JESUS y EL ESPIRITU
JESUS y EL ESPIRITU JESUS y EL ESPIRITU
252 Jesús y el Espfritu relación entre Pentecostés y rmsion es otro elemento de la teología de Lucas? Tres factores indican, tal vez, el camino hacia una respuesta: a) Reconocer que las manifestaciones de la resurrección de 1 Co 15, 5-7 se prolongaron durante un período largo, ciertamente, adara de algún modo el problema. El único miembro de la lista que exige una asociación entre manifestación y misión es la manifestación a «todos los apóstoles». Y, como ya hemos visto, esta manifestación (o manifestaciones) probablemente tuvo lugar después de Pentecostés, y mucho rnás cerca cronológicamente de la conversión de Pablo, y cuando la comunidad de Jerusalén, al menos entre los helenistas, comenzó a salir en misión (cf. pp. 233 ss., 235 ss.). La implicación, confirmada por los mismos Hechos, es que el concepto de una misión a los gentiles no se afirmó en la Iglesia primitiva durante algún tiempo (¡y entonces no en todos ellos! , d. p. 238 s). El cuadro que comienza a manifestarse es eJ de un sentido creciente de misión, en el que las manifestaciones de la resurrección y Pentecostés fueron fundamentales, aunque no la parte decisiva. Ciertamente, la asociación en Mateo del «gran envío» con la manifestación a los once debe ser considerada como una síntesis de una serie de acontecimientos manifestativos, que alcanzaron diversos años 89. b) Las manifestaciones de la resurrección constituyen una parte integral de la proclamación misionera y evangelística, mientras que la efusión del Espíritu no parece haber sido anunciada de la misma forma. Esto es cierto tanto en Lucas como en Pablo (Hch 2, 32; 4, 2. 33; 10, 40 ss.; 13, 30 ss.; 17, 18; 1 Co 15, 3-8. 11; d. Rm 1, 3-4; 2 Tm 2, 8). Lo que se anunció no fue Pentecostés, sino a Cristo resucitado. Esto confirma que para la Iglesia primitiva, en general, la obligación de la misión se implantó gracias a las manifestaciones de Jesús resucitado. e) Al mismo tiempo debemos advertir también que el mismo evangelismo era considerado como un don del Espíritu; sin la inspiración y el fortalecimiento del Espíritu las palabras de la misión no habrían impactado a los oyentes. Sobre este punto 89. Cf. A. H. McNEILE, The Cospel acording to St Matthetp, MacmilIan 1915, 435; G. BORNKAMM, Mt 28, 16·20, pp. 203·29; U. LUCK, Herrenwort und Geschichte in Mt 28, 16..2
Pentecostés 253 piensan también 10 mismo Lucas y Pablo (Hch 4, 8. 31; 6, 10; 16, 6; 18, 25; 1 Co 2, 4 s.; 1 Ts 1, 5; El 4, 11) 90. En consecuencia, podemos afirmar que Pentecostés fue reconocido ampliamente como el presupuesto de la misión, no menos que las manifestaciones de la resurrección. Considerando todos estos factores del relato, en relación con nuestra reflexión primera, parece mucho más claro que tanto las manifestaciones de la resurrección (el proceso completo) como Pentecostés (con las experiencias extáticas ulteriores) jugaron un papel fundamental en el establecimiento y desarrollo del sentido de misión en la Iglesia naciente. La conciencia inicial de obligación de «dar a conocer la visión» en las manifestaciones galileas se pudo cumplir, por el momento, al menos, al decírselo a los discípulos restantes (¿120?). Entonces, se debería aceptar, si nuestra reconstrucción de los acontecimientos es correcta, la excitación escatológica que condujo a todo el grupo a volver a Jerusalén para esperar el retorno de Jesús como Cristo e Hijo del hombre (d. § 29). Con la anticipación escatológica realizada, en parte al menos, por el don del Espíritu, el impulso a decirlo a los demás volvió a surgir probablemente con nuevo vigor. La historia de las religiones revela muchos ejemplos de avivamientos espirituales donde la alta excitación espiritual crea un entusiasmo y valentía colectivas que se vuelven contagiosas y atractivas para el pretendiente devoto 91. No debemos dudar, entonces, que Pentecostés concedió un nuevo sentido de comunidad (el Israel escatológico), estableció su fe en una certidumbre más plena, y estimuló su sentido de misión, de tal modo que ellos no pudieron guardar su buena noticia para sí mismos. La certeza de la inspiración divina ha sido siempre el factor más potente en la valentía de la proclamación profética (d. p. 337 s.). Así sucedió en la reaparición del Espíritu profético en Pentecostés. Podemos añadir brevemente que tampoco existe razón alguna para dudar que Lucas es esencialmente correcto cuando hace constar que fue la manifestación del Espíritu en ciertos momentos críticos lo que confirmó la ampliación de la misión, dada la 90. Véase después 277 s. y párr. 41, 1. 91. Otra vez es el pentecostalismo moderno el que nos ofrece uno de los paralelismos más profundos. Por ejemplo, C. BRUMBACK, Suddenly... [rom Heauen, Springfield 1961, 64, un historiador pentecostal de los sucesos de Los Angeles en 1906, escribe: «El bautismo en el Espíritu Santo convertía a cada uno de ellos en predicador, en testigo de su propia experiencia maravillosa, en trasmisor del mensaje».
