JESUS y EL ESPIRITU

Pentecostés 247
pensaba en la existencia de más de una lengua (2, 4, 8. 11), Y
si la glosolalia moderna es una ayuda verdadera, vemos que la
realidad histórica fue bastante más compleja.
En el siglo actual han predominado tres alternativas en la
discusión crítica, a saber, las explicaciones basadas en el relato
de los Hechos a través del mito, del análisis de las fuentes, y del
análisis sicológico de fenómenos paralelos. Desde Zeller, la tesis
de que Hechos 2 es un relato mítico para explicar el origen desconocido
de la Iglesia ha ganado terreno, encontrando su expresión
más profunda en A. Loisy 73, y ahora en Haenchen: todos los
recursos que intentan razonar el acontecimiento tienen que ser
rechazados; el «milagro de las lenguas» fue una construcción
literaria basada en relatos glosolálicos tales como el de Corinto
y el de las leyendas ramínicas sobre la entrega de la Ley en
el Sinaí. Esta tesis del «mito completo» no constituye un avance
real a la perspectiva de ZeI1erf, y nosotros la hemos abandonado
ya por carecer de base textual suficiente 74.
El análisis de las fuentes prosperó en pocas décadas durante
el final del siglo pasado y el comienzo de éste, sin suponer un
avance real en la discusión de nuestra cuestión. El intento de
demostrar la presencia de las fuentes en Hechos 2, debido muy
notablemente a F. Spitta (1891), rompió la unidad gramatical y
estilística del texto 75. Más aceptable había sido el intento de
combinar la validez de estas dos aproximaciones, las sugerencias
de una elaboración mítica sobre un relato original más sencillo:
Lucas (o su fuente) se basó en un relato de una experiencia de
glosolalia extática de la Iglesia primitiva, transformándola en
un milagro de locución de lenguas extranjeras, bajo la influencia
de la leyenda de Babel y las tradiciones referentes al Sinaí, o
sencillamente bajo su propio objetivo teológico de presentar el
día del nacimiento de la Iglesia, simbolizando el alcance universal
del cristianismo 76.
73. A. LOISY, Lec Actes des Apotres, París 1920, 184-95.
74. Además, no está totalmente clara la distinción entre la glosolalia
corintia y la de Hch 2. Es muy probable que Pablo pensara en que g16sai
significaba «lenguas»; véase WI. D. DAVIES, Pentecost 229-31; así Haacker
128; véase, además, aquí párr. 41, 7.
75. N. ADLER, Pjingstiest 32-46; E. LORSE, Bedeutung 426 s.
76. Por ejemplo, K. LAKE, Beginnings V, nota X. O. BETz, Zungenreden
und siisser Wein, en Bibel und Qumran, Festschrift für H. BARD­
TKE, Berlín 1968, 29 ss., dice que «el relato de Hch 2 muestra la influencia
de una antigua tradición cristiana basada en Is 28», pero las inodicaciones
que resalta son, a lo más, alusiones.