JESUS y EL ESPIRITU

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184 Jesús y el Espíritu extraño a la experiencia de Cristo como poder dentro de él (Ga 2, 20; Rm 8, 10); es su propia formulación la que define la experiencia del Espíritu que da vida como experiencia del último Adán (1 Co 15, 45). En todo esto está fácilmente de acuerdo con los adversarios gnósticos; él fue tan familiar como 10 fueron ellos con el Cristo neumático, el poder interior. Pero en Damasco no experimentó sólo el poder interior, sino más bien, él percibió una persona exteriormente; no sólo el don de la gracia (l Ca 15, 10), sino la manifestación de Jesús resucitado (15, 8). La exigencia suya de que su visión de Jesús fue algo distintivo, en consecuencia no fue formulada ligeramente, y tampoco puede ser rechazada sin más. Un pasaje que puede proporcionar alguna dificultad a esta conclusión es Col 2, 18; el otro único pasaje en el que Pablo usa óráo para un ver visionario. Desafortunadamente, no es totalmente evidente 10 que piensa Pablo: «Que nadie con afectada humildad o con el culto de los ángeles os prive del premio, haciendo alarde (thelón) de 10 que ha visto (a eóraken embatyon], hinchándose vanamente bajo el efecto de su inteligencia carnaL.. ». El problema de 10 que significa (á eóraken embateyan) en la mitad de la frase, nunca se ha resuelto totalmente; cada hipótesis tiene sus dificultades 52. La pista más probable para una solución está en el reconocimiento de que ébateyo era un término técnico en las religiones mistéricas para el acto de iniciación en los misterios 53. Parece como si Pablo recogiera la frase de sus adversarios corintios 54, y la citara a medias de un modo exclamativo, uniéndola solo libremente al contexto 55. Entonces tenemos aquí un paralelo posible de la propia visión iniciática de Pablo. ¿Por qué Pablo, que construyó tantas cosas sobre su propia opbtbénai habló con tanto desdén de las perspectivas iniciáticas de sus protagonistas colosenses? La respuesta puede estar en el sentido de 10 distintivo que ya hemos mostrado. El opbtbénoi de Pablo 52. C. F. D. MauLE, Te Epistle to tbe Colossians and to Pbilemon, Cambridge 1957, 104 ss. 53. Véase, en especial, E. LoHSE, Colossians and Pbilemon, KEK, ET Fortress 1971, 119ss. y la bibliografía allí citada. 54. E. LoHSE, Colossians 119 s. y nota 47. 55. Otra atlernativa es la de relacionar la frase más estrechamente con lo que sigue: «lleno de orgullo sin raz6n por lo que vio cuando fue iniciado» (A. Fridrichsen W. F. en Arndt - F. W. Gingrich embateytJ); así también N. TURNER, A Grammar 01 New Testament Greek vol. 3, T. & T. Clark 1963, 246.

Manifestaciones de la Resu"ecci6n 18' fue una visión de Jesús con todas las implicaciones escatológicas e histórico-salvíficas (Col 2, 17), tanto como cosmológicas (Col 1, 15-20) Y sociales (Col 2, 19), Y fue para Pablo algo más que una visión de ángeles 56 o una relación cósmica 57. Se trataba de una visión que le impulsó a la misión; no le condujo meramente a una serie de prácticas ascéticas que facilitaran la soberbia individualista y la forma más sutil de la propia satisfacción (2, 18. 23). Pero nos estamos anticipando (d. § 20). En resumen, Pablo estaba convencido de que Jesús vivía y se apareció a él. Con la luz cegadora que percibió en las afueras de Damasco nació en él una convicción inquebrantable que era Jesús a quien estaba viendo: «la gloria de Dios en el semblante de Jesucristo». El no lo podrá describir más adelante; pero lo pudo describir! hasta aquí. Esta experiencia no tuvo comparación en su vida posterior, ni la reconoció igual en la experiencia de los demás. Las únicas experiencias comparables fueron las manifestaciones de la resurrección a los apóstoles primitivos. 20. La peculiaridad de la experiencia de la conversión de Pablo. La misión apostólica El otro aspecto pertinente de la experiencia de Damasco para Pablo fue su misión. Es importante recalcar lo dicho anteriormente (§ 18, 2), que cuando Pablo menciona su experiencia de Damasco, lo hace siempre en el contexto del tema de su kerygma y de su apostolado. Nunca habla de su conversión en cuanto tal; la manifestación de la resurrección nunca se recuerda como comienzo de su fe y vida cristianas 58. El nunca habla de la manifestación de Jesús a él como algo importante en sí mismo. El énfasis se apoya en su misión. Ga 1, 16: Dios «se complació 56. W. L. KNox sugirió que el pensamiento del v. 18 estaba muy estrechamente relacionado. Escribe en St Paul and the Chruch 01 tbe Gentiles, Cambridge 1939, 170: «Tampoco deben dejarse impresionar por quienes intentaron imponerles cotas más altas de hechos especiales, uro gidas como medio de ganarse a los ángeles, cuyas apariciones en visión les indicarían los progresos que hablan hecho en ordena a cosas más altas». 57. Cf. la experiencia de iniciaciln al misterio de Isis que tuvo Lucio, y que citamos en párr. 52, 2; véase también LoHSE, Colossians 120 ss. 58. J. KNox, Cbapters in a Lile 01 Paul, A. & C. Black 1954, 117; O. WILCKENS, Die Bekehrung des Paulus als religionsgescbicbtlicbes Problem, ZTK 56 (1959) 273 ss.