- Page 201 and 202: Manifestaciones de la Resurrección
- Page 203 and 204: Manifestaciones de la Resurrecciá
- Page 205 and 206: Manifestaciones de la Resurrección
- Page 207 and 208: Manifestaciones de la Resurrección
- Page 209 and 210: Manifestaciones de la Resurreeci6n
- Page 211 and 212: Manifestaciones de la Resurrección
- Page 213 and 214: Manifestaciones de la Resurreccián
- Page 216 and 217: 216 Jesús y el Espíritu a usarla
- Page 218 and 219: 218 Jesús y el Espíritu de la rev
- Page 220 and 221: 220 Jesús y el Espiritu en las cua
- Page 222 and 223: 222 Jesús y el Espíritu experienc
- Page 224: 224 Jesús y el Espiruu Lucas sobre
- Page 227 and 228: Pentecostés 227 establecer un vín
- Page 229 and 230: Pentecostés 229 En consecuencia, p
- Page 231 and 232: Pentecostés 231 también las tradi
- Page 233 and 234: Pentecostés 233 y ocasión de la v
- Page 235 and 236: Pentecostés 235 que Pentecostés f
- Page 237: Pentecostés 237 fue el más import
- Page 240 and 241: 24() Jesús y el Espíritu este es
- Page 242 and 243: 242 Jesús y el Espíritu Esto, cie
- Page 244 and 245: 244 Jesús y el Espíritu su estado
- Page 246 and 247: 246 Jesús y el Espíritu materna»
- Page 248 and 249: 248 Jesús y el Espirit« Las expli
- Page 250: 250 Jesús y el Espíritu vía viv
- Page 255: Pentecostés 27.2. Conclusión. Si
- Page 258: 258 Jesús y el Espíritu Nuestra t
- Page 261 and 262: Los comienzos entusiásticos... en
- Page 263 and 264: Los comienzos entusiásticos... en
- Page 265 and 266: Los comienzos entusiásticos... en
- Page 267 and 268: Los comienzos entusiásticos... en
- Page 269: Los comienzos entusiásticos... en
- Page 272 and 273: 272 Jesús y el Espíritu cierto es
- Page 275 and 276: Los comienzos entusiásticos... en
- Page 277 and 278: Los comienzos entusiásticos ... en
- Page 279 and 280: Los comienzos entusiásticos... en
- Page 281 and 282: Los comienzos entusiásticos... en
- Page 284 and 285: 284 Jesús y el Espíritu 26, 19);
- Page 286 and 287: 286 Jesús y el Espíritu a) La fue
- Page 288 and 289: 288 Jesús y el Espíritu una visi
- Page 290: 290 Jesús y el Espíritu 32.2. Pod
- Page 293 and 294: Los comienzos entusiásticos... en
- Page 295 and 296: Los comienzos entusiásticos... en
- Page 297 and 298: Los comienzos entusiásticos... en
- Page 299 and 300: Los comienzos entusiásticos... en
Pentecostés 253<br />
piensan también 10 mismo Lucas y Pablo (Hch 4, 8. 31; 6, 10;<br />
16, 6; 18, 25; 1 Co 2, 4 s.; 1 Ts 1, 5; El 4, 11) 90. En consecuencia,<br />
podemos afirmar que Pentecostés fue reconocido ampliamente<br />
como el presupuesto de la misión, no menos que las manifestaciones<br />
de la resurrección.<br />
Considerando todos estos factores del relato, en relación con<br />
nuestra reflexión primera, parece mucho más claro que tanto las<br />
manifestaciones de la resurrección (el proceso completo) como<br />
Pentecostés (con las experiencias extáticas ulteriores) jugaron un<br />
papel fundamental en el establecimiento y desarrollo del sentido<br />
de misión en la Iglesia naciente. La conciencia inicial de obligación<br />
de «dar a conocer la visión» en las manifestaciones galileas<br />
se pudo cumplir, por el momento, al menos, al decírselo a los<br />
discípulos restantes (¿120?). Entonces, se debería aceptar, si<br />
nuestra reconstrucción de los acontecimientos es correcta, la excitación<br />
escatológica que condujo a todo el grupo a volver a Jerusalén<br />
para esperar el retorno de Jesús como Cristo e Hijo del<br />
hombre (d. § 29). Con la anticipación escatológica realizada, en<br />
parte al menos, por el don del Espíritu, el impulso a decirlo a<br />
los demás volvió a surgir probablemente con nuevo vigor. La<br />
historia de las religiones revela muchos ejemplos de avivamientos<br />
espirituales donde la alta excitación espiritual crea un entusiasmo<br />
y valentía colectivas que se vuelven contagiosas y atractivas para<br />
el pretendiente devoto 91. No debemos dudar, entonces, que Pentecostés<br />
concedió un nuevo sentido de comunidad (el Israel escatológico),<br />
estableció su fe en una certidumbre más plena, y estimuló<br />
su sentido de misión, de tal modo que ellos no pudieron<br />
guardar su buena noticia para sí mismos. La certeza de la inspiración<br />
divina ha sido siempre el factor más potente en la valentía<br />
de la proclamación profética (d. p. 337 s.). Así sucedió en la<br />
reaparición del Espíritu profético en Pentecostés.<br />
Podemos añadir brevemente que tampoco existe razón alguna<br />
para dudar que Lucas es esencialmente correcto cuando hace<br />
constar que fue la manifestación del Espíritu en ciertos momentos<br />
críticos lo que confirmó la ampliación de la misión, dada la<br />
90. Véase después 277 s. y párr. 41, 1.<br />
91. Otra vez es el pentecostalismo moderno el que nos ofrece uno<br />
de los paralelismos más profundos. Por ejemplo, C. BRUMBACK, Suddenly...<br />
[rom Heauen, Springfield 1961, 64, un historiador pentecostal de los sucesos<br />
de Los Angeles en 1906, escribe: «El bautismo en el Espíritu<br />
Santo convertía a cada uno de ellos en predicador, en testigo de su propia<br />
experiencia maravillosa, en trasmisor del mensaje».