JESUS y EL ESPIRITU
JESUS y EL ESPIRITU JESUS y EL ESPIRITU
100 Jesús y el Espíritu ellos intentaran explicarlo como un poder espiritual malo. Pero las consecuencias beneficiosas aclararon sobradamente que en Jesús se trataba de un poder para el bien. Ciertamente, parece haber tratado el ataque con algún desprecio. Era tan evidente para él que el poder experimentado y mostrado en su persona era de Dios que su actitud fue más bien parca con aquellos que rehusaron reconocer lo que era tan transparente. Jesús dijo a quienes le criticaban, en efecto, lo siguiente: «Podéis pensar que sólo me estáis criticando a mí, pero debéis comprender ciertamente que en realidad estáis blasfemando contra el Espíritu» 61. c) Lo característico de la conciencia de Jesús sobre el poder escatológico, impregna muy fuertemente este logion, en la seriedad con la que él consideró las críticas a su actividad de exorcista. Rechazar o negar el poder desplegado por él, era colocar la critica más allá del perdón. Todos los otros pecados y blasfemias podían ser perdonados, incluyendo presumiblemente las maldiciones dirigidas contra los seres celestiales, incluso contra el mismo nombre de Dios (a pesar del Lv 24, 11 ss.) 62. Para los rabinos «hablar contra el Espíritu Santo» significaría «hablar contra la Ley» 63. iJesús colocó su propia inspiración por encima de la Ley! Aquí, ciertamente, existe una conciencia del Espíritu sin paralelo real en el tiempo. Aquí advertimos que se expresa claramente el sentido del temor reverencial en Jesús, la cualidad numinosa, la finalidad escatológica del poder que le poseía 64. En él, en su acción, Dios estaba presente y activo de una forma decisiva y última. Rechazar su ministerio era rechazar a Dios, y así se rechazaba también el perdón. 61. CL D. A. FROVIG 184 ss. 62. CL E. LOVESTAM, 46; también Evangelio de Tomás, 44. 63. P. BILLERBECK 1, 637 s. 64. CL H. SASSE, [esus Christ the Lord, en Mysterium Cbristi, ed. G. K. A. Bell . A. Deissmann, Longmans 1930, 115 s.: «No se sabe cómo se puede entender este conflicto a menos que en su trasfondo se vea una conciencia de la realidad del Espíritu Santo tan poderosa que, en su comparación, se esfume en la nada todo lo que los «pneumáricos» han experimentado tanto antes como desde entonces».
La experiencia de Jesús acerca de Dios. El Espíritu 9. La conciencia de Jesús acerca del Espíritu. El ungido de Is 61, 1 En la comprensión propia de Jesús sobre sus exorcismos hemos entrado dentro del núcleo de su autoridad y de sus convicciones escatológicas. Su conciencia de un poder espiritual tan real, tan eficaz, tan nuevo y tan definitivo, fue la fuente al mismo tiempo de su proclamación de la presencia del reino futuro y de su autoridad en hechos y palabras. Esta conciencia se resume en una palabra: «Espíritu». Su conciencia de estar poseído y de ser utilizado únicamente por el Espíritu divino, fue el móvil de su misión y la clave de su eficacia. Esta conclusión se hace más consistente cuando la entrelazamos con otra línea del contenido sinóptico, que puede retrotraerse con seguridad, en cuanto a la ubicación, a la vida de Jesús. Me refiero a las sentencias que se encuentran en 1s 61, 1; Le 4, 18 s.; 6, 20 s.; Mt 5, 3-6; Mt 11, 6; Le 7, 18-23. 9.1. Le 4, 18 s. Es la única cita formal de Ls 61, 1 s. Jesús en la sinagoga de Nazaret explicita la afirmación de estar cumpliendo la profecía de Isaías: Ha sido ungido por el Espíritu del Señor. Si esto fuera una tradición auténtica ofrecería una base inestimable para el conocimiento de la conciencia de Jesús sobre el Espíritu. Sin embargo, todo el pasaje es, casi con certeza, una construcción de Lucas sobre la base de Marcos o de otra tradición diferente similar a la de Marcos, como reconoce la mayoría de los comentadores 65. La pretensión de un significado mesiánico IZO sugerido y abierto al principio del ministerio de Jesús, está muy lejos de lo que se conoce del Jesús histórico mediante los mismos sinópticos, y es demasiado parecido al catálogo no histórico de los títulos cristológicos en el primer capítulo del Evangelio de Juan para permitir un juicio contrario. Es cierto que algunos eruditos han sugerido que Lucas 4, 16-JO pertenece a la Q. H. Schürmann, a este respecto ha estudiado la cuestión recientemente con cuidado y con alguna convicción 66. Pero su argumentación no nos conduce más allá, puesto que opina que, 65. Véase, por ejemplo, H. SCHÜRMANN, Das Lukasevangelium 1, Herder 1969, 242 Y los autores que cita en nota 162. 66. Zur Traditionsgescbichte der Nazareth-Perikope Lk 4, 16-30, en Mélanges Bibliques (Rigaux Festschrift) 197·205. 101
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para él que el poder experimentado y mostrado en su persona<br />
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que en realidad estáis blasfemando contra el Espíritu» 61.<br />
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con la que él consideró las críticas a su actividad de exorcista.<br />
Rechazar o negar el poder desplegado por él, era colocar<br />
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así se rechazaba también el perdón.<br />
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cómo se puede entender este conflicto a menos que en su trasfondo se<br />
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