Etnias y árboles - Escuela de Historia
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tierras, y extracción <strong>de</strong> riquezas. Chaco en cambio, en el límite <strong>de</strong> los dos siglos, sería unilateralmente tanino y quebracho. La<br />
multiformidad productiva y <strong>de</strong> expansión patagónica era expresivamente mayor.<br />
La tesis <strong>de</strong> inferioridad <strong>de</strong>l espacio se sustentaba en la <strong>de</strong> sub<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las razas. Para el espíritu británico, al que<br />
se aferraban con mayor o menor profundidad las élites patricias argentinas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mediados <strong>de</strong>l XIX, quedaba claro que era errónea la<br />
i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que a las "razas bárbaras" en cuanto se les exhibieran las costumbres <strong>de</strong> la vida civilizada no podrían ya <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> admitir su<br />
superioridad y rápidamente las adoptarían. Se aceptaba el origen común <strong>de</strong> toda la especie humana, pero se reconocía un esfuerzo<br />
para creer en eso mismo. 346 Las razas <strong>de</strong>l Chaco, bajo esta mirada, habían <strong>de</strong>jado atrás todos los vestigios <strong>de</strong> vitalidad mental. Sólo<br />
poseían astucia y habilidad, cualida<strong>de</strong>s vinculadas más con el instinto que con la razón. 347 Se explicitaba que para estos hombres<br />
enten<strong>de</strong>r una i<strong>de</strong>a compleja era un misterio. Pero para la expresión capitalista, no sólo constituía un obstáculo la ocupación bárbara <strong>de</strong><br />
los gran<strong>de</strong>s espacios, sino a<strong>de</strong>más que estas razas fuesen sujetos incompetentes para consumir, es <strong>de</strong>cir para la movilización <strong>de</strong> los<br />
recursos <strong>de</strong> la producción. 348 Quedaba claro por lo <strong>de</strong>más, que el trabajo asalariado como fuente <strong>de</strong> ganancia <strong>de</strong> la nueva civilización,<br />
sería una "tortura" para las tribus. Hacia 1850, esta conclusión evi<strong>de</strong>nciaba la impostergable necesidad <strong>de</strong> arrasar militarmente con<br />
los bárbaros. No había tiempo para la reeducación o en todo caso ésta sería una medida económica sin perspectivas, onerosa sin<br />
contraparte. No se abrirían libros <strong>de</strong> cuentas para su integración. Estas razones eran tal vez las mejores para un ataque en toda la línea<br />
a la otra <strong>de</strong>l antiguo jesuitismo. El capitalismo no podía contar con ese tiempo largo para la aculturación, transculturación y<br />
reeducación, que los jesuitas dispusieron y facturaron <strong>de</strong> manera organizada y sutil. De allí que aparecía como una evi<strong>de</strong>ncia<br />
provi<strong>de</strong>ncial <strong>de</strong>l éxito <strong>de</strong>l sistema, el mirar alre<strong>de</strong>dor y ya no encontrar indios. Observar su rápida extinción. "En una palabra, no<br />
hace falta poseer un po<strong>de</strong>r profético para pre<strong>de</strong>cir que llegará el día en que cientos <strong>de</strong> razas, con sus millones <strong>de</strong> integrantes, que<br />
vivieron en el hemisferio que ahora <strong>de</strong>signamos con el nombre <strong>de</strong> Nuevo Mundo, habrá <strong>de</strong>saparecido para siempre, y su nombre y su<br />
lenguaje quedarán olvidados". 349 Esta conclusión provocaba una euforia. Advertía que pronto, tal vez mucho antes <strong>de</strong> lo<br />
imaginado, los millares <strong>de</strong> leguas cuadradas <strong>de</strong>l Gran Chaco estarían en dominio <strong>de</strong> las relaciones capitalistas. Se lo significaba como<br />
la contemplación <strong>de</strong> un cambio sublime y misterioso. Sin duda un <strong>de</strong>signio <strong>de</strong> la Provi<strong>de</strong>ncia, y entonces "las ilimitadas riquezas <strong>de</strong><br />
