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JESUS y EL ESPIRITU

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Pentecostés 239<br />

a incluir una vision imaginaria de Jesús, incluso después de los<br />

cuarenta días; tuvo que pertenecer a la tradición de Pentecostés<br />

(d. Hch 22, 17; 26, 19).<br />

En segundo lugar, no se sigue del primer argumento de<br />

Dobschütz que Pablo y Juan confundieran las manifestaciones<br />

de la resurrección con las experiencias del Espíritu carismático.<br />

Nosotros tenemos que examinar todavía por qué Pablo pudo<br />

describir su experiencia del Espíritu como «Cristo en mí» (cf.<br />

cap. IX). Pero ya se ha demostrado que Pablo distinguió muy claramente<br />

entre su opbtbénai por un lado y sus visiones más tardías<br />

y demás experiencias carismáticas por otro. Pablo, ciertamente,<br />

no reconocería a Hch 2 como una manera de reflejar el<br />

contenido de 1 Ca 15, 6.<br />

En tercer lugar, von Dobschütz describe la manifestación a<br />

los 500, demasiado precipitadamente, como misión. Es improbable<br />

que la manifestación a los 500 fuese comprendida como misión;<br />

de otro modo ellos habrían sido reconocidos como apóstoles,<br />

no precisamente como «hermanos». De la misma manera,<br />

no existe ninguna base de los 500 como comunidad, como Iglesia<br />

fundadora del cristianismo. El sentido de comunidad no está<br />

asociado a aquellas manifestaciones de la resurrección 46; los implicados<br />

son presentados más como individuos y como grupos de<br />

testigos individuales de la resurrección. En el caso de los 500,<br />

en particular, Pablo no les reconoce como comunidad, sino como<br />

testigos individuales (

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