184 Jesús y el Espíritu<br />

extraño a la experiencia de Cristo como poder dentro de él (Ga<br />

2, 20; Rm 8, 10); es su propia formulación la que define la<br />

experiencia del Espíritu que da vida como experiencia del último<br />

Adán (1 Co 15, 45). En todo esto está fácilmente de acuerdo<br />

con los adversarios gnósticos; él fue tan familiar como 10 fueron<br />

ellos con el Cristo neumático, el poder interior. Pero en Damasco<br />

no experimentó sólo el poder interior, sino más bien, él<br />

percibió una persona exteriormente; no sólo el don de la gracia<br />

(l Ca 15, 10), sino la manifestación de Jesús resucitado (15, 8).<br />

La exigencia suya de que su visión de Jesús fue algo distintivo,<br />

en consecuencia no fue formulada ligeramente, y tampoco puede<br />

ser rechazada sin más.<br />

Un pasaje que puede proporcionar alguna dificultad a esta<br />

conclusión es Col 2, 18; el otro único pasaje en el que Pablo usa<br />

óráo para un ver visionario. Desafortunadamente, no es totalmente<br />

evidente 10 que piensa Pablo: «Que nadie con afectada humildad<br />

o con el culto de los ángeles os prive del premio, haciendo<br />

alarde (thelón) de 10 que ha visto (a eóraken embatyon], hinchándose<br />

vanamente bajo el efecto de su inteligencia carnaL.. ». El<br />

problema de 10 que significa (á eóraken embateyan) en la mitad<br />

de la frase, nunca se ha resuelto totalmente; cada hipótesis tiene<br />

sus dificultades 52. La pista más probable para una solución está<br />

en el reconocimiento de que ébateyo era un término técnico en<br />

las religiones mistéricas para el acto de iniciación en los misterios<br />

53. Parece como si Pablo recogiera la frase de sus adversarios<br />

corintios 54, y la citara a medias de un modo exclamativo, uniéndola<br />

solo libremente al contexto 55. Entonces tenemos aquí un<br />

paralelo posible de la propia visión iniciática de Pablo. ¿Por<br />

qué Pablo, que construyó tantas cosas sobre su propia opbtbénai<br />

habló con tanto desdén de las perspectivas iniciáticas de sus<br />

protagonistas colosenses? La respuesta puede estar en el sentido<br />

de 10 distintivo que ya hemos mostrado. El opbtbénoi de Pablo<br />

52. C. F. D. MauLE, Te Epistle to tbe Colossians and to Pbilemon,<br />

Cambridge 1957, 104 ss.<br />

53. Véase, en especial, E. LoHSE, Colossians and Pbilemon, KEK, ET<br />

Fortress 1971, 119ss. y la bibliografía allí citada.<br />

54. E. LoHSE, Colossians 119 s. y nota 47.<br />

55. Otra atlernativa es la de relacionar la frase más estrechamente<br />

con lo que sigue: «lleno de orgullo sin raz6n por lo que vio cuando fue<br />

iniciado» (A. Fridrichsen W. F. en Arndt - F. W. Gingrich embateytJ);<br />

así también N. TURNER, A Grammar 01 New Testament Greek vol. 3,<br />

T. & T. Clark 1963, 246.

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