JESUS y EL ESPIRITU
JESUS y EL ESPIRITU JESUS y EL ESPIRITU
226 Jesús y el Espíritu diversos individuos continuaron llamándose a sí mismos discípulos suyos y reuniéndose a la mesa común 5. ¿Se iniciaron estos grupos independientemente de los acontecimientos de Jerusalén, mediante un fuego espiritual espontáneo, por decirlo de algún modo? Hubo manifestaciones de la resurrección en Galilea según una tradición suficientemente seria (Me 16, 7; Mt 28, 16 ss.; JII 21; d. cap. IV, notas 140, 143.) ¿No dieron éstas como resultado alguna experiencia de comunidad, y algún impulso a la misión? ¿Hubo un «Pentecostés galileo»? Segunda, una prueba más fuerte es que Lucas concentra deliberadamente los primeros acontecimientos del cristianismo en Jerusalén; y 10 hace de tal forma que parece excluir cualquier otro contendiente. Esto es evidente desde su interpretación de Me 16, 7 6 • Donde Marcos dice: «Id a decir a sus discípulos y a Pedro que os precederá en Galilea; allí le veréis como os ha di. cho», Lucas dice en su lugar: «Acordaos como os habló estando aún en Galilea ... » (Le 24, 6). El omite también completamente la referencia anterior de Marcos sobre las manifestaciones de la resurrección en Galilea (Me 14, 28). Asimismo, el mandato ( ¡dado el Domingo de Resurrección! ), de que los discípulos deberían permanecer en Jerusalén, «hasta que seáis revestidos del poder de lo alto», parece descartar la posibilidad, según opina Lucas, de las manifestaciones de la resurrección en Galilea (Le 24,49; también Heh 1,4) 7. Si Lucas ha tratado de esta forma las tradiciones de la manifestación, ¿no pudo haber tratado de manera semejante la tradición de Pentecostés? Ignorar todas las otras tradiciones sobre un «Pentecostés» paralelo, y concentrar toda la atención en Jerusalén estaría totalmente de acuerdo con la versión de los orígenes cristianos que Lucas deseaba propagar. Tercera, parece bastante claro por los Hechos que a Lucas le gusta sacar a luz, sirviéndose de su narración, el papel central de Jerusalén en la misión cristiana (especialmente 8, 14 ss.; 9, 26 ss.; 11, 1 ss. 22 ss.; 15, 6 ss.). Y sin embargo, al menos en dos ocasiones de gran importancia, no hay ningún intento de 5. Tales grupos pueden haber sido los que conservaron muchos de los dichos de Jesús y de las narraciones sobre las curaciones que hizo (cf., en especial, E. TRocMÉ, Jesus). 6. Así lo reconocen muchos comentaristas, por ejemplo, A. R. C. LEANEY, Luke 292; R. H. FULLER, Resurrection 97 s.; Q'COLLINS, [ésus 23; d. 1. H. MARSHALL, Luke, Historian and Tbeologian, Paternoster 1970, 155 s. 7. Con todo, véase luego nota 28.
Pentecostés 227 establecer un vínculo con Jerusalén. La comunidad de Damasco era evidentemente tan carismática como la de Jerusalén; Pablo estaba «lleno del Espíritu Santo» (d. 2, 4) por la imposición de manos de Ananías (9, 17); pero Lucas ni siquiera sugiere que su espiritualidad procedía de Jerusalén. ¿Se desarrolló la Comunidad de Damasco independientemente de la de Jerusalén (originada quizás gracias a un «Pentecostés galileo? 8. Igual significado tiene la descripción de Lucas sobre la primera manifestación a Apolo. Evidentemente su experiencia cristiana no había procedido de la fuente de Jerusalén; «sólo conocía el bautismo de Juan», y su discernimiento del «camino de Dios» era defectuoso (18, 25 s.). Con todo «estaba bien informado del camino del Señor» y no carecía de experiencia sobre el Espíritu (l8, 25: «con fervor de Espíritu») 9. ¿Cuál fue el «Pentecostés» de Apolo? ¿Cuándo y dónde tuvo lugar? Además, no deberíamos olvidar Me 9, 38-40 (d. Mt 7, 15-23) como prueba de la existencia de otros grupos carismáticos que utilizaban el nombre de Jesús, pero que fueron independientes de la fuente( s) principal del cristianismo representada por Marcos (y Mateo) 10. En consecuencia, cobra fuerza la impresión de que los principios del cristianismo no estuvieron en su totalidad tan patentes y tan bien definidos como Lucas sugiere; en particular, que Jerusalén no fue la única fuente del entusiasmo de Pentecostés; que existieron otros «Pentecostés» en diversos lugares. Por otra parte, sería del todo injustificado presentar los orígenes del cristianismo como un multiplicarse de diversos y desconectados mini-Pentecostés. Dos consideraciones indican peculiarmente que la presentación de Lucas de un determinado Pentecostés en Jerusalén no fue sin fundamento histórico. En primer lugar, está la actitud de Pablo sobre Jerusalén. Es completamente evidente por Ca 1, 2, que para Pablo sólo un centro del cristianismo podía pretender la primacía; sólo un centro podía justificar su derecho a determinar el evangelio, y este fue Jerusalén. Sin embargo, por mucho que procediera su evangelio de su propia experiencia de Jesús (cí. § 20, 1) Y de los creyentes de Damasco y Antioquía, todavía fue importante para él que los Apóstoles de Jerusalén aprobaran su evangelio; nin- 8. E. LOHMEYER, Galiláa 53 SS.; ELLIOT-BINNS 43 S.; W. SCHMITHALS, Paul 34. 9. Véase J. D. G. DUNN, Baptism 88. 10. Cf. J. D. E. DUNN, Baptism 85.
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Pedro que os precederá en Galilea; allí le veréis como os ha di.<br />
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Tercera, parece bastante claro por los Hechos que a Lucas le<br />
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LEANEY, Luke 292; R. H. FULLER, Resurrection 97 s.; Q'COLLINS, [ésus<br />
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