JESUS y EL ESPIRITU
JESUS y EL ESPIRITU JESUS y EL ESPIRITU
234 Jesús y el Esplris« rido primero en la experiencia del Espíritu, llegara a una forma de terminología técnica para los implicados en ella durante una etapa posterior 31. En consecuencia, no nos sorprende que podamos reconocer el lenguaje distintivo de Pentecostés en el Nuevo Testamento. Ekchéo (derramarse) aparece con el Espíritu predominantemente en el contexto de la narración de Pentecostés tHcb 2, 17. 18. 33). Pero el uso de Pentecostés se refleja también en Tito 3, 6 Y en el uso de la forma helenística griega ekchfnnomai en Hch 10, 45 Y Rm 5, 5. Esto sugiere que Lucas fue capaz de servirse él mismo de la primitiva terminología cristiana tradicional en su relato de Hechos 2. En consecuencia, fue totalmente posible que él hubiera tenido a mano una tradición común de las comunidades primitivas, profundamente enraizada, que describía la primera «efusión» del Espíritu en el tiempo y lugar indicados por Lucas 32. En resumen, no es de ningún modo cierto, aunque tampoco sea completamente improbable que los acontecimientos históricos descritos en H ch 2, 1-13 tuvieran lugar en el primer Pentecostés después de la muerte de jesús 33. 25.3. ¿Fue realmente "Pentecostés" una manifestación de fa resurrección? Ahora tenemos casi aclarada la base de 10 que constituye nuestro interés fundamental: ¿qué sucedió realmente en Pentecostés? A la luz de nuestra consideración anterior, la manera más apropiada de plantear la cuestión es preguntar, primero, ¿cuál fue la relación de la experiencia de Pentecostés con las manifestaciones de la resurrección? ¿Fueron experiencias diferentes? y si lo fueron, ¿en qué consistió la diferencia? Una vez más la descripción de Lucas de estos primeros meses (pocos) impide al lector crédulo reconocer la garra total de, la cuestión. Porque como ya hemos señalado Lucas da a entender 31. El mejor ejemplo en la reciente historia religiosa es el papel central que juega la frase «bautismo en el Espíritu» en el desarrollo del pentecostalismo (véase]. D. G. DUNN, Spirit-baptism and Pentecostalism, S]T 23 [1970] 397-407). 32. Nunca tuvo mucha aceptación la posibilidad de una tradición diferente tHcb 4. 31, de fecha indeterminada); véase]. DuPONT, The sources 01 Acts, ET Darton, Longman & Todd 1964, ante todo, cap. 2. 33. Así también E. LO\lSE, Bedeutung 436; B. REICKE, Glaube taid Leben der Urgemeinde, Zürich 1957, 28; ]. KREMER, Piingstbericb 126. 213. 259 s.; y los autores citados en las notas anteriores 23 y 28 y la mayoría de los comentaristas de lengua inglesa; d. W. G. KÜMMEL, Tbeology 130 s.
Pentecostés 235 que Pentecostés fue algo completamente separado de y posterior a la sucesión de las manifestaciones de la resurrección. Las manifestaciones propias de la resurrección, es decir, las manifestaciones que refrendaron al apóstol, fueron limitadas a los cuarenta días después de Pascua. El Espíritu no se derramó hasta unos diez días después. Pero la presentación de Lucas sobre esto no puede ser aceptada tal como está; se trata de un fragmento fruto de su concepto material de las manifestaciones de la resurrección y de la ascensión, y está determinado teológicamente 34. La manifestación de la resurrección a Pablo tiene lugar ciertamente bastante después de los cuarenta días, que ya habían pasado. Si se dio una «ascensión», que llevó a un final decisivo las manifestaciones de la resurrección, o si tuvo lugar alguna otra realidad como final de las manifestaciones de la resurrección, reconocida por la comunidad primitiva como completando el círculo de los apóstoles, entonces Pablo nunca hubiera sido aceptado como apóstol. Es el mismo Pablo quien parece ser el primero en escribir finis bajo la lista de las manifestaciones de la resurrección (
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rido primero en la experiencia del Espíritu, llegara a una forma<br />
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reconocer el lenguaje distintivo de Pentecostés en el Nuevo<br />
Testamento. Ekchéo (derramarse) aparece con el Espíritu predominantemente<br />
en el contexto de la narración de Pentecostés<br />
tHcb 2, 17. 18. 33). Pero el uso de Pentecostés se refleja también<br />
en Tito 3, 6 Y en el uso de la forma helenística griega<br />
ekchfnnomai en Hch 10, 45 Y Rm 5, 5. Esto sugiere que Lucas<br />
fue capaz de servirse él mismo de la primitiva terminología<br />
cristiana tradicional en su relato de Hechos 2. En consecuencia,<br />
fue totalmente posible que él hubiera tenido a mano una tradición<br />
común de las comunidades primitivas, profundamente enraizada,<br />
que describía la primera «efusión» del Espíritu en el tiempo<br />
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En resumen, no es de ningún modo cierto, aunque tampoco<br />
sea completamente improbable que los acontecimientos históricos<br />
descritos en H ch 2, 1-13 tuvieran lugar en el primer Pentecostés<br />
después de la muerte de jesús 33.<br />
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resurrección? Ahora tenemos casi aclarada la base de 10 que constituye<br />
nuestro interés fundamental: ¿qué sucedió realmente en<br />
Pentecostés? A la luz de nuestra consideración anterior, la manera<br />
más apropiada de plantear la cuestión es preguntar, primero,<br />
¿cuál fue la relación de la experiencia de Pentecostés con las manifestaciones<br />
de la resurrección? ¿Fueron experiencias diferentes?<br />
y si lo fueron, ¿en qué consistió la diferencia?<br />
Una vez más la descripción de Lucas de estos primeros meses<br />
(pocos) impide al lector crédulo reconocer la garra total de, la<br />
cuestión. Porque como ya hemos señalado Lucas da a entender<br />
31. El mejor ejemplo en la reciente historia religiosa es el papel central<br />
que juega la frase «bautismo en el Espíritu» en el desarrollo del<br />
pentecostalismo (véase]. D. G. DUNN, Spirit-baptism and Pentecostalism,<br />
S]T 23 [1970] 397-407).<br />
32. Nunca tuvo mucha aceptación la posibilidad de una tradición diferente<br />
tHcb 4. 31, de fecha indeterminada); véase]. DuPONT, The sources<br />
01 Acts, ET Darton, Longman & Todd 1964, ante todo, cap. 2.<br />
33. Así también E. LO\lSE, Bedeutung 436; B. REICKE, Glaube taid<br />
Leben der Urgemeinde, Zürich 1957, 28; ]. KREMER, Piingstbericb 126.<br />
213. 259 s.; y los autores citados en las notas anteriores 23 y 28 y la<br />
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