piensa en el traslado de Felipe en 8, 39 como algo milagroso (d. E. HAENCHEN, Acts 313; E. Schweizer, TDNT 6, 409). Pero deberíamos tener en cuenta lo que escribe J. L1NDBLOM, Prophecy 57: «Cuando un profeta desaparece súbitamente en éxtasis y va a otro lugar, se dice que lo hace desaparecer el Espíritu de Yahvéh» (1 R 18, 12). 29. M. BLOCH, Les Rois Tbaumaturges, París 1924, describe las curaciones atribuidas especialmente a los reyes de Inglaterra y Francia. 30. L. ROSE, Faith Healing, Penguin 1971, ofrece una breve historia. Véase también M. KELSEY, Healing and Christianity, SCM Press 1973. Para detalles de los pentecostales mencionados, véase W. HOLLENWEGER, Pentecostals, índice. Sobre otro punto de vista al respecto, se puede ver B. B. WARFIELD, Counterfeit Miracles, Scribner 1918, un clásico de! escepticismo teológico al respecto. 31. Véase, por ejemplo, P. G. S. HOPWOOD 165-70; J. KNOX, Enthusicsm, «poderes milagrosos» en e! índice ('miraculous powers'); .y antes cap. 4, notas 19. 21. Respecto del siglo II, H. WEINEL, Wirkungen 111·15.
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ración de Pablo de las consecuencias de la mordedura de una<br />
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No hay duda que nos hallamos ante el hecho histórico firme<br />
de muchas curaciones sucedidas a nivel milagroso en los primeros<br />
días de las primitivas comunidades cristianas, y de la primitiva<br />
misión cristiana. Esto está atestiguado directamente por Pablo<br />
(Rm 16, 19; 1 Co 12, 10. 28 s.; 2 Co 12, 12; Ca 3, 5), y<br />
también por el autor de la carta a los Hebreos (Hb 2, 4). Los<br />
períodos de avivamiento religioso han originado siempre «sanadores»,<br />
y. una cosecha de curaciones aceptadas por sus coetáneos<br />
como milagrosas. Así lo testifica la historia del cristianismo, desde<br />
Jesús a través de figuras tales como Gregario Taumaturgo,<br />
Eduardo el Confesor, Luis VI de Francia 29 y San Vicente Ferrer,<br />
hasta los evangelistas de la sanación dentro del pentecostalismo<br />
del siglo xx, George Jeffreys, Smith Wigglesworth, Willium<br />
Branham, T. 1. Osborn y Oral Roberts 30. Las investigaciones en<br />
este campo, ciertamente, no deben limitarse a paralelos literarios,<br />
y a ir en busca del «Hombre divino» típico (cf. § 12,1). La historia<br />
del entusiasmo cristiano presenta muchos paralelos oportunos<br />
e iluminadores 31.<br />
u) Bajo un estricto juicio histórico las curaciones «ordinarias»<br />
anteriormente enumeradas en primer lugar, son tales como eran<br />
de esperar. El impacto sicológico de una figura carismática como<br />
Pedro, Felipe o Pablo, tendría una eficacia poderosa, con frecuencia<br />
en el contexto de una multitud emocionada, donde factores<br />
mentales, nerviosos o espirituales eran la causa principal de<br />
28. Lucas probablemente piensa en el traslado de Felipe en 8, 39<br />
como algo milagroso (d. E. HAENCHEN, Acts 313; E. Schweizer, TDNT<br />
6, 409). Pero deberíamos tener en cuenta lo que escribe J. L1NDBLOM,<br />
Prophecy 57: «Cuando un profeta desaparece súbitamente en éxtasis y<br />
va a otro lugar, se dice que lo hace desaparecer el Espíritu de Yahvéh»<br />
(1 R 18, 12).<br />
29. M. BLOCH, Les Rois Tbaumaturges, París 1924, describe las curaciones<br />
atribuidas especialmente a los reyes de Inglaterra y Francia.<br />
30. L. ROSE, Faith Healing, Penguin 1971, ofrece una breve historia.<br />
Véase también M. K<strong>EL</strong>SEY, Healing and Christianity, SCM Press 1973.<br />
Para detalles de los pentecostales mencionados, véase W. HOLLENWEGER,<br />
Pentecostals, índice. Sobre otro punto de vista al respecto, se puede ver<br />
B. B. WARFI<strong>EL</strong>D, Counterfeit Miracles, Scribner 1918, un clásico de! escepticismo<br />
teológico al respecto.<br />
31. Véase, por ejemplo, P. G. S. HOPWOOD 165-70; J. KNOX, Enthusicsm,<br />
«poderes milagrosos» en e! índice ('miraculous powers'); .y antes<br />
cap. 4, notas 19. 21. Respecto del siglo II, H. WEIN<strong>EL</strong>, Wirkungen 111·15.