JESUS y EL ESPIRITU

Pentecostés 229
En consecuencia, por una parte, parece como que existieron
diversos individuos y grupos cuya experiencia del Espíritu V de
fe en Jesús, fue, al menos inicialmente, independiente de Jerusalén.
Al mismo tiempo, por otra parte, es difícil evitar la con
clusión de que Jerusalén fue el punto principal de desarrollo, en
importancia. El impulso principal para el crecimiento de una
comunidad que se gozaba en las ricas experiencias del Espíritu y
centraba su fe en Jesús como Mesías e Hijo del Hombre procedió
de Jerusalén. Si los primeros años de cristianismo podrían
parecerse a una zarza ardiendo, entonces sería posible ilustrar
la situación concibiendo el foco mayor (Jerusalén) extendiéndose
poco a poco para unir y asumir otros muchos focos más pequeños
que habrían surgido independientemente o por un chispazo fortuito.
Entonces, si Hechos 2 representa el nacimiento de la
comunidad cristiana como tal en Jerusalén podemos concluir
que el Pentecostés hierosolimitano fue algo definitivo para el
crecimiento del cristianismo en su conjunto.
25.2. ¿Cuándo? Una vez respondida la cuestión, ¿dónde?,
la próxima pregunta que se plantea por sí misma es, obviamente,
¿cuándo? ¿Cuándo tuvieron lugar los acontecimientos descritos
en Hch 2, 1-13? El ímpetu de entusiasmo carismático, ¿se desbordó,
en primer lugar, en la experiencia de los discípulos de
Jerusalén en el mismo día de Pentecostés? ¿O anteriormente,
como una consecuencia más inmediata a las primeras manifestaciones
de la resurrección (d. Jn 20, 19-23)? ¿O más tarde, después
que los discípulos comenzaron a vivir ya como una comunidad,
y a propagarse? Lucas, ciertamente, nos propone que fue
en Pentecostés cuando comenzó todo (Hch 2, 1) 13. Pero Lucas
está utilizando ya la serie de acontecimientos registrados en Hechos
1-2 para crear un núcleo teológico consistente; en particular,
para trazar una profunda distinción entre el antes y el después
del alba de la época del Espíritu 14. Es posible, en consecuencia,
que su datación del acontecimiento descrito en Hechos
2, en el día de Pentecostés, sea también la consecuencia de su
13. Sobre en f6 sympléroústbai véase, ante todo, K. 1. SCHMIDT, Die
['[ingsterzdblung; und das Piingstereignis, Leipzig 1919, 8 ss.; K. LAKE­
H. J. CADBURY, Tbe Beginnings 01 Christianity Part 1: Tbe Acts 01 the
Apostles, vol. 4, MacmilIan 1933, 16 S.; N. ADLER, Das erste cbristlicbe
Plingstiest, Münster 1938, 118·21.
14. Van Baer 77·85; J. D. G. DUNN, Baptism, cap. 4.