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Etnias y árboles - Escuela de Historia

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Pero en una versión particular, la <strong>de</strong> un capitalismo <strong>de</strong> obraje: explotación <strong>de</strong>gradante <strong>de</strong> la naturaleza, explotación <strong>de</strong>gradante <strong>de</strong>l<br />

hombre, y proliferación <strong>de</strong>l latifundio.<br />

Fontana ubicaba a las etnias <strong>de</strong> chiriguanos en un espacio entre las altas montañas <strong>de</strong>l sur boliviano hasta Santa Cruz <strong>de</strong> la<br />

Sierra; en las quebradas <strong>de</strong> Abatiri, Guancaya y Sucre. De lengua guaraní, temerosos <strong>de</strong> los tobas, eran menos nómadas, sembraban<br />

maíz, mandioca, caña <strong>de</strong> azúcar y algodón. 373 El tembetá era su símbolo <strong>de</strong> socialización, pero también una forma <strong>de</strong> violencia sobre<br />

la propia naturaleza humana. Se trataba <strong>de</strong> discos <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra, <strong>de</strong> metal o resina endurecida, que se introducían <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la infancia en el<br />

labio inferior. Durante los primeros tiempos el sujeto experimentaba un verda<strong>de</strong>ro tormento. El dolor físico, forma iconoclasta <strong>de</strong> la<br />

belleza, expresaba un tipo <strong>de</strong> guerra interior entre el ser social y el ser natural. El primero <strong>de</strong>bía reprimir la furia, encrespamiento,<br />

in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia salvaje <strong>de</strong>l segundo. La domesticación <strong>de</strong>l ser natural a través <strong>de</strong>l dolor, elevaba a su más alta expresión estética al ser<br />

social. Los meses eran medidos por lunas (un mes, una luna) y a los años por fríos (un año, un frío).<br />

Los matacos estaban ubicados sobre las costas <strong>de</strong>l Pilcomayo hasta Salta, y en las costas <strong>de</strong> los ríos Bermejo, Teuco y Yegua<br />

Quemada. Entre chiriguanos y tobas, los matacos, poco numerosos, llevaban malas relaciones con las tribus vecinas, y temían sobre<br />

todo a los últimos. 374 Cercados por las propias etnias en una suerte <strong>de</strong> anillo <strong>de</strong> hierro, fueron los primeros en someterse a los cantones<br />

militares. Un informe <strong>de</strong>l comandante Napoleón Uriburu indicaba que trepaban por encima <strong>de</strong> cuatro mil las familias <strong>de</strong> matacos en<br />

1859 sobre el Bermejo, pero en 1872 no se contabilizaron más <strong>de</strong> mil. 375<br />

El avance <strong>de</strong> la frontera blanca sobre el territorio mataco siguió un mo<strong>de</strong>lo particular en el contexto Chaco. La dominación<br />

fue más rápida, con un sometimiento <strong>de</strong> tipo encomen<strong>de</strong>ro en pleno XIX. Para po<strong>de</strong>r mantener a la población extremeña <strong>de</strong> Orán, el<br />

gobernador <strong>de</strong> Salta les repartió en 1859 solares <strong>de</strong> media cuadra a cada indio a condición <strong>de</strong>l traslado. En Orán pasaron a ser el<br />

peonaje <strong>de</strong> los blancos, pero pronto empezaron las fugas hacia la sopa selvática. La creación <strong>de</strong> necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> mercado,<br />

preferentemente alcohol o armas, acercaba continuamente a los clanes a las nuevas plantaciones <strong>de</strong> caña <strong>de</strong> azúcar. Estas crearon a<br />

fines <strong>de</strong>l XIX y con suma rapi<strong>de</strong>z una sofisticada organización <strong>de</strong> conchabadores, tránsito <strong>de</strong> clanes, estudio <strong>de</strong> perfil psicológico <strong>de</strong><br />

los caciques, intercambios, progresiva y calculada tirantez interétnica. La llave <strong>de</strong> dominación se elevaba sobre el uso provisional <strong>de</strong><br />

la fuerza <strong>de</strong> trabajo. Los clanes se traían <strong>de</strong> los bosques, <strong>de</strong> las sabanas orientales, para trabajar cinco o seis meses. Después se los<br />

<strong>de</strong>jaba en libertad para regresar a la "barbarie". Las tribus se integraban provisional y miserablemente al mercado, y se <strong>de</strong>svinculaban<br />

<strong>de</strong> él luego para retornar a la naturaleza. La frontera se <strong>de</strong>slizaba por carriles económicos antes que militares. Las relaciones <strong>de</strong><br />

producción <strong>de</strong> plantación se imponían sobre los aborígenes antes que las expediciones. Los blancos -según el propio Napoleón<br />

Uriburu- se quedaban con tierras aborígenes <strong>de</strong>salojando a estos por medio <strong>de</strong>l anuncio espantoso <strong>de</strong> su pronta esclavitud, y<br />

recomendándoles por ello buscar otros lugares don<strong>de</strong> conservar la libertad. Como últimos estallidos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>scontento previo al avance<br />

<strong>de</strong> la frontera capitalista, tres mil indios asolaron el <strong>de</strong>partamento <strong>de</strong> la colonia Rivadavia en 1863, arrastrando a la mayoría <strong>de</strong>l<br />

ganado. La represión que siguió tuvo una inusitada violencia. Se cazaban mujeres y niños para esclavitud, y se <strong>de</strong>gollaba<br />

provisionalmente a los indios mansos. 376 La élite salteña entendía <strong>de</strong> aborígenes, <strong>de</strong> las formas <strong>de</strong> control y disciplinamiento, mucho<br />

más que la santafecina, porteña e incluso santiagueña. El tipo <strong>de</strong> explotación gana<strong>de</strong>ra que irradiaba la frontera santafecina no<br />

necesitaba en cambio <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo étnica. Eso llevó a consi<strong>de</strong>rar al indio como un extraño al medio territorial, <strong>de</strong>biendo ser<br />

eliminado en consecuencia. Pero a<strong>de</strong>más el enfrentamiento era aquí con tobas y mocobíes, cuya <strong>de</strong>streza en guerra no convencional<br />

resultaba sorpren<strong>de</strong>nte.<br />

La frontera salteña expandía un modo <strong>de</strong> producción agrícola <strong>de</strong> gran plantación, que no maduraría sin fuerza <strong>de</strong> trabajo<br />

india. Hacia la década <strong>de</strong> 1870 el ejército se abocó a la tarea, en esta última frontera, <strong>de</strong> or<strong>de</strong>nar los flujos migratorios indios,<br />

formalizar contratos <strong>de</strong> trabajo únicos, reglamentar los salarios según la experiencia étnica adquirida. Las unida<strong>de</strong>s productivas <strong>de</strong><br />

Salta y Jujuy ya solicitaban al ejército en el Chaco, hacia 1872, dos mil indios trabajadores anuales. El propio ejército se<br />

373 Fontana, op.cit, 97-99.<br />

374 Í<strong>de</strong>m, 101.<br />

375 Napoleón Uriburu: "Memoria elevada por el jefe <strong>de</strong> la frontera Norte <strong>de</strong> Salta al Ministerio <strong>de</strong> Guerra". En Fontana, op. cit, 105-110.<br />

376 Uriburu, "Informe...", í<strong>de</strong>m, 107.

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