la tierra serán <strong>de</strong> ese modo <strong>de</strong>sarrolladas y <strong>de</strong>stinadas al beneficio <strong>de</strong> la gran familia humana que ha surgido <strong>de</strong> las razas escandinava<br />
y celta". 350<br />
El cristianismo había tratado a su manera misional <strong>de</strong> educar a las "razas débiles". Los gobiernos ayudaron con<br />
influencia política. Pero todo fue en vano. Esta conclusión apresurada, apresuraba a su turno el fervor <strong>de</strong> ocupación legítima <strong>de</strong> los<br />
dos espacios argentinos no integrados: Chaco y Patagonia. El "progreso social" no había seguido a la conversión cristiana y moral<br />
<strong>de</strong> los pocos salvajes doblegados. Nuevo elemento <strong>de</strong> prueba. Por lo <strong>de</strong>más, luego <strong>de</strong> la aceptación <strong>de</strong> fe no se lograba una<br />
amalgama civilizatoria sino que los cristianizados mantenían su i<strong>de</strong>ntidad cultural y se volvían incapaces <strong>de</strong> un avance mental. 351<br />
Para poner en Chaco en producción -aún cuando no se sabía exactamente cuál sería ella- era necesario observar a los<br />
aborígenes como grupos aislados por completo, <strong>de</strong>srrelacionados íntegramente con el entorno. Ningún efecto <strong>de</strong>bería ocurrir al<br />
hábitat si estos <strong>de</strong>sapareciesen. La inferioridad <strong>de</strong> las razas conferidas al espacio, presentaban la certidumbre moral <strong>de</strong> la<br />
explotación/<strong>de</strong>sintegración/asolamiento <strong>de</strong>l Chaco como contribución al <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la familia humana, a su bienestar y felicidad.<br />
En un espacio sub<strong>de</strong>sarrollado no habría por supuesto relaciones mutuas <strong>de</strong> sus miembros, las comunida<strong>de</strong>s vegetales y animales no<br />
existirían como tales y por tanto tampoco tendrían interacciones <strong>de</strong> ninguna especie.<br />
El todo ecológico se <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>naba en una agrupación anárquica <strong>de</strong> individuos <strong>de</strong>sconectados. La comunidad biótica<br />
como una compleja asociación <strong>de</strong> vegetales, animales y etnias inter<strong>de</strong>pendientes que habitaban el área Chaco, serían organismos sin<br />
reacciones entre sí. A lo sumo, una aproximación a la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> ecosistema en las mentes más sensibles, no iba más allá <strong>de</strong> la visión <strong>de</strong><br />
un grupo <strong>de</strong> museo que permanecía estable mientras <strong>de</strong>sfilaban ante sus vitrinas generaciones tras generaciones <strong>de</strong> visitantes. 352 Era<br />
obvio que el capitalismo <strong>de</strong>l XIX, atendiendo a sus razones <strong>de</strong> acumulación, no estaba en condiciones siquiera <strong>de</strong> atisbar respecto a<br />
346<br />
William Mac Cann (1853): Viaje a Caballo por las Provincias Argentinas. Buenos Aires, Solar-Hachette, 1969, 182.<br />
347<br />
Í<strong>de</strong>m, 182.<br />
348<br />
"Nos consi<strong>de</strong>ramos valiosos cuando la utilidad gobierna nuestras costumbres, y el espíritu se expan<strong>de</strong> mediante la adquisición <strong>de</strong> conocimientos, en tanto que<br />
los salvajes nos <strong>de</strong>sprecian por estas mismas razones. Les recomendamos que aumenten el número <strong>de</strong> sus necesida<strong>de</strong>s, en tanto que la perfección <strong>de</strong> la virilidad<br />
in<strong>de</strong>pendiente, en su opinión, es la reducción <strong>de</strong> dichas necesida<strong>de</strong>s". Mac Cann, op. cit, 182.<br />
349<br />
Í<strong>de</strong>m, 183.<br />
350<br />
Í<strong>de</strong>m, 183-84<br />
351<br />
Í<strong>de</strong>m, 186.<br />
352<br />
George L. Clarke: Elementos <strong>de</strong> Ecología. Barcelona, Omega, 1980, 32-35.