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JESUS y EL ESPIRITU

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Pentecostés 243<br />

la glosolalia de los discípulos. Entonces, fundados en la historia<br />

de las religiones, no hay razón para dudar que Lucas se basa aquí<br />

en una buena tradición.<br />

No obstante, podría argüirse que Lucas construyó la visión<br />

sin elementos simbólicos apropiados para esta ocasión. Tanto el<br />

viento como el fuego eran realidades típicas en las teofanías dentro<br />

de la tradición judía 56; en particular, el «viento» era una<br />

analogía familiar para el pneuma divino 57, y el fuego sobresale<br />

en las tradiciones referentes al Sinaí 58. Otra opción es que la<br />

tradición de la amenaza del Bautista con el próximo bautismo<br />

en pneuma y fuego (Le 3, 16) pudo haber sugerido los elementos<br />

de la visión a Lucas 59. Pero, como ya advertimos, no existen<br />

indicios de que Lucas estuviera influido por la tradición del<br />

Sinaí; el ásper y el óseí (como un viento, como fuego) lo contradicen,<br />

y la forma de la visión (particularmente, las lenguas «divididas<br />

sobre ellos... ») no tiene paralelo real alguno en los pasajes<br />

de Filón, a los que alude Haenchen (d. nota 18). Del mismo<br />

modo, también debe juzgarse como improbable que los elementos<br />

de la visión estuvieran determinados por la profecía del<br />

Bautista, pues según opina Lucas, Jesús había reinterpretado ya<br />

radicalmente aquella profecía (Le 12, 49 s.; Heh 1, 5) oo.<br />

Por supuesto, es sicológicamente natural que una experiencia<br />

del Espíritu Santo estuviera acompañada por una visión cuyo<br />

contenido fuera apropiado a la experiencia. Esto, ciertamente,<br />

bien puede decirnos algo acerca de la donación divina de la<br />

misma experiencia. Pues, si nuestra reconstrucción del estado de<br />

espera de los discípulos antes de la experiencia es correcta, y si<br />

56. ]. KREMER, Piingstbericbt 102. 113 S.; viento: 1 R 19, 11; 1s<br />

66, 15; 4 Esd 13, 10; fuego: Ex 3, 2 SS.; 13, 21; 14, 24; 19, 18; 24,<br />

17; Nm 14, 14; lc 6, 21; 1 R 18,38; 1s 6, 6; Ez 1, 13.27; Dn 7, 9 s.<br />

Para los paralelismos rabínicos véase]. AB<strong>EL</strong>SON, The l mmanence 01 God<br />

in Rabbinieal Literaiure, Macmillan 1912, 213-19.<br />

57. pneúma significa viento, aliento y espíritu.<br />

58. E. HAENCHEN, Aets 174.<br />

59. Cf. SCHNEIDER, TDNT 6. 411.<br />

60. Cf. J. D. G. DUNN, Baptism 41 ss. Estas palabras atribuidas al<br />

Jesús resucitado están tan profundamente entrelazadas en el esquema y<br />

reflexión teológica de Lucas sobre los encuentros de resurrección que por<br />

desgracia no nos permiten emplearlas como prueba de la espera pre-pentecostal<br />

de los discípulos. La promesa más cierta del Espíritu por parte<br />

del Jesús histórico (Me 13, 11; párr. 14, 38) es la que les hizo de que<br />

los inspiraría cuando fueran llevados a los tribunales durante la persecución<br />

(final). Véase antes p. 151 s.